«Que Dios reparta suerte»

20.03.08 - Dori Sabaniel Campaña.

Sr. Director de IDEAL: Con las palabras que dan título a esta carta, terminó un escrito dirigido a este periódico refiriéndose a todos los que participaban en la matanza de toros celebrada en Atarfe el día de Andalucía. Yo también me sumo a esa suerte, bien lo sabe Dios. Y lo hago porque mi apuesta por encima de todo, será por la vida nunca por la muerte.

Aunque siga pensando que estos festejos son una auténtica maldad. Aunque siga pensando que no existe ni un solo argumento razonable ni consistente que justifique la tortura de animales, menos aún como espectáculo. Aunque siga pensando que esto es absolutamente vergonzoso para un país supuestamente moderno y democrático. Aunque me resulte patético, incomprensible y de una insensi- bilidad y un cinismo absoluto utilizar esta barbarie para actos benéficos. Me cuesta creer que sea esta la manera más adecuada para ayudar a personas necesitadas.

Queda patente una vez más hasta donde llega la insensatez y la inconsciencia del ser humano, el todopoderoso.

Sería absurdo y ridículo por mi parte pensar que ese 'Dios reparta suerte' incluya también al toro ¿verdad? Algo imposible y fuera de lugar en un espectáculo en donde el arte de matar al animal forma parte del mismo.

Sin embargo, yo también quiero desearte a ti, toro, suerte. Deseo y espero que tu matador y compañía tengan 'buena mano'. Que sean certeros con sus armas. Que no te atraviesen el costado. Que no sufras trece, ni cinco, ni dos estocadas. Que sea solo una la que acabe con tu vida.

Lo siento con toda mi alma, pero es todo lo que pude desearte en ese día de Andalucía. Lo único que podré desearte cada vez que te lleven a la plaza.

Pero te prometo querido y bellísimo toro, aunque para ellos, fíjate, seas tú la bestia, que seguiré luchando hasta el fin de mis días para que tu tragedia en la plaza deje de representar en ese mundo hostil que te rodea, el triunfo y la gloria.

Mientras tanto, escucha, escucha toro valiente, estas palabras que te dedicó tu amigo y poeta Ángel Padilla: «Qué bello eres, toro, en este mundo, qué grande son tus ojos desde el negro, qué hermosa es tu carrera hacia la vida, que horrenda es tu caída hacía la muerte. Descansa en paz, toro, descansa... Recuerda la dehesa... ¿El trapo te aleja!».