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El ayunatmiento de Cádiz mata los dragos
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Varios
DRAGO DE PUERTA TIERRA
CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA
Desde hace más de dos años, en esta misma Tribuna hemos venido avisando hasta la saciedad que, de continuar con el riego de césped, con el que lo rodearon, el Ayuntamiento de Cádiz acabaría por secar el drago de Puerta Tierra. Además de nuestros artículos y cartas hemos mantenido entrevistas con personas relacionadas con el tema, mas todo fue inútil: la Alcaldesa había pedido personalmente que regaran el césped. Y al drago, por tanto, fue sometido a tres riegos diarios de cuarenta minutos de duración.
Todavía hubo de soportar mayores escarnios, porque a una de esas mentes pensantes municipales se le ocurrió ni más ni menos que cubrir la mitad de su tronco con tierra para colocar un escudo floral de la ciudad, adosado al mismo. Y esa parte cubierta de tierra se pudrió. Demasiado para una planta de secano extremo, como un drago. Nuestro drago murió, víctima del desprecio, la ignorancia, la incompetencia y la prepotencia municipales.
Llevaba más de un año muerto y aún trataban de enredarnos con que “estaban haciendo todo lo posible” por salvarlo del “ataque de hongos”, incluso iban a traer a “unos expertos” desde Málaga. Ahora ya, por fin, reconocen lo evidente: que el drago ha muerto, aunque haya una diferencia sustancial entre morir o que te maten. Es verdad que aparecieron los hongos, pero esto sucedió cuando estaba muerto y como consecuencia de la descomposición de su cadáver. No se impute a la famosa “Ar- millaria”, que no brotó nunca en la base del tronco, el crimen. En estos momentos proceden a su tala.
El drago está relacionado con la fundación de Gadir, desde sus orígenes más remotos, perdidos en la noche de los tiempos, a caballo entre la historia, y la mitología. Hasta el punto de que Juan Antonio Fierro sugiere que estos dragos gaditanos pudieran ser descendientes de aquel que brotó sobre la tumba de Geryon.
Nada de esto ha importado a nuestros munícipes, más interesados en recoger algún voto del césped que en la protección de nuestro hermoso patrimonio arbolado,
En su línea, de usar y tirar, ahora nos dicen “que pondrán otro”. Así lo ven de fácil, aunque ese no será el mismo, porque ¿Qué pensarían si alguien destruyera un cuadro de Zurbarán de nuestro Museo? (Aparte de que sería un delito) ¿Se podría reponer con otro? Y todavía de un cuadro se pueden realizar copias. Pero un drago es, además, un ser vivo, e irrepetible.
Pero el tema no iba a quedar solo ahí. Saben más que nadie y no la enmiendan. También han perecido, por el mismo motivo de exceso de riego, otros dos dragos, en el mismo lugar de Puerta Tierra, aunque estos están a intramuros. Y otros dos más en las inmediaciones del Edificio Proserpina.
Mientras tanto docenas de palmeras y centenares de árboles se mueren de sed por toda la ciudad. Como ese monumento a la incompetencia que es ese árbol seco del número 51 de la Avda. De la Constitución. Y el famoso Parque de Astilleros se ha convertido en un cementerio de árboles.
El drago de Puerta Tierra ya no podrá dar la bienvenida a los muchos visitantes que llegarán a Cádiz para celebrar el bicentenario de la Constitución de 1812, con sus brazos alzados al cielo y su majestuoso porte, porque lo han matado. Un trozo de nuestra ciudad se ha perdido para siempre con él.
Pero alguien tendrá que responder de tanto despropósito.
Cádiz, 20 de agosto de 2009
Fdo.:Purificación González de la Blanca
CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA
Desde hace más de dos años, en esta misma Tribuna hemos venido avisando hasta la saciedad que, de continuar con el riego de césped, con el que lo rodearon, el Ayuntamiento de Cádiz acabaría por secar el drago de Puerta Tierra. Además de nuestros artículos y cartas hemos mantenido entrevistas con personas relacionadas con el tema, mas todo fue inútil: la Alcaldesa había pedido personalmente que regaran el césped. Y al drago, por tanto, fue sometido a tres riegos diarios de cuarenta minutos de duración.
Todavía hubo de soportar mayores escarnios, porque a una de esas mentes pensantes municipales se le ocurrió ni más ni menos que cubrir la mitad de su tronco con tierra para colocar un escudo floral de la ciudad, adosado al mismo. Y esa parte cubierta de tierra se pudrió. Demasiado para una planta de secano extremo, como un drago. Nuestro drago murió, víctima del desprecio, la ignorancia, la incompetencia y la prepotencia municipales.
Llevaba más de un año muerto y aún trataban de enredarnos con que “estaban haciendo todo lo posible” por salvarlo del “ataque de hongos”, incluso iban a traer a “unos expertos” desde Málaga. Ahora ya, por fin, reconocen lo evidente: que el drago ha muerto, aunque haya una diferencia sustancial entre morir o que te maten. Es verdad que aparecieron los hongos, pero esto sucedió cuando estaba muerto y como consecuencia de la descomposición de su cadáver. No se impute a la famosa “Ar- millaria”, que no brotó nunca en la base del tronco, el crimen. En estos momentos proceden a su tala.
El drago está relacionado con la fundación de Gadir, desde sus orígenes más remotos, perdidos en la noche de los tiempos, a caballo entre la historia, y la mitología. Hasta el punto de que Juan Antonio Fierro sugiere que estos dragos gaditanos pudieran ser descendientes de aquel que brotó sobre la tumba de Geryon.
Nada de esto ha importado a nuestros munícipes, más interesados en recoger algún voto del césped que en la protección de nuestro hermoso patrimonio arbolado,
En su línea, de usar y tirar, ahora nos dicen “que pondrán otro”. Así lo ven de fácil, aunque ese no será el mismo, porque ¿Qué pensarían si alguien destruyera un cuadro de Zurbarán de nuestro Museo? (Aparte de que sería un delito) ¿Se podría reponer con otro? Y todavía de un cuadro se pueden realizar copias. Pero un drago es, además, un ser vivo, e irrepetible.
Pero el tema no iba a quedar solo ahí. Saben más que nadie y no la enmiendan. También han perecido, por el mismo motivo de exceso de riego, otros dos dragos, en el mismo lugar de Puerta Tierra, aunque estos están a intramuros. Y otros dos más en las inmediaciones del Edificio Proserpina.
Mientras tanto docenas de palmeras y centenares de árboles se mueren de sed por toda la ciudad. Como ese monumento a la incompetencia que es ese árbol seco del número 51 de la Avda. De la Constitución. Y el famoso Parque de Astilleros se ha convertido en un cementerio de árboles.
El drago de Puerta Tierra ya no podrá dar la bienvenida a los muchos visitantes que llegarán a Cádiz para celebrar el bicentenario de la Constitución de 1812, con sus brazos alzados al cielo y su majestuoso porte, porque lo han matado. Un trozo de nuestra ciudad se ha perdido para siempre con él.
Pero alguien tendrá que responder de tanto despropósito.
Cádiz, 20 de agosto de 2009
Fdo.:Purificación González de la Blanca
