El 112 de los animales no da abasto
archivado en:
Artículos
BADAJOZ
La asociación ADANA se queja de que sean sus voluntarios y no las autoridades los que tengan que recoger y curar a los animales atropellados, lo cual está mermando sus recursos económicos
J. LÓPEZ-LAGO
Vota 3 votosOpina Ver comentarios (6) Imprimir Enviar Rectificar
Cerrar Envía la noticia
Rellena los siguientes campos para enviar esta información a otras personas.
Nombre Email remitente
Para Email destinatario
Borrar Enviar
Cerrar Rectificar la noticia
Rellene todos los campos con sus datos.
Nombre* Email*
* campo obligatorioBorrar Enviar
Veterinaria de ADANA en el Cerro de Reyes curando a Berta, una galga recién atropellada. Si tiene usted perro o gato enséñelo a cruzar por los pasos de cebra o en semáforos en verde. Si le cuesta, confórmese con que su mascota mire varias veces a cada lado antes de lanzarse a la calzada. Tenga en cuenta que si usted detecta un incendio, ve a un ladrón o presencia el atropello de un peatón marcará el 112 en su móvil y bomberos, policía o algún médico acudirán cuanto antes.
Pero la situación cambia bastante cuando alguien atropella a un animal. Aunque marque todos los números de emergencia de la guía nadie en esta provincia sabrá qué hacer. Lo normal es pasar la pelota con educación y, al final, el mensaje llegará al teléfono de emergencias de ADANA, una asociación privada integrada por voluntarios que ya atienden unos cien casos al año. Aseguran que no dan abasto.
La Asociación para los Animales Abandonados nació en Badajoz hace nueve años con una doble intención: concienciar a la población sobre el respeto a los animales y fomentar las adopciones de perros y gatos abandonados. Sin embargo, su misión en la capital pacense está derivando hasta un punto que ya alarma al propio presidente, Enrique Mendoza, quien opina que «hay una dejación clara de responsabilidades por parte de las administraciones públicas. Está muy bien que cuenten con nosotros (incluso una sentencia con fecha del 23 de marzo del 2006 del juzgado de instrucción número 2 de Badajoz decomisó un perro para entregarlo a Adana), pero están acabando con nuestros recursos. Me pregunto cómo se organizaban antes de que existiéramos. Nos llaman hasta cuando el animal está muerto para que nosotros retiremos el cadáver, algo que por supuesto no hacemos».
Adana financia sus actividades con las aportaciones de los 450 socios que tienen, pero el año pasado el apartado de gastos totales ascendió a 13.559 euros, de los que 10.200 euros (más del 75%), se habían destinado a asistencias, la mayoría de perros y gatos heridos de los que ninguna administración se hace cargo, ni de su recogida ni de su rehabilitación posterior. Mendoza lee y relee la ordenanza municipal y la Ley 5/2002 de 23 de mayo de Protección Animal, pero en ningún párrafo se señala cuál es el protocolo a seguir por las administraciones en cuanto a animales atropellados que quedan en la vía pública y que todavía se pueden salvar. Por no hablar, añade, del peligro que representan para conductores. Los últimos datos de la Dirección Provincial de Tráfico reflejan que en lo que llevamos de 2006 animales sueltos han causado 20 accidentes con víctimas humanas en la provincia pacense.
La realidad es que el teléfono de Adana -639 911 792- está colgado en las comisarías de policía y cuarteles de la Guardia Civil para que cuando un ciudadano dé un aviso sea esta asociación la que se encargue de todo, incluidos los gastos de veterinario.
Raquel García Hierro es activista de Adana y ha habido temporadas en las que ella tenía el móvil de emergencias de la asociación. «Me han llamado en varias ocasiones de la Policía Local. Recuerdo que una de las veces fue para que nos hiciéramos cargo de una burrita que andaba suelta por la carretera de Sevilla. Finalmente la dimos en adopción a una protectora equina de Málaga, pero hubo que ubicarla temporalmente en una finca y hacer un papeleo, nada oficial, en el que la policía nos cedía el animal por si aparecía el dueño. La verdad es que nadie sabe cómo actuar en estos casos, ni la policía».
Ella es bióloga y trabaja de auxiliar en una clínica veterinaria. Hasta se ha visto en el caso de que un coche de la Policía Local la ha recogido y la ha llevado hasta donde había un animal herido al que ella le ha dado la primera asistencia. «No podemos estar siempre disponibles porque tenemos nuestras obligaciones. Creo que un ayuntamiento debería tener para estos casos algún profesional y si no es posible, que se subvencione a asociaciones como ésta».
Según el Ayuntamiento de Badajoz, hay un servicio de recogida de animales accidentados que atiende el personal de la perrera municipal, pero no existe el dato concreto de cuántas veces sale a la semana para realizar esta tarea. En cualquier caso, Adana añade que este servicio lo prestan funcionarios y no está activo ni por la tardes ni los fines de semana.
«Esto es cuantificable»
De hecho, el pasado mes de junio aparecieron muertos en una fuente del Cerro de Reyes un perro y un gato. Llevaban allí una semana y fue un operario municipal el que dio la voz de alerta, por supuesto a Adana, cuyo presidente afirma que tuvo que convencer a los bomberos para que sacaran de allí los cadáveres.
Enrique Mendoza tiene claro que la competencia legal en estos casos «es de las autoridades, no de una asociación privada. Pero es que además lo que hacemos es perfectamente demostrable y cuantificable, por eso creemos que la administración debería colaborar económicamente y no inhibirse en asuntos que se sabe que ocurren».
En su reunión con el presidente de la Junta de Extremadura, Adana expuso ante Fernández Vara siete reivindicaciones. La sexta era la creación de un servicio de urgencias a animales accidentados. Le explicó que en días festivos y todas las tardes del año se encargan de atender a estos animales sin más ayuda que la de los voluntarios. Concretamente le pidieron un vehículo debidamente habilitado para este trabajo; la compra o alquiler de jaulas para la estancia provisional de los animales en fin de semana, y en los casos de accidentes y abandonos, que los análisis de los animales los realice el Servicio de Sanidad Animal. «Hemos recogido desde burros en medio de la carretera hasta serpientes, además de unos 400 gatos y perros abandonados o atropellados», le dijo a Fernández Vara.
No podía con el mastín
Es evidente que por mucho cariño que se tenga a los animales, el miembro de Adana se puede encontrar con complicaciones tan previsibles como que el mastín atropellado en la calle Manuel Rojas que recogió la voluntaria Eva Bengoechea pesaba más que ella misma, por lo que tuvo que pedir ayuda a quien pasaba por allí, recuerda.
Por eso Raquel Sandes, vecina de Olivenza, lo ve claro. Llamó a Adana el pasado 7 de octubre cuando vio un perro recién atropellado que chillaba de dolor. «Vinieron enseguida dos voluntarios a recogerlo. Es encomiable la labor que hace esta asociación, lo que no entiendo es cómo no se les incentiva económicamente por una tarea que debería corresponder a la administración». Esta ciudadana cree que la gente llama a Adana porque si no, saben que el destino de estos animales será la perrera y a los pocos días el sacrificio.
La asociación ADANA se queja de que sean sus voluntarios y no las autoridades los que tengan que recoger y curar a los animales atropellados, lo cual está mermando sus recursos económicos
J. LÓPEZ-LAGO
Vota 3 votosOpina Ver comentarios (6) Imprimir Enviar Rectificar
Cerrar Envía la noticia
Rellena los siguientes campos para enviar esta información a otras personas.
Nombre Email remitente
Para Email destinatario
Borrar Enviar
Cerrar Rectificar la noticia
Rellene todos los campos con sus datos.
Nombre* Email*
* campo obligatorioBorrar Enviar
Veterinaria de ADANA en el Cerro de Reyes curando a Berta, una galga recién atropellada. Si tiene usted perro o gato enséñelo a cruzar por los pasos de cebra o en semáforos en verde. Si le cuesta, confórmese con que su mascota mire varias veces a cada lado antes de lanzarse a la calzada. Tenga en cuenta que si usted detecta un incendio, ve a un ladrón o presencia el atropello de un peatón marcará el 112 en su móvil y bomberos, policía o algún médico acudirán cuanto antes.
Pero la situación cambia bastante cuando alguien atropella a un animal. Aunque marque todos los números de emergencia de la guía nadie en esta provincia sabrá qué hacer. Lo normal es pasar la pelota con educación y, al final, el mensaje llegará al teléfono de emergencias de ADANA, una asociación privada integrada por voluntarios que ya atienden unos cien casos al año. Aseguran que no dan abasto.
La Asociación para los Animales Abandonados nació en Badajoz hace nueve años con una doble intención: concienciar a la población sobre el respeto a los animales y fomentar las adopciones de perros y gatos abandonados. Sin embargo, su misión en la capital pacense está derivando hasta un punto que ya alarma al propio presidente, Enrique Mendoza, quien opina que «hay una dejación clara de responsabilidades por parte de las administraciones públicas. Está muy bien que cuenten con nosotros (incluso una sentencia con fecha del 23 de marzo del 2006 del juzgado de instrucción número 2 de Badajoz decomisó un perro para entregarlo a Adana), pero están acabando con nuestros recursos. Me pregunto cómo se organizaban antes de que existiéramos. Nos llaman hasta cuando el animal está muerto para que nosotros retiremos el cadáver, algo que por supuesto no hacemos».
Adana financia sus actividades con las aportaciones de los 450 socios que tienen, pero el año pasado el apartado de gastos totales ascendió a 13.559 euros, de los que 10.200 euros (más del 75%), se habían destinado a asistencias, la mayoría de perros y gatos heridos de los que ninguna administración se hace cargo, ni de su recogida ni de su rehabilitación posterior. Mendoza lee y relee la ordenanza municipal y la Ley 5/2002 de 23 de mayo de Protección Animal, pero en ningún párrafo se señala cuál es el protocolo a seguir por las administraciones en cuanto a animales atropellados que quedan en la vía pública y que todavía se pueden salvar. Por no hablar, añade, del peligro que representan para conductores. Los últimos datos de la Dirección Provincial de Tráfico reflejan que en lo que llevamos de 2006 animales sueltos han causado 20 accidentes con víctimas humanas en la provincia pacense.
La realidad es que el teléfono de Adana -639 911 792- está colgado en las comisarías de policía y cuarteles de la Guardia Civil para que cuando un ciudadano dé un aviso sea esta asociación la que se encargue de todo, incluidos los gastos de veterinario.
Raquel García Hierro es activista de Adana y ha habido temporadas en las que ella tenía el móvil de emergencias de la asociación. «Me han llamado en varias ocasiones de la Policía Local. Recuerdo que una de las veces fue para que nos hiciéramos cargo de una burrita que andaba suelta por la carretera de Sevilla. Finalmente la dimos en adopción a una protectora equina de Málaga, pero hubo que ubicarla temporalmente en una finca y hacer un papeleo, nada oficial, en el que la policía nos cedía el animal por si aparecía el dueño. La verdad es que nadie sabe cómo actuar en estos casos, ni la policía».
Ella es bióloga y trabaja de auxiliar en una clínica veterinaria. Hasta se ha visto en el caso de que un coche de la Policía Local la ha recogido y la ha llevado hasta donde había un animal herido al que ella le ha dado la primera asistencia. «No podemos estar siempre disponibles porque tenemos nuestras obligaciones. Creo que un ayuntamiento debería tener para estos casos algún profesional y si no es posible, que se subvencione a asociaciones como ésta».
Según el Ayuntamiento de Badajoz, hay un servicio de recogida de animales accidentados que atiende el personal de la perrera municipal, pero no existe el dato concreto de cuántas veces sale a la semana para realizar esta tarea. En cualquier caso, Adana añade que este servicio lo prestan funcionarios y no está activo ni por la tardes ni los fines de semana.
«Esto es cuantificable»
De hecho, el pasado mes de junio aparecieron muertos en una fuente del Cerro de Reyes un perro y un gato. Llevaban allí una semana y fue un operario municipal el que dio la voz de alerta, por supuesto a Adana, cuyo presidente afirma que tuvo que convencer a los bomberos para que sacaran de allí los cadáveres.
Enrique Mendoza tiene claro que la competencia legal en estos casos «es de las autoridades, no de una asociación privada. Pero es que además lo que hacemos es perfectamente demostrable y cuantificable, por eso creemos que la administración debería colaborar económicamente y no inhibirse en asuntos que se sabe que ocurren».
En su reunión con el presidente de la Junta de Extremadura, Adana expuso ante Fernández Vara siete reivindicaciones. La sexta era la creación de un servicio de urgencias a animales accidentados. Le explicó que en días festivos y todas las tardes del año se encargan de atender a estos animales sin más ayuda que la de los voluntarios. Concretamente le pidieron un vehículo debidamente habilitado para este trabajo; la compra o alquiler de jaulas para la estancia provisional de los animales en fin de semana, y en los casos de accidentes y abandonos, que los análisis de los animales los realice el Servicio de Sanidad Animal. «Hemos recogido desde burros en medio de la carretera hasta serpientes, además de unos 400 gatos y perros abandonados o atropellados», le dijo a Fernández Vara.
No podía con el mastín
Es evidente que por mucho cariño que se tenga a los animales, el miembro de Adana se puede encontrar con complicaciones tan previsibles como que el mastín atropellado en la calle Manuel Rojas que recogió la voluntaria Eva Bengoechea pesaba más que ella misma, por lo que tuvo que pedir ayuda a quien pasaba por allí, recuerda.
Por eso Raquel Sandes, vecina de Olivenza, lo ve claro. Llamó a Adana el pasado 7 de octubre cuando vio un perro recién atropellado que chillaba de dolor. «Vinieron enseguida dos voluntarios a recogerlo. Es encomiable la labor que hace esta asociación, lo que no entiendo es cómo no se les incentiva económicamente por una tarea que debería corresponder a la administración». Esta ciudadana cree que la gente llama a Adana porque si no, saben que el destino de estos animales será la perrera y a los pocos días el sacrificio.