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Cataluña. Objetivo
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Noticias
La Gaceta.es, 12 Noviembre 2008.
La cruzada antitaurina sigue embistiendo en Cataluña, objetivo: prohibir las corridas.
El Parlament ha admitido a trámite una Iniciativa Legislativa Popular para acabar con estos festejos. En 2007 sólo se celebraron 15 en la comunidad de Montilla; en Madrid, la primera plaza del mundo, hubo 148.
Madrid. El 17 de junio de 2007, la Monumental de Barcelona recibió con un lleno histórico a un torero madrileño, José Tomás. El de Galapagar volvía a los ruedos tras un retiro de cinco años y salió triunfante de esta plaza. Esa tarde supuso la reivindicación de la Fiesta Nacional en una ciudad, la capital catalana, oficialmente declarada antitaurina.
Fue una tarde de éxito que no se repite a menudo. En todo ese año, en la provincia de Barcelona sólo se celebraron 15 corridas de toros. En Lérida, Gerona y Tarragona, ninguna. Cataluña pasa hoy por ser la más antitaurina de las regiones españolas. El 98% de los municipios que integran la lista de ciudades que se declaran antitaurinas pertenecen a la comunidad de Montilla. Y en una encuesta realizada por Gallup sobre el interés de la población en los toros, el 80% de los catalanes aseguraba no sentir ninguno, frente al 68% de media en el resto de España.
La última parada de la cruzada antitaurina en Cataluña se ha producido esta semana. El Parlament ha admitido a trámite una Iniciativa legislativa Popular que pretende la prohibición de las corridas de toros. Los promotores de la idea tienen ahora el reto de acreditar, en un plazo de cuatro meses, que cuentan con el apoyo de 50.000 personas. En el caso de que lo consigan —y sus impulsores están convencidos de que lograrán al menos el doble de firmas en ese plazo—, el recorrido de esta iniciativa será largo. Pero la aprobación del Parlamento es la única forma de poder prohibir por ley las corridas de toros.
Barcelona fue la primera gran ciudad española que se declaró antitaurina, después de que el consejo plenario del ayuntamiento aprobara en 2004 una declaración contraria a las corridas de toros y a favor de los derechos de los animales. Sin embargo, esa declaración no permite la abolición de las corridas, porque la competencia legislativa en esta materia corresponde a las comunidades autónomas.
Amante de los toros
En el lado contrario a la Ciudad Condal se sitúa Madrid, la primera plaza del mundo y una ciudad que, según afirma Mariano Aguirre, presidente de la Real Federación Taurina de España, “ampara la fiesta de los toros”. Existe un dato que lo confirma: en la Comunidad de Madrid se celebraron 212 festejos mayores en 2007, el 14,7% del total, según un informe realizado a partir de datos del Ministerio del Interior. Madrid fue la provincia que más corridas de toros acogió (148), más del doble que la segunda, Toledo. En Andalucía, una comunidad con ocho provincias, se celebraron 230. Y en Cataluña fueron 15, todas en la provincia de Barcelona. El cero de Lérida y Gerona se mantiene al menos desde 2005, no así en Tarragona, que ese año acogió hasta seis festejos (sólo uno de ellos fue una corrida, pero hubo novilladas y rejones).
Aguirre apunta también que las cosas no siempre han sido así. Hasta los años 60, Cataluña fue la región con más aficionados. “La Monumental era la plaza que más festejos acogía, asegura Aguirre. En Madrid se programaban al año entre 60 y 70 corridas; en Barcelona eran casi el doble”.
46 ciudades que detestan la Fiesta
En 1988 se celebró en Gijón un congreso contra la tauromaquia en el que alguien propuso como solución pedir que los alcaldes declararan sus localidades ciudad/pueblo antitaurino para, con el apoyo de los ediles, poder llegar más fácilmente al Parlamento. Al año siguiente, Tossa de Mar (Gerona) se convirtió en la primera ciudad oficialmente antitaurina de España. Hoy Cataluña concentra el 98% de los municipios antitaurinos (en junio de este año había 46). Entre ellos están Olot, Granollers y Barcelona, la única gran metrópoli que ostenta este título. La madrileña Coslada se adhirió al movimiento en 2005 y fue la primera en hacerlo fuera del territorio que gobierna el tripartito.
La cruzada antitaurina sigue embistiendo en Cataluña, objetivo: prohibir las corridas.
El Parlament ha admitido a trámite una Iniciativa Legislativa Popular para acabar con estos festejos. En 2007 sólo se celebraron 15 en la comunidad de Montilla; en Madrid, la primera plaza del mundo, hubo 148.
Madrid. El 17 de junio de 2007, la Monumental de Barcelona recibió con un lleno histórico a un torero madrileño, José Tomás. El de Galapagar volvía a los ruedos tras un retiro de cinco años y salió triunfante de esta plaza. Esa tarde supuso la reivindicación de la Fiesta Nacional en una ciudad, la capital catalana, oficialmente declarada antitaurina.
Fue una tarde de éxito que no se repite a menudo. En todo ese año, en la provincia de Barcelona sólo se celebraron 15 corridas de toros. En Lérida, Gerona y Tarragona, ninguna. Cataluña pasa hoy por ser la más antitaurina de las regiones españolas. El 98% de los municipios que integran la lista de ciudades que se declaran antitaurinas pertenecen a la comunidad de Montilla. Y en una encuesta realizada por Gallup sobre el interés de la población en los toros, el 80% de los catalanes aseguraba no sentir ninguno, frente al 68% de media en el resto de España.
La última parada de la cruzada antitaurina en Cataluña se ha producido esta semana. El Parlament ha admitido a trámite una Iniciativa legislativa Popular que pretende la prohibición de las corridas de toros. Los promotores de la idea tienen ahora el reto de acreditar, en un plazo de cuatro meses, que cuentan con el apoyo de 50.000 personas. En el caso de que lo consigan —y sus impulsores están convencidos de que lograrán al menos el doble de firmas en ese plazo—, el recorrido de esta iniciativa será largo. Pero la aprobación del Parlamento es la única forma de poder prohibir por ley las corridas de toros.
Barcelona fue la primera gran ciudad española que se declaró antitaurina, después de que el consejo plenario del ayuntamiento aprobara en 2004 una declaración contraria a las corridas de toros y a favor de los derechos de los animales. Sin embargo, esa declaración no permite la abolición de las corridas, porque la competencia legislativa en esta materia corresponde a las comunidades autónomas.
Amante de los toros
En el lado contrario a la Ciudad Condal se sitúa Madrid, la primera plaza del mundo y una ciudad que, según afirma Mariano Aguirre, presidente de la Real Federación Taurina de España, “ampara la fiesta de los toros”. Existe un dato que lo confirma: en la Comunidad de Madrid se celebraron 212 festejos mayores en 2007, el 14,7% del total, según un informe realizado a partir de datos del Ministerio del Interior. Madrid fue la provincia que más corridas de toros acogió (148), más del doble que la segunda, Toledo. En Andalucía, una comunidad con ocho provincias, se celebraron 230. Y en Cataluña fueron 15, todas en la provincia de Barcelona. El cero de Lérida y Gerona se mantiene al menos desde 2005, no así en Tarragona, que ese año acogió hasta seis festejos (sólo uno de ellos fue una corrida, pero hubo novilladas y rejones).
Aguirre apunta también que las cosas no siempre han sido así. Hasta los años 60, Cataluña fue la región con más aficionados. “La Monumental era la plaza que más festejos acogía, asegura Aguirre. En Madrid se programaban al año entre 60 y 70 corridas; en Barcelona eran casi el doble”.
46 ciudades que detestan la Fiesta
En 1988 se celebró en Gijón un congreso contra la tauromaquia en el que alguien propuso como solución pedir que los alcaldes declararan sus localidades ciudad/pueblo antitaurino para, con el apoyo de los ediles, poder llegar más fácilmente al Parlamento. Al año siguiente, Tossa de Mar (Gerona) se convirtió en la primera ciudad oficialmente antitaurina de España. Hoy Cataluña concentra el 98% de los municipios antitaurinos (en junio de este año había 46). Entre ellos están Olot, Granollers y Barcelona, la única gran metrópoli que ostenta este título. La madrileña Coslada se adhirió al movimiento en 2005 y fue la primera en hacerlo fuera del territorio que gobierna el tripartito.
