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La caza mayor mueve casi cuatro millones cada año en la provincia
La cinegética es una gran fuente de riqueza para una zona en la que la caza menor genera cifras incluso superiores, aunque difíciles de cuantificar Cádiz, con 805 cotos, es un paraíso para esta actividad y atesora 17.000 licencias, pero el número de aficionados que llega de fuera es incalculable
MARÍA JOSÉ PACHECO/JEREZ
RIQUEZA. La actividad cinegética genera unos importantes beneficios económicos. / LA VOZ
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El último reducto salvaje
Los propietarios critican la falta de ayudas y las trabas burocráticas
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Lejos de tópicos antiguos y de la mala prensa que el imaginario colectivo ha otorgado siempre a la figura del cazador, lo cierto es que la cinegética es una actividad muy rentable económicamente para la provincia de Cádiz, además de una herramienta fundamental para la conservación de la naturaleza y la supervivencia de algunas especies animales.
Y es que, en una provincia donde la actividad agraria es importante pero da pocas alegrías, la cinegética se convierte en una importante fuente de riqueza para los propietarios de explotaciones, así como en un elemento dinamizador del empleo.
Según los datos de la Asociación de Productores de Caza de Andalucía (Aproca), sólo la actividad de la caza mayor (animales como los corzos, ciervos, gamos, etc.) puede mover cada año en la provincia unos 3,6 millones de euros. No en vano, y aunque todo depende de si el año ha sido bueno o no -lluvias abundantes, estado de la población animal, etc.- en cada temporada se cazan en Cádiz unos 5.920 animales de gran envergadura, lo que traducido a valores económicos supone unos 245.000 euros.
A esas cifras hay que unir la venta de los puestos para participar en las monterías, batidas o ganchos (unos 3.000 al año), y cuyo precio oscila entre los más económicos, de unos 450 euros, a los que llegan a alcanzar los 6.000. Tomando una cantidad media, Aproca calcula que el valor teórico de los puestos supone anualmente unos 2,8 millones de euros.
Al desglosar las necesidades de una actividad cinegética también hay que detenerse en las rehalas de perros -de 21 ejemplares cada una-. En cada evento se utilizan unas siete, que al precio de unos 240 euros cada una suman un total de 180.000 euros. Tampoco hay que olvidar a los más de 1.500 batidores que son necesarios cada temporada de caza mayor y que se llevan unos 72.000 euros, o los secretarios -la persona encargada de llevar al cazador a su puesto, y que contabiliza las piezas que le están permitidas abatir, e incluso los disparos que puede realizar-, a los que se destinan unos 16.000 euros.
Aproca también contabiliza los gastos por comidas, que suponen unos 170.000 euros, y recuerda que la cinegética también genera grandes gastos de alojamiento, desplazamientos, así como ganancias a las armerías por la venta de balas, rifles y complementos.
Y es que la provincia de Cádiz, con los 805 cotos que tiene registrados la Consejería de Medio Ambiente -alrededor de 120 son de caza mayor-, es un paraíso para los aficionados, también para los que prefieran la caza menor. Sobre todo porque en estas tierras, además de aves de todo tipo o conejos, se mantiene una de las colonias más importantes del mundo, casi la única, de perdiz roja en libertad. Las cifras que mueve este otro segmento cinegético son incluso superiores a las de la caza mayor, según destacan desde Aproca, pero se trata de un sector más opaco en el que es difícil cuantificar valores absolutos.
Lo que está claro es que, como destaca el jefe del Departamento de Caza de la Delegación de Medio Ambiente, José Sánchez, la provincia de Cádiz es una de las más completas y ricas en variedad cinegética de toda España. Así, Sánchez hace hincapié en las poblaciones de perdiz roja, o en la de conejos, que es cada vez más raro en otras zonas, o en la presencia de corzos, que apenas se ven ya más que aquí o en Málaga.
Y todo ello gracias a la labor de los propietarios de las fincas, que son los que año tras año velan por la conservación de estas especies y que hacen inversiones importantes para proporcionarles mejoras en sus hábitats «incluso cuando eso va en contra del aprovechamiento agrario de las explotaciones», insiste Sánchez.
Lo cierto es que, según opinan los aficionados y también la Administración, la actividad cinegética es necesaria para mantener la diversidad de la fauna y, sobre todo, para equilibrar el número de ejemplares de las especies. Según el representante de la Junta, «el papel del hombre, en ausencia de los depredadores naturales como el lobo o el oso, es sustituirlos en esa labor y evitar una proliferación excesiva que podría causar muchos daños».
Por eso, y porque la caza bien regulada y cumpliendo todas las normas de vedas y periodos de cría es casi como un deporte, la Junta ha otorgado en la provincia unas 17.000 licencias -su trámite se ha agilizado por la expedición en entidades bancarias colaboradoras-, aunque el número de aficionados que se desplazan hasta la zona para disfrutar de su infraestructura cinegética es incalculable, ya que es muy frecuente que lleguen de toda España y de muchos países del extranjero.
Y para controlarlos, Medio Ambiente cuenta con un centenar de inspectores en la provincia, a los que apoyan los agentes del Seprona (Guardia Civil), que realizan una vigilancia habitual en fincas y que también llevan a cabo inspecciones en monterías.
La cinegética es una gran fuente de riqueza para una zona en la que la caza menor genera cifras incluso superiores, aunque difíciles de cuantificar Cádiz, con 805 cotos, es un paraíso para esta actividad y atesora 17.000 licencias, pero el número de aficionados que llega de fuera es incalculable
MARÍA JOSÉ PACHECO/JEREZ
RIQUEZA. La actividad cinegética genera unos importantes beneficios económicos. / LA VOZ
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El último reducto salvaje
Los propietarios critican la falta de ayudas y las trabas burocráticas
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Lejos de tópicos antiguos y de la mala prensa que el imaginario colectivo ha otorgado siempre a la figura del cazador, lo cierto es que la cinegética es una actividad muy rentable económicamente para la provincia de Cádiz, además de una herramienta fundamental para la conservación de la naturaleza y la supervivencia de algunas especies animales.
Y es que, en una provincia donde la actividad agraria es importante pero da pocas alegrías, la cinegética se convierte en una importante fuente de riqueza para los propietarios de explotaciones, así como en un elemento dinamizador del empleo.
Según los datos de la Asociación de Productores de Caza de Andalucía (Aproca), sólo la actividad de la caza mayor (animales como los corzos, ciervos, gamos, etc.) puede mover cada año en la provincia unos 3,6 millones de euros. No en vano, y aunque todo depende de si el año ha sido bueno o no -lluvias abundantes, estado de la población animal, etc.- en cada temporada se cazan en Cádiz unos 5.920 animales de gran envergadura, lo que traducido a valores económicos supone unos 245.000 euros.
A esas cifras hay que unir la venta de los puestos para participar en las monterías, batidas o ganchos (unos 3.000 al año), y cuyo precio oscila entre los más económicos, de unos 450 euros, a los que llegan a alcanzar los 6.000. Tomando una cantidad media, Aproca calcula que el valor teórico de los puestos supone anualmente unos 2,8 millones de euros.
Al desglosar las necesidades de una actividad cinegética también hay que detenerse en las rehalas de perros -de 21 ejemplares cada una-. En cada evento se utilizan unas siete, que al precio de unos 240 euros cada una suman un total de 180.000 euros. Tampoco hay que olvidar a los más de 1.500 batidores que son necesarios cada temporada de caza mayor y que se llevan unos 72.000 euros, o los secretarios -la persona encargada de llevar al cazador a su puesto, y que contabiliza las piezas que le están permitidas abatir, e incluso los disparos que puede realizar-, a los que se destinan unos 16.000 euros.
Aproca también contabiliza los gastos por comidas, que suponen unos 170.000 euros, y recuerda que la cinegética también genera grandes gastos de alojamiento, desplazamientos, así como ganancias a las armerías por la venta de balas, rifles y complementos.
Y es que la provincia de Cádiz, con los 805 cotos que tiene registrados la Consejería de Medio Ambiente -alrededor de 120 son de caza mayor-, es un paraíso para los aficionados, también para los que prefieran la caza menor. Sobre todo porque en estas tierras, además de aves de todo tipo o conejos, se mantiene una de las colonias más importantes del mundo, casi la única, de perdiz roja en libertad. Las cifras que mueve este otro segmento cinegético son incluso superiores a las de la caza mayor, según destacan desde Aproca, pero se trata de un sector más opaco en el que es difícil cuantificar valores absolutos.
Lo que está claro es que, como destaca el jefe del Departamento de Caza de la Delegación de Medio Ambiente, José Sánchez, la provincia de Cádiz es una de las más completas y ricas en variedad cinegética de toda España. Así, Sánchez hace hincapié en las poblaciones de perdiz roja, o en la de conejos, que es cada vez más raro en otras zonas, o en la presencia de corzos, que apenas se ven ya más que aquí o en Málaga.
Y todo ello gracias a la labor de los propietarios de las fincas, que son los que año tras año velan por la conservación de estas especies y que hacen inversiones importantes para proporcionarles mejoras en sus hábitats «incluso cuando eso va en contra del aprovechamiento agrario de las explotaciones», insiste Sánchez.
Lo cierto es que, según opinan los aficionados y también la Administración, la actividad cinegética es necesaria para mantener la diversidad de la fauna y, sobre todo, para equilibrar el número de ejemplares de las especies. Según el representante de la Junta, «el papel del hombre, en ausencia de los depredadores naturales como el lobo o el oso, es sustituirlos en esa labor y evitar una proliferación excesiva que podría causar muchos daños».
Por eso, y porque la caza bien regulada y cumpliendo todas las normas de vedas y periodos de cría es casi como un deporte, la Junta ha otorgado en la provincia unas 17.000 licencias -su trámite se ha agilizado por la expedición en entidades bancarias colaboradoras-, aunque el número de aficionados que se desplazan hasta la zona para disfrutar de su infraestructura cinegética es incalculable, ya que es muy frecuente que lleguen de toda España y de muchos países del extranjero.
Y para controlarlos, Medio Ambiente cuenta con un centenar de inspectores en la provincia, a los que apoyan los agentes del Seprona (Guardia Civil), que realizan una vigilancia habitual en fincas y que también llevan a cabo inspecciones en monterías.
