Caballos abandonados terminan en el matadero de Mercasevilla.
Si hubiera que resumir los elementos icónicos de Jerez, rápidamente saltaría a la mente el vino y los caballos. Un animal que se solía identificar con el tronío y la elegancia de una ciudad y cuyo mercado ha sido bastante importante hace unos años. Ahora, sin embargo, no es difícil encontrar especies en solares abandonados o amarrados junto a cunetas de la carretera. Hablan por sí solos los números del matadero de Mercasevilla, situado en la capital hispalense y que le da servicio a la mayor parte del territorio andaluz, sobre todo Sevilla, Huelva y Cádiz. Éste, pasó de sacrificar 3.000 ejemplares en 2011 a 14.000 el año pasado. Si se cumplen las previsiones, este año se espera que la cifra aumente hasta los 15.000. ¿Qué ha pasado?
Diario de Cádiz, 4 marzo 2013
Benito Pizarro, presidente de Equus y conocedor de la historia del caballo en la ciudad, pone el acento en "esos 'nuevos ricos' que hicieron dinero a costa de la construcción y se compraron casas, coches y caballos. Ahora, con la burbuja inmobiliaria explotada y con problemas para llevarnos algo a la boca sale muy caro hacerse cargo de los animales, así que los abandonan sin pudor". Pizarro, además, analiza la "tremenda bajada el valor del caballo en el mercado. La rentabilidad de tener un caballo ha caído alrededor de un 70%. Ya casi ni existen yeguadas, solo quedan algunas de renombre".
El coste para mantener un caballo, si no se encuentra en una yeguada, puede elevarse "hasta 250 euros al mes, como mínimo. Ahora añade 'extras' como el veterinario, las medicinas o el dentista. Porque con el cambio del grano al pienso, los caballos desgastan menos los dientes y tienen que afilarlos", explica el presidente de Equus.
Sin embargo, para Pizarro hay un problema de base en el tema equino, que es "la concepción cultural del caballo. En España solo nos acordamos de los caballos para ir al Rocío y a la Feria. No podemos competir a nivel deportivo con Francia, Alemania, Holanda o Gran Bretaña, donde tienen una formación y aprendizaje que se encuentra a años luz de los nuestros".
José María, dueño de un picadero en la carretera del Calvario, en Jerez, asegura haberse encontrado, solo a lo largo del año pasado, "alrededor de 60 caballos abandonados en los alrededores de Jerez. Los casos más alarmantes fueron cuando nos encontramos dos fincas abandonadas con varios ejemplares en Arcos y El Puerto. Fueron los mismos vecinos los que se quejaban del ruido y los golpes de los pobres animales, completamente desnutridos". El experto en caballos explica alarmado "la brutal bajada del precio de los equinos. Caballos de pura raza que podían costar 20.000 euros, te los venden ahora por 3.000. Los de menor rango pueden llegar incluso a costar 300 euros, ¡cuando no te los regalan porque no los pueden mantener!".
Este hecho de la bajada de precios causa una economía sumergida que denuncia José María: "Ahora la gente acepta estos caballos con la intención de sacar dinero de su sacrificio. Antes, te podían dar 2 euros por cada kilo del caballo. Ahora, sin embargo, te suelen dar una cantidad según el caballo en su conjunto, aunque no deja de ser un negocio".
Benito Pizarro, además, acusa a España de ser un país "sin una legislación clara en cuanto a la compra de los caballos. En otros países, en la transacción, siempre se dejan claras las capacidades del ejemplar y el precio va en relación a éstas. En nuestro país se da la espalda al caballo en asuntos económicos".
La recogida de los animales en la vía pública es una competencia de la Delegación Municipal de Medio Ambiente, quien retira al caballo y avisa al dueño, tras ser localizado a través del microchip. Una vez que se da con él, tiene cinco días para recogerlo y asumir las costas del proceso derivado de la retirada del animal. Las sanciones y recuentos de los casos son llevados a cabo por la Oficina Comarcal Agraria, dependiente de la Consejería de Agricultura y el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil ( Seprona).
Debido a que la mayoría de centros dedicados al caballo se encuentra más allá del límite de sus posibilidades, los ejemplares que se recogen suelen terminar en el matadero de Mercasevilla. Una vez sacrificado el animal, la carne, en un 90%, se exporta a países como Francia, Italia o Rusia, aunque cada vez son más los restaurantes españoles que añaden el caballo a su carta.
Las asociaciones en defensa de los animales exigen cada vez más centros como el CYD Santa María de Málaga, un albergue que recoge équidos maltratados, abandonados, accidentados y terminales y se encarga de ellos hasta su adopción o "digna muerte"