«Todas nuestras decisiones importantes son de tipo animal» Jean-Jacques Annaud. Entrevista.
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ABC, 12 Diciembre 2008.
«Todas nuestras decisiones importantes son de tipo animal» Jean-Jacques Annaud_Director de cine.
A los 65 años, Jean-Jacques Annaud derrocha pasión cuando habla de su carrera, que abarca títulos tan dispares (entre sí y comparados con el cine comercial) como «En busca del fuego», «El oso», «El nombre de la rosa», «El amante» y «Enemigo a las puertas». Él mismo explica su evolución, sin reparar en gastos verbales: «Yo iba para perfecto intelectual francés. Entonces me enviaron a África y me enamoré nada más abrir la puerta del avión, sin entender por qué. Descubrí una sociedad fundada en valores diferentes y eso me revolvió por dentro. Tuve la sensación de que me habían enseñado el mundo de la razón, pero no el de la emoción. Por eso hice la película «Blanco y negro en color», que ganó un Oscar y es una especie de declaración de amor a África».
Su segundo título no pudo ser más consecuente: «Aprendí mucho de antropología y algunos años más tarde tuve ganas de hablar del hombre universal en el filme «En busca del fuego». Para esa película estudié la sociedad de los primates y de los animales en general. Para gran estupor mío, me di cuenta de que soy un mamífero y de que ese aprendizaje de mí mismo, lejos de asustarme, me permitió amar lo más material de mi vida, el amor, y a respetarlo, pensando que es un acto maravilloso donde el sentimiento se expresa en un regreso total a la animalidad».
«Después de haber aprendido el funcionamiento de la sociedad de los primates», prosigue, «quise aprender de los osos, los antílopes, las mariposas... y me fascina percibir que todas las decisiones importantes que se hacen en la vida son decisiones de tipo instintivo impulsadas por la parte animal. Es un discurso que hemos olvidado porque los pensadores de nuestra vivilización han querido refrenar esa parte bárbara que tenemos. A la gente le asusta lo que siente, sin entender que es natural».
Mitología griega
En «Su majestad Minor», también tiene una importancia capital la mitología griega: «Me admira, porque se cuentan las historias más terribles, de engaños, de dioses que tienen setecientos amantes, que se transforman en águila para llevarse a un niño, la reina de Creta se enamora de un toro y se disfraza de vaca para que el toro la pueda penetrar... Lo que me fascina de la mitología es la sencillez con que plantea problemas que nos atormentan y que no resolveremos porque no queremos abordarlos. La película retoma todo esto. No es correcta ni convencional, porque aborda temas que molestan, aunque no habría molestado cinco siglos antes de Cristo».
Annaud, pese a todo, niega ser un provocador, aunque admite ser un privilegiado por poder hacer películas con total libertad, sin pensar en ningún resultado comercial. El guión de «Su majestad Minor» fue escrito por Gérard Brach, quien murió nada más empezar el rodaje. No debe de ser casualidad que le saliera una comedia a un hombre que estaba cerca de la muerte. «Cuando salí de la escuela de cine hice 500 películas publicitarias, que tienen una duración tan corta que no se puede conmover, pero sí hacer reír. A mí me gustaba mucho la comedia y hace tiempo que quería hacer una película cómica. Ésta es un poco el testamento de mi amigo Brach, del surrealismo, del pensamiento libre, de una idea muy relajada de la sexualidad. Seguro que ese deseo de alegría tenía que ver con los últimos días de su vida. Después de haber hecho muchos grandes guiones, para Ferreri, Antonioni, Konchalovsky, Pasolini... Brach quería morir después de hacer esta película. Me lo pidió».
«Todas nuestras decisiones importantes son de tipo animal» Jean-Jacques Annaud_Director de cine.
A los 65 años, Jean-Jacques Annaud derrocha pasión cuando habla de su carrera, que abarca títulos tan dispares (entre sí y comparados con el cine comercial) como «En busca del fuego», «El oso», «El nombre de la rosa», «El amante» y «Enemigo a las puertas». Él mismo explica su evolución, sin reparar en gastos verbales: «Yo iba para perfecto intelectual francés. Entonces me enviaron a África y me enamoré nada más abrir la puerta del avión, sin entender por qué. Descubrí una sociedad fundada en valores diferentes y eso me revolvió por dentro. Tuve la sensación de que me habían enseñado el mundo de la razón, pero no el de la emoción. Por eso hice la película «Blanco y negro en color», que ganó un Oscar y es una especie de declaración de amor a África».
Su segundo título no pudo ser más consecuente: «Aprendí mucho de antropología y algunos años más tarde tuve ganas de hablar del hombre universal en el filme «En busca del fuego». Para esa película estudié la sociedad de los primates y de los animales en general. Para gran estupor mío, me di cuenta de que soy un mamífero y de que ese aprendizaje de mí mismo, lejos de asustarme, me permitió amar lo más material de mi vida, el amor, y a respetarlo, pensando que es un acto maravilloso donde el sentimiento se expresa en un regreso total a la animalidad».
«Después de haber aprendido el funcionamiento de la sociedad de los primates», prosigue, «quise aprender de los osos, los antílopes, las mariposas... y me fascina percibir que todas las decisiones importantes que se hacen en la vida son decisiones de tipo instintivo impulsadas por la parte animal. Es un discurso que hemos olvidado porque los pensadores de nuestra vivilización han querido refrenar esa parte bárbara que tenemos. A la gente le asusta lo que siente, sin entender que es natural».
Mitología griega
En «Su majestad Minor», también tiene una importancia capital la mitología griega: «Me admira, porque se cuentan las historias más terribles, de engaños, de dioses que tienen setecientos amantes, que se transforman en águila para llevarse a un niño, la reina de Creta se enamora de un toro y se disfraza de vaca para que el toro la pueda penetrar... Lo que me fascina de la mitología es la sencillez con que plantea problemas que nos atormentan y que no resolveremos porque no queremos abordarlos. La película retoma todo esto. No es correcta ni convencional, porque aborda temas que molestan, aunque no habría molestado cinco siglos antes de Cristo».
Annaud, pese a todo, niega ser un provocador, aunque admite ser un privilegiado por poder hacer películas con total libertad, sin pensar en ningún resultado comercial. El guión de «Su majestad Minor» fue escrito por Gérard Brach, quien murió nada más empezar el rodaje. No debe de ser casualidad que le saliera una comedia a un hombre que estaba cerca de la muerte. «Cuando salí de la escuela de cine hice 500 películas publicitarias, que tienen una duración tan corta que no se puede conmover, pero sí hacer reír. A mí me gustaba mucho la comedia y hace tiempo que quería hacer una película cómica. Ésta es un poco el testamento de mi amigo Brach, del surrealismo, del pensamiento libre, de una idea muy relajada de la sexualidad. Seguro que ese deseo de alegría tenía que ver con los últimos días de su vida. Después de haber hecho muchos grandes guiones, para Ferreri, Antonioni, Konchalovsky, Pasolini... Brach quería morir después de hacer esta película. Me lo pidió».