"American Fondouk", un paraíso para animales en Marruecos.
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American Fondouk
Un paraíso para animales en la capital espiritual de Marruecos
Denys Frappier, canadiense de nacimiento y veterinario de profesión, dirige desde hace 14 años, la American Fondouk, en Fez, Marruecos, única clínica veterinaria gratuita de Fez y en funcionamiento desde 1927 en la que burros, mulas y caballos circulan como pacientes de pleno derecho que olvidan por unas horas la penuria laboral a la que se les somete por ser el único transporte de carga autorizado en una medina en la que el transporte motorizado no tiene cabida por sus estrechas calles. EFE/Zacarías García
Burros, mulas y caballos circulan por la única clínica veterinaria gratuita de Fez, la American Fondouk, como pacientes de pleno derecho que olvidan por unas horas la penuria laboral a la que se les somete por ser el único transporte de carga autorizado en la medina. EFE Situado a la entrada de la ciudad y totalmente desapercibido para quien no hace de su animal su medio de vida, el centro se erige como un paraíso para todos aquellos équidos a los que por falta de medios sus dueños obligan a largas jornadas de trabajo sin unos cuidados mínimos que velen por su estado.
"No todo es intencionado. Si tienes una mula que está mala, pero llega una persona y quiere que trabajes, te dices que mañana vas al veterinario. Y al día siguiente aparece otra y hay veces que no la llevas hasta el cuarto día. Pero hay que entender qué es más importante: ¿Ganar dinero para tener algo de comer o tratar al animal?", afirma el director ejecutivo de la clínica, Denys Frappier.
Veterinario de profesión y canadiense de nacimiento, Frappier dirige este centro desde hace 14 años, en los que asegura no haber visto muchos "casos extremos", pero sí múltiples dolencias menores que minan la fuerza de los animales y a la larga su capacidad para seguir siendo útiles.
"El principal problema son los parásitos intestinales. Luego las afecciones respiratorias, heridas y laceraciones, y después el resto: problemas de piel, de corazón, de vista...", indica el jefe de esta clínica por la que pasan unos 20.000 animales al año.
En su ránking de "pacientes" figuran primero las mulas, seguidas de perros, ovejas, burros, caballos y gatos, y, en menor medida, pájaros y hasta tortugas y algún camello, una heterogeneidad bien recibida por las diez personas que en total trabajan en el lugar, a las que se les unen de manera temporal estudiantes de veterinaria.
La fama de este centro abierto en 1927 y financiado por la Sociedad de Massachussets para la Prevención de Crueldad Contra los Animales (MSPCA) hace que hasta él acudan, según Frappier, personas de todo el país y que en algunas localidades, como Taounate, a unos 80 kilómetros de Fez, directamente se les considere "dioses".
Para lidiar con las clínicas veterinarias privadas de la ciudad aplican dosis de diplomacia y la política de "intentar no hacer lo que no es obligatorio", como por ejemplo vacunar, para evitar que el resto vea perjudicado sus negocios.
"Si no es imprescindible deberían ir a los centros privados, porque si lo hacemos nosotros, ¿Cómo van a vivir los demás? Van a cerrar o a morirse de hambre", señala Frappier, no sin admitir cierta laxitud con esa norma para permitir que los estudiantes en prácticas aprendan algunos procedimientos.
En lo que se muestra tajante es en su condena a los abusos contra los animales y en la necesidad de actuar contra ellos, a los que considera "ante todo una falta de respeto que no tiene nada que ver con ser pobre".
"Cuando veo que un animal ha sido sometido a abusos, si está aquí dentro, puedo retirárselo al dueño. Hay una ley que prohíbe maltratar a los animales, pero si está en la calle no puedo hacerlo, necesitaría llamar a la policía. Aquí dentro tengo toda la autoridad y si el animal necesita ser eutanasiado -asegura- también lo hacemos".
La Fundación ha establecido un pequeño fondo para ayudar a la gente pobre a la que se le mueren en el interior de ese recinto los animales, que en el caso de las mulas, si son viejas pueden costar 1.000 dirhams (unos 87 euros), y en el caso de las jóvenes hasta 10.000 dirhams.
"El hombre que trabaja en la medina no creo que pueda permitirse más de 1.000 dirhams. Son gente pobre, no hay duda de eso", lamenta Frappier, que reconoce que la precariedad de las condiciones de vida de esas personas hace que su labor sea "muy gratificante".
El director, que fue veterinario del equipo canadiense de hípica, admite que "trabajar en un centro privado y con caballos olímpicos por todo el mundo no tiene nada que ver con hacerlo con animales como éstos", cuyos dueños son "gente sin dinero que necesita trabajar para mantener a la familia".
Y sin embargo, planea retirarse e irse a disfrutar de sus seis nietos "en uno o dos años", los que tarden en finalizarse unas obras actualmente en marcha, algo que podría alargarse más de lo que tiene previsto, tal y como le pasó cuando llegó a Marruecos por un corto periodo de tiempo y acabó quedándose más de una década.
http://www.laopinion.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2008062700_9_155744__Sociedad-paraiso-para-animales-capital-espiritual-Marruecos
Un paraíso para animales en la capital espiritual de Marruecos
Denys Frappier, canadiense de nacimiento y veterinario de profesión, dirige desde hace 14 años, la American Fondouk, en Fez, Marruecos, única clínica veterinaria gratuita de Fez y en funcionamiento desde 1927 en la que burros, mulas y caballos circulan como pacientes de pleno derecho que olvidan por unas horas la penuria laboral a la que se les somete por ser el único transporte de carga autorizado en una medina en la que el transporte motorizado no tiene cabida por sus estrechas calles. EFE/Zacarías García
Burros, mulas y caballos circulan por la única clínica veterinaria gratuita de Fez, la American Fondouk, como pacientes de pleno derecho que olvidan por unas horas la penuria laboral a la que se les somete por ser el único transporte de carga autorizado en la medina. EFE Situado a la entrada de la ciudad y totalmente desapercibido para quien no hace de su animal su medio de vida, el centro se erige como un paraíso para todos aquellos équidos a los que por falta de medios sus dueños obligan a largas jornadas de trabajo sin unos cuidados mínimos que velen por su estado.
"No todo es intencionado. Si tienes una mula que está mala, pero llega una persona y quiere que trabajes, te dices que mañana vas al veterinario. Y al día siguiente aparece otra y hay veces que no la llevas hasta el cuarto día. Pero hay que entender qué es más importante: ¿Ganar dinero para tener algo de comer o tratar al animal?", afirma el director ejecutivo de la clínica, Denys Frappier.
Veterinario de profesión y canadiense de nacimiento, Frappier dirige este centro desde hace 14 años, en los que asegura no haber visto muchos "casos extremos", pero sí múltiples dolencias menores que minan la fuerza de los animales y a la larga su capacidad para seguir siendo útiles.
"El principal problema son los parásitos intestinales. Luego las afecciones respiratorias, heridas y laceraciones, y después el resto: problemas de piel, de corazón, de vista...", indica el jefe de esta clínica por la que pasan unos 20.000 animales al año.
En su ránking de "pacientes" figuran primero las mulas, seguidas de perros, ovejas, burros, caballos y gatos, y, en menor medida, pájaros y hasta tortugas y algún camello, una heterogeneidad bien recibida por las diez personas que en total trabajan en el lugar, a las que se les unen de manera temporal estudiantes de veterinaria.
La fama de este centro abierto en 1927 y financiado por la Sociedad de Massachussets para la Prevención de Crueldad Contra los Animales (MSPCA) hace que hasta él acudan, según Frappier, personas de todo el país y que en algunas localidades, como Taounate, a unos 80 kilómetros de Fez, directamente se les considere "dioses".
Para lidiar con las clínicas veterinarias privadas de la ciudad aplican dosis de diplomacia y la política de "intentar no hacer lo que no es obligatorio", como por ejemplo vacunar, para evitar que el resto vea perjudicado sus negocios.
"Si no es imprescindible deberían ir a los centros privados, porque si lo hacemos nosotros, ¿Cómo van a vivir los demás? Van a cerrar o a morirse de hambre", señala Frappier, no sin admitir cierta laxitud con esa norma para permitir que los estudiantes en prácticas aprendan algunos procedimientos.
En lo que se muestra tajante es en su condena a los abusos contra los animales y en la necesidad de actuar contra ellos, a los que considera "ante todo una falta de respeto que no tiene nada que ver con ser pobre".
"Cuando veo que un animal ha sido sometido a abusos, si está aquí dentro, puedo retirárselo al dueño. Hay una ley que prohíbe maltratar a los animales, pero si está en la calle no puedo hacerlo, necesitaría llamar a la policía. Aquí dentro tengo toda la autoridad y si el animal necesita ser eutanasiado -asegura- también lo hacemos".
La Fundación ha establecido un pequeño fondo para ayudar a la gente pobre a la que se le mueren en el interior de ese recinto los animales, que en el caso de las mulas, si son viejas pueden costar 1.000 dirhams (unos 87 euros), y en el caso de las jóvenes hasta 10.000 dirhams.
"El hombre que trabaja en la medina no creo que pueda permitirse más de 1.000 dirhams. Son gente pobre, no hay duda de eso", lamenta Frappier, que reconoce que la precariedad de las condiciones de vida de esas personas hace que su labor sea "muy gratificante".
El director, que fue veterinario del equipo canadiense de hípica, admite que "trabajar en un centro privado y con caballos olímpicos por todo el mundo no tiene nada que ver con hacerlo con animales como éstos", cuyos dueños son "gente sin dinero que necesita trabajar para mantener a la familia".
Y sin embargo, planea retirarse e irse a disfrutar de sus seis nietos "en uno o dos años", los que tarden en finalizarse unas obras actualmente en marcha, algo que podría alargarse más de lo que tiene previsto, tal y como le pasó cuando llegó a Marruecos por un corto periodo de tiempo y acabó quedándose más de una década.
http://www.laopinion.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2008062700_9_155744__Sociedad-paraiso-para-animales-capital-espiritual-Marruecos