Animales en la carretera. Estudio del RACC.
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Diario de Jerez, 15 agosto 2008.
Los caballos causan el 20% de los accidentes de tráfico con animales.
Los perros encabezan esta lista negra elaborada conjuntamente por el RACC y la DGT, en la que advierten del incremento de siniestros ocasionados por equinos.
Los animales (domésticos y silvestres) han protagonizado el último estudio del Real Automóvil Club de Cataluña (RACC) con datos de la Dirección General de Tráfico, dado el importante incremento de colisiones en carretera entre vehículos y animales que se ha registrado en los últimos años. Entre sus conclusiones destaca el hecho de que los animales domésticos (perros, vacas, caballos u ovejas) provocan el 64 por ciento de los siniestros, mientras que los silvestres (ciervos, jabalíes o zorros), el 36 por ciento. Los perros encabezan esta lista negra con casi mil colisiones en todo el año, seguido por el ganado vacuno, con unos 400, y de los caballos, con 370 accidentes.
Según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT), durante 1999 fallecieron 18 personas en 15 accidentes de tráfico en los que estuvo involucrado un animal. Una cifra que se vio incrementada de manera alarmante en 2001, puesto que solo durante el primer trimestre se contabilizaron 6 accidentes mortales debido a la irrupción de un animal en la calzada, lo que significa un incremento del 500 por 100 frente al mismo período del año 2000. Los datos del año 2006 son aún peores. Los animales provocaron más de 10.000 accidentes de tráfico, causando casi mil heridos y 23 muertes.
Las colisiones con animales son más frecuentes en verano, pues a la ya clásica tendencia española de abandonar las mascotas hay que sumarle el hábito de pastar en libertad de los animales de mayor tamaño, como vacas y caballos. El incremento es marcado sobre todo los fines de semana, coincidiendo con un mayor número de desplazamientos y con las cacerías, que los desorientan y los dispersa. Además, las primeras horas de la mañana y las últimas de la tarde son cuando se registra la mayoría de los siniestros.
Según el Reglamento General de Circulación, los dueños de los animales domésticos (los silvestres no tienen propietario) son responsables de los daños que puedan causar. Si el animal está suelto en la vía y no ha provocado ningún accidente se considera una falta leve y al propietario se le puede imponer una sanción económica. Si está suelto en la vía y provoca un accidente, la responsabilidad penal o civil del dueño será decidida por la autoridad judicial. Si el accidente se produce en una autopista, el responsable será el dueño de la autopista, puesto que estas vías han de estar valladas.
Según la Fundación Purina, el problema del abandono de animales de compañía es muy importante ya que, según sus datos, en España se abandonan al año unos 100.000 perros y el doble de gatos.
Pero no sólo hay que hablar de imprudencia, sino también de falta de precaución, una situación que destaca Ecologistas en Acción. Desde la asociación explican que "es necesaria una nueva señalización, puesto que los conductores están muy acostumbrados a ver la señal del ciervo y no hacen caso".
La mayoría de los conductores reconoce que intenta esquivar al animal para evitar la colisión. Error. Desde el propio estudio se recomienda que se extreme la precaución ante la señal que advierte de la presencia de animales. Si advierte con antelación la presencia de animales, utilice el claxon y reduzca la velocidad y, si es de noche, haga cruce de luces: algunos animales, al ser deslumbrados, se asustan y se quedan inmóviles. Si el animal es pequeño (gato, ardilla, erizo...) y no fuera posible frenar, sujete firmemente el volante y continúe en línea recta. Si el animal es grande (vaca, caballo, ciervo...), su velocidad es moderada y la calzada lo permite, trate de esquivarlo. No frene de golpe, ni vuelva bruscamente a la calzada, podría volcar. Suelte el acelerador y sujete con fuerza el volante para mantener el control del coche. Además, trate, en lo posible, de no golpear al animal frontalmente, para evitar que penetre a través del parabrisas. Colisionar con un animal que llega a pesar más de 300 kilos puede ocasionar graves daños personales, incluso la muerte.
Los caballos causan el 20% de los accidentes de tráfico con animales.
Los perros encabezan esta lista negra elaborada conjuntamente por el RACC y la DGT, en la que advierten del incremento de siniestros ocasionados por equinos.
Los animales (domésticos y silvestres) han protagonizado el último estudio del Real Automóvil Club de Cataluña (RACC) con datos de la Dirección General de Tráfico, dado el importante incremento de colisiones en carretera entre vehículos y animales que se ha registrado en los últimos años. Entre sus conclusiones destaca el hecho de que los animales domésticos (perros, vacas, caballos u ovejas) provocan el 64 por ciento de los siniestros, mientras que los silvestres (ciervos, jabalíes o zorros), el 36 por ciento. Los perros encabezan esta lista negra con casi mil colisiones en todo el año, seguido por el ganado vacuno, con unos 400, y de los caballos, con 370 accidentes.
Según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT), durante 1999 fallecieron 18 personas en 15 accidentes de tráfico en los que estuvo involucrado un animal. Una cifra que se vio incrementada de manera alarmante en 2001, puesto que solo durante el primer trimestre se contabilizaron 6 accidentes mortales debido a la irrupción de un animal en la calzada, lo que significa un incremento del 500 por 100 frente al mismo período del año 2000. Los datos del año 2006 son aún peores. Los animales provocaron más de 10.000 accidentes de tráfico, causando casi mil heridos y 23 muertes.
Las colisiones con animales son más frecuentes en verano, pues a la ya clásica tendencia española de abandonar las mascotas hay que sumarle el hábito de pastar en libertad de los animales de mayor tamaño, como vacas y caballos. El incremento es marcado sobre todo los fines de semana, coincidiendo con un mayor número de desplazamientos y con las cacerías, que los desorientan y los dispersa. Además, las primeras horas de la mañana y las últimas de la tarde son cuando se registra la mayoría de los siniestros.
Según el Reglamento General de Circulación, los dueños de los animales domésticos (los silvestres no tienen propietario) son responsables de los daños que puedan causar. Si el animal está suelto en la vía y no ha provocado ningún accidente se considera una falta leve y al propietario se le puede imponer una sanción económica. Si está suelto en la vía y provoca un accidente, la responsabilidad penal o civil del dueño será decidida por la autoridad judicial. Si el accidente se produce en una autopista, el responsable será el dueño de la autopista, puesto que estas vías han de estar valladas.
Según la Fundación Purina, el problema del abandono de animales de compañía es muy importante ya que, según sus datos, en España se abandonan al año unos 100.000 perros y el doble de gatos.
Pero no sólo hay que hablar de imprudencia, sino también de falta de precaución, una situación que destaca Ecologistas en Acción. Desde la asociación explican que "es necesaria una nueva señalización, puesto que los conductores están muy acostumbrados a ver la señal del ciervo y no hacen caso".
La mayoría de los conductores reconoce que intenta esquivar al animal para evitar la colisión. Error. Desde el propio estudio se recomienda que se extreme la precaución ante la señal que advierte de la presencia de animales. Si advierte con antelación la presencia de animales, utilice el claxon y reduzca la velocidad y, si es de noche, haga cruce de luces: algunos animales, al ser deslumbrados, se asustan y se quedan inmóviles. Si el animal es pequeño (gato, ardilla, erizo...) y no fuera posible frenar, sujete firmemente el volante y continúe en línea recta. Si el animal es grande (vaca, caballo, ciervo...), su velocidad es moderada y la calzada lo permite, trate de esquivarlo. No frene de golpe, ni vuelva bruscamente a la calzada, podría volcar. Suelte el acelerador y sujete con fuerza el volante para mantener el control del coche. Además, trate, en lo posible, de no golpear al animal frontalmente, para evitar que penetre a través del parabrisas. Colisionar con un animal que llega a pesar más de 300 kilos puede ocasionar graves daños personales, incluso la muerte.