¡Tauromaquia como asignatura de protocolo! Están idiotas...
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«El toreo es una actividad muy respetuosa con el animal y con las tradiciones» «Hoy en día, desgraciadamente, hay una crisis de afición; mucha gente se queda con el sentimiento del sufrimiento»
E. CAMPO
Alfonso Jiménez, torero de corazón y director adjunto del hotel Wellington de oficio, lidió ayer en La Granda con los alumnos del curso de Protocolo, a quienes les expuso los secretos de la tauromaquia: un mundo que oculta grandes secretos para los profanos.
-Es un mundo altamente conocido pero, al mismo tiempo, inmensamente desconocido, sobre todo en las nuevas generaciones. Hoy en día, desgraciadamente, hay una gran crisis de afición. Cuando vas a una plaza de toros hay dos tipos de públicos: el aficionado y el que va como acto social o festivo, pero que no tiene afición. En este segundo grupo entran también los espectadores que acuden para ver ciertas figuras del toreo, como Rivera.
-Sin embargo, la Feria de Begoña, que se celebra estos días en Gijón, despierta gran expectaciónÉ
-Yo estuve el martes en Miraflores, con un cartelazo, y no había ni media entrada. Depende de las plazasÉ
-¿Por qué esa crisis?
-La gente joven no ha sido atraída por el mundo de los toros, que se desconoce. Mucha gente se queda en el sentimiento del sufrimiento animal, y las corrientes antitaurinas, indudablemente, no son favorables a la fiesta. Te encuentras gente que está haciendo una batalla contra los toros, hay otros a quienes simplemente no les atraeÉ Hoy en día los toros tampoco tienen gran repercusión mediática, a excepción de la parte social. Para que abran un telediario tiene que pasar una gran desgracia. Si no, normalmente no es noticiable ni una puerta grande en una feria de primera.
-¿Cuáles son los orígenes de la liturgia taurina?
-Es pura historia. Viene desde que surge la relación hombre-toro y se establecen unas normas. Es una actividad, un arte, un espectáculo que tiene cosas muy curiosas, como la participación tan activa del público. Es quien tiene en su poder la concesión de los máximos triunfos, es algo totalmente democrático. También es una actividad que ha mantenido la tradición como ninguna y muy respetuosa, en la que entran en juego el respeto al animal y a las tradiciones: es algo muy nuestro, y en ningún momento es algo cruel.
-Es decir, que pese a la muerte del toro, se le respeta.
-Creo que hay pocas personas que amen tanto a un toro como un torero. Es cierto que el toro sufre, y tampoco es justificación que antes de eso viva como un rajá. Pero se podría decir mucho del amor de lidiadores y aficionados.
-Desde fuera, parece que todo está reglamentado.
-Todo, y la liturgia se respeta al máximo. Para mí, en un torero, lo más llamativo es cómo se enfrenta a la muerte.
E. CAMPO
Alfonso Jiménez, torero de corazón y director adjunto del hotel Wellington de oficio, lidió ayer en La Granda con los alumnos del curso de Protocolo, a quienes les expuso los secretos de la tauromaquia: un mundo que oculta grandes secretos para los profanos.
-Es un mundo altamente conocido pero, al mismo tiempo, inmensamente desconocido, sobre todo en las nuevas generaciones. Hoy en día, desgraciadamente, hay una gran crisis de afición. Cuando vas a una plaza de toros hay dos tipos de públicos: el aficionado y el que va como acto social o festivo, pero que no tiene afición. En este segundo grupo entran también los espectadores que acuden para ver ciertas figuras del toreo, como Rivera.
-Sin embargo, la Feria de Begoña, que se celebra estos días en Gijón, despierta gran expectaciónÉ
-Yo estuve el martes en Miraflores, con un cartelazo, y no había ni media entrada. Depende de las plazasÉ
-¿Por qué esa crisis?
-La gente joven no ha sido atraída por el mundo de los toros, que se desconoce. Mucha gente se queda en el sentimiento del sufrimiento animal, y las corrientes antitaurinas, indudablemente, no son favorables a la fiesta. Te encuentras gente que está haciendo una batalla contra los toros, hay otros a quienes simplemente no les atraeÉ Hoy en día los toros tampoco tienen gran repercusión mediática, a excepción de la parte social. Para que abran un telediario tiene que pasar una gran desgracia. Si no, normalmente no es noticiable ni una puerta grande en una feria de primera.
-¿Cuáles son los orígenes de la liturgia taurina?
-Es pura historia. Viene desde que surge la relación hombre-toro y se establecen unas normas. Es una actividad, un arte, un espectáculo que tiene cosas muy curiosas, como la participación tan activa del público. Es quien tiene en su poder la concesión de los máximos triunfos, es algo totalmente democrático. También es una actividad que ha mantenido la tradición como ninguna y muy respetuosa, en la que entran en juego el respeto al animal y a las tradiciones: es algo muy nuestro, y en ningún momento es algo cruel.
-Es decir, que pese a la muerte del toro, se le respeta.
-Creo que hay pocas personas que amen tanto a un toro como un torero. Es cierto que el toro sufre, y tampoco es justificación que antes de eso viva como un rajá. Pero se podría decir mucho del amor de lidiadores y aficionados.
-Desde fuera, parece que todo está reglamentado.
-Todo, y la liturgia se respeta al máximo. Para mí, en un torero, lo más llamativo es cómo se enfrenta a la muerte.