Destrozar toros
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Crece el episodio de peones que estrellan reses contra la barrera
Denuncias. La Autoridad debe velar de una vez por todas para frenar definitivamente ese desorden y sancionar a los subalternos que hacen derrotar a los toros contra las tablas
El pasado viernes, en la plaza de Zamora, cuando finalizó el tercio de banderillas del primer toro de Manuel Díaz ‘El Cordobés’, el peón sobre quien recaía la lidia citó al toro contra el burladero de matadores y éste al rematar quedó inutilizado (con irreversibles lesiones cerebrales) por lo que hubo de ser apuntillado en el mismo ruedo de la plaza privando a la afición de disfrutar de la lidia de un toro e indignando a un público que había pagado un alto precio por una localidad.
Paco Cañamero
Todo por culpa de un peón totalmente ineficaz, pero sobre todo de un torero que, posiblemente, lo obligó a que lo estrellara contra las tablas para mermar sus fuerzas.
El incidente podía pasar como tal y quedar olvidado en poco tiempo. Pero lo lamentable es que ese hecho se produce de manera cada vez más habitual en las plazas, porque cada año aumenta el número de toros que caen fulminados tras estrellarse contra los burladeros (y de eso, en Salamanca quien más sabe es Moisés Fraile, el titular del Pilar, porque en poco tiempo le han derrotado tres o cuatro).
La ineficacia de algunos peones
Uno está harto y preocupado de ver la nueva moda de estrellar a los toros contra las tablas, de ver esos tremendos porrazos que se pegan, casi siempre después de que el respectivo peón no lo supo correr a una mano (y no es que tenga que volver el mítico Migueláñez, el torero de plata que mejor corrió los toros a una mano, pero al menos hay que tener un poco de decencia). Así un día y otro, mientras subalternos que hasta presumen de ser muy buenos son protagonistas de este nuevo invento. Porque ahora, desgraciadamente parece que muchas veces la labor de los peones es la de estrellar a los toros, contra las tablas, poner las banderillas de una en una (huyendo) y pedir orejas cual mendigo suspira por un mendrugo de pan.
Bochorno en el tendido
Mientras cada vez aumenta esa nueva moda, tan nefasta como desgraciada hay que abrir los ojos a los públicos para acabar con ese drama, que no hace más que darle criterios a los antitaurinos. Todo por el drama que llega tras un choque que provoca tan graves lesiones que no queda más remedio que apuntillarlo en la arena, con el bochorno que eso produce en el tendido, quienes con toda la razón se sienten indefensos de una ley que protege a todos menos al aficionado. Que es quien con su dinero defiende el toreo.
Se debe a dos cosas. Una a los toreros que obligan a sus peones que estrellen los toros contra los burladeros y de esa forma les mermen un poco más las fuerzas. La otra también es fruto de la inoperancia de muchos subalternos, incapaces de saber medir a un toro, de lidiarlo correctamente. Es entonces cuando pretenden reducirles las fuerzas provocando porrazos contra la tablas.
Nunca vi a Chaves Flores estrellando los toros contra las tablas, ni a Tito de San Bernardo, ni a Corbelle, ni a Manolo Montoliu, ni a Sánchez Recio, ni a Luciano Núñez. Fueron muy grandes, pero tampoco a muchos buenos subalternos que sintieron correr por sus venas sangre torera, que hicieron las cosas en el ruedo con eficacia y profesionalidad, sin que nunca les hiciera falta estrellar los toros en los burladeros, como hacen (o los obligan los matadores) muchos de los nuevos peones.
Denuncias. La Autoridad debe velar de una vez por todas para frenar definitivamente ese desorden y sancionar a los subalternos que hacen derrotar a los toros contra las tablas
El pasado viernes, en la plaza de Zamora, cuando finalizó el tercio de banderillas del primer toro de Manuel Díaz ‘El Cordobés’, el peón sobre quien recaía la lidia citó al toro contra el burladero de matadores y éste al rematar quedó inutilizado (con irreversibles lesiones cerebrales) por lo que hubo de ser apuntillado en el mismo ruedo de la plaza privando a la afición de disfrutar de la lidia de un toro e indignando a un público que había pagado un alto precio por una localidad.
Paco Cañamero
Todo por culpa de un peón totalmente ineficaz, pero sobre todo de un torero que, posiblemente, lo obligó a que lo estrellara contra las tablas para mermar sus fuerzas.
El incidente podía pasar como tal y quedar olvidado en poco tiempo. Pero lo lamentable es que ese hecho se produce de manera cada vez más habitual en las plazas, porque cada año aumenta el número de toros que caen fulminados tras estrellarse contra los burladeros (y de eso, en Salamanca quien más sabe es Moisés Fraile, el titular del Pilar, porque en poco tiempo le han derrotado tres o cuatro).
La ineficacia de algunos peones
Uno está harto y preocupado de ver la nueva moda de estrellar a los toros contra las tablas, de ver esos tremendos porrazos que se pegan, casi siempre después de que el respectivo peón no lo supo correr a una mano (y no es que tenga que volver el mítico Migueláñez, el torero de plata que mejor corrió los toros a una mano, pero al menos hay que tener un poco de decencia). Así un día y otro, mientras subalternos que hasta presumen de ser muy buenos son protagonistas de este nuevo invento. Porque ahora, desgraciadamente parece que muchas veces la labor de los peones es la de estrellar a los toros, contra las tablas, poner las banderillas de una en una (huyendo) y pedir orejas cual mendigo suspira por un mendrugo de pan.
Bochorno en el tendido
Mientras cada vez aumenta esa nueva moda, tan nefasta como desgraciada hay que abrir los ojos a los públicos para acabar con ese drama, que no hace más que darle criterios a los antitaurinos. Todo por el drama que llega tras un choque que provoca tan graves lesiones que no queda más remedio que apuntillarlo en la arena, con el bochorno que eso produce en el tendido, quienes con toda la razón se sienten indefensos de una ley que protege a todos menos al aficionado. Que es quien con su dinero defiende el toreo.
Se debe a dos cosas. Una a los toreros que obligan a sus peones que estrellen los toros contra los burladeros y de esa forma les mermen un poco más las fuerzas. La otra también es fruto de la inoperancia de muchos subalternos, incapaces de saber medir a un toro, de lidiarlo correctamente. Es entonces cuando pretenden reducirles las fuerzas provocando porrazos contra la tablas.
Nunca vi a Chaves Flores estrellando los toros contra las tablas, ni a Tito de San Bernardo, ni a Corbelle, ni a Manolo Montoliu, ni a Sánchez Recio, ni a Luciano Núñez. Fueron muy grandes, pero tampoco a muchos buenos subalternos que sintieron correr por sus venas sangre torera, que hicieron las cosas en el ruedo con eficacia y profesionalidad, sin que nunca les hiciera falta estrellar los toros en los burladeros, como hacen (o los obligan los matadores) muchos de los nuevos peones.