Bien por la alcaldesa de Lebrija
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El toro de fuego no salió por las presiones de quienes querían toros de carne y hueso...
MARIO FUENTES AGUILAR
LEBRIJA. Una de las noticias más lamentables de esta feria ha sido la imposibilidad de poder celebrar la suelta del toro de fuego, protagonizado por un hombre con una especie de canastilla con cohetes y petardos a hombros, que como cada año se da cita en la Plaza de España.
La causa de esta suspensión fue la concentración de un grupo minoritario a las puertas del Ayuntamiento que se opuso a que el evento se celebrara como medida de protesta por no haberse celebrado este año la tradiconal suelta de toros (animales) por la mañana por las calles, algo que llevaba anunciando el nuevo equipo de Gobierno desde hace varias semanas, ya que algunas personas se dedicaban a «pegar patadas y a tirarles piedras».
En torno a las nueve y media de la noche, varios cientos de personas se concentraban en la céntrica plaza lebrijana esperando a que diese comienzo el espectáculo, muy esperado sobre todo por jóvenes y niños. En el momento en el que los cinco toros de fuego iban a salir por la puerta principal del Consistorio, un grupo de unas treinta persona, la mayoría visiblemente embriagadas, se agolparon en la salida gritando e impidiendo la salida. En ese momento, unos seis agentes de la Policía Local se apostaron delante de ellos, lo que hizo que los manifestantes se agruparan y comenzaran con su recital de insultos y consignas en contra de la alcaldesa, de su equipo de Gobierno y de la Policía. Lo caldeado del ambiente provoco que algunos jóvenes que llegaban a la plaza se unieran al grupo que continuaban con sus cánticos e insultos, muy bien orquestados por algunos manifestantes más veteranos que desplegaron un par de pancartas reclamando la suelta de los toros.
A medida que se calentaban los ánimos, la Guardia Civil hizo acto de presencia y los agentesse situaron entre la puerta y los manifestantes.
Lo que comenzó como protesta moderada se fue volviendo poco a poco en una sucesión de insultos, sobre todo hacia la alcaldesa, María Fernández, que en ese momento se encontraban en la Alcaldía. Desde «Mari ven para acá que te vamos a torear» a «hijos de puta» o improperios que atentaban contra su integridad moral se pudieron oír en toda la Plaza de España.
Un portavoz de la Policía Local intentó en varias ocasiones negociar con los cabecillas de la concentración pero no hubo manera de tranquilizarlos y de que cejaran en su empeño. «Los toros no salen hoy», aseguraban. Incluso se llegó a amenazar con «volcar» los toros de fuego en el caso de que saliesen. Este cántico afectó en gran medida a los responsables del espectáculo pirotécnico, que vieron como realmente su integridad física podía correr peligro en el caso de que saliesen a la calle metidos bajo los toros.
Después de dos horas en la puerta del Ayuntamiento, los ánimos se calentaron aún más. Algunos manifestantes comenzaron a tirar naranjas que impactaron en el cuello de un agente, que tuvo que ser atendido.
Finalmente y viendo que el público que estaba en la plaza para presenciar el espectáculo se marchaba, desde la Alcaldía se tomo la decisión de suspender el acto, para evitar una carga policial que podría haber supuesto serios daños para los manifestantes. Muchos presentes se quejaban diciendo: «Unos pocos nos han fastidiado la fiesta a la mayoría».
MARIO FUENTES AGUILAR
LEBRIJA. Una de las noticias más lamentables de esta feria ha sido la imposibilidad de poder celebrar la suelta del toro de fuego, protagonizado por un hombre con una especie de canastilla con cohetes y petardos a hombros, que como cada año se da cita en la Plaza de España.
La causa de esta suspensión fue la concentración de un grupo minoritario a las puertas del Ayuntamiento que se opuso a que el evento se celebrara como medida de protesta por no haberse celebrado este año la tradiconal suelta de toros (animales) por la mañana por las calles, algo que llevaba anunciando el nuevo equipo de Gobierno desde hace varias semanas, ya que algunas personas se dedicaban a «pegar patadas y a tirarles piedras».
En torno a las nueve y media de la noche, varios cientos de personas se concentraban en la céntrica plaza lebrijana esperando a que diese comienzo el espectáculo, muy esperado sobre todo por jóvenes y niños. En el momento en el que los cinco toros de fuego iban a salir por la puerta principal del Consistorio, un grupo de unas treinta persona, la mayoría visiblemente embriagadas, se agolparon en la salida gritando e impidiendo la salida. En ese momento, unos seis agentes de la Policía Local se apostaron delante de ellos, lo que hizo que los manifestantes se agruparan y comenzaran con su recital de insultos y consignas en contra de la alcaldesa, de su equipo de Gobierno y de la Policía. Lo caldeado del ambiente provoco que algunos jóvenes que llegaban a la plaza se unieran al grupo que continuaban con sus cánticos e insultos, muy bien orquestados por algunos manifestantes más veteranos que desplegaron un par de pancartas reclamando la suelta de los toros.
A medida que se calentaban los ánimos, la Guardia Civil hizo acto de presencia y los agentesse situaron entre la puerta y los manifestantes.
Lo que comenzó como protesta moderada se fue volviendo poco a poco en una sucesión de insultos, sobre todo hacia la alcaldesa, María Fernández, que en ese momento se encontraban en la Alcaldía. Desde «Mari ven para acá que te vamos a torear» a «hijos de puta» o improperios que atentaban contra su integridad moral se pudieron oír en toda la Plaza de España.
Un portavoz de la Policía Local intentó en varias ocasiones negociar con los cabecillas de la concentración pero no hubo manera de tranquilizarlos y de que cejaran en su empeño. «Los toros no salen hoy», aseguraban. Incluso se llegó a amenazar con «volcar» los toros de fuego en el caso de que saliesen. Este cántico afectó en gran medida a los responsables del espectáculo pirotécnico, que vieron como realmente su integridad física podía correr peligro en el caso de que saliesen a la calle metidos bajo los toros.
Después de dos horas en la puerta del Ayuntamiento, los ánimos se calentaron aún más. Algunos manifestantes comenzaron a tirar naranjas que impactaron en el cuello de un agente, que tuvo que ser atendido.
Finalmente y viendo que el público que estaba en la plaza para presenciar el espectáculo se marchaba, desde la Alcaldía se tomo la decisión de suspender el acto, para evitar una carga policial que podría haber supuesto serios daños para los manifestantes. Muchos presentes se quejaban diciendo: «Unos pocos nos han fastidiado la fiesta a la mayoría».