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El lobo, animal solitario que ha perdido su manada.
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Artículos
La Opinión de Zamora, 8 agosto 2008
Lobo solitario.
HERMINIO RAMOS PÉREZ. Un ganadero del vecino pueblo de Molacillos reclama daños en su rebaño como consecuencia de un ataque del lobo. El hecho tiene su significado e importancia. Estas tierras estaban demasiado alejadas de las zonas de montes, de pastos y de vegetación que constituían el refugio natural de estos depredadores y el aumento constante del abandono de tierras de labor que hemos visto repoblarse de monte bajo en su primera etapa, ha permitido la extensión de su hábitat.
Es la consecuencia lógica del abandono del mundo rural, que baja de manera alarmante. Esta es la trascendencia del fenómeno y del hecho concreto de Molacillos. La naturaleza es una lección constante de todo tipo de enseñanzas, que van desde el cuidado de un árbol o determinada mata de arbusto o retama al cuidado de su conjunto.
Esa naturaleza que nos atrae, nos divierte y nos dicta lecciones cada día que no queremos ni escuchar, y menos aprender, nos reserva de cuando en cuando sobresaltos que nos desbordan. Todo porque en vez de atender ese mínimo de exigencias, nos dedicamos a ofrecerle el más portentoso de los avances técnicos del momento, con lo fácil sencillo y eficaz que es la mano del hombre a la hora de cuidar los árboles, de cortar sus ramas secas. Eso no se hace desde un despacho, desde un coche o desde un helicóptero.
Son miles de puestos de trabajo olvidados y despreciados en esos miles de kilómetros de naturaleza, sólo en nuestra provincia, donde ni la madera, ni los pastos ni en general el cuidado de esos arbolados parece importar. Somos demasiado ricos, en la misma medida que impertinentes, cuando no irresponsables, para plantear esos cuidados a tiempo y evitar siniestros.
Es tan sabia esa naturaleza, que hasta en las alimañas y depredadores nos dan lecciones de sabiduría casi infinita. Los sabios y los expertos en el estudio de este animal, el lobo, nos ofrecen infinidad de detalles sobre sus comportamientos: desde la manada al lobo solitario, que en estas tierras extremas de su hábitat suele ser como actúa. Animal solitario, que ha perdido la manada. Sus reacciones le han provocado un aislamiento que le obliga a comportamientos raros, difíciles de entender. Tremendamente agresivo pero a la vez cauto, acaso por su soledad. El lobo, en la literatura oral del mundo rural ha dado lugar a unas series interminables de relatos: cuentos de lobos al amor del fuego en las noches interminables de invierno, camino de lobos, sueños y aventuras y encuentros con los cánidos. Es el animal que con más frecuencia ha entrado en esta tradición y hoy prácticamente ha desaparecido. Cuando se le ha dejado respirar y ha extendido sus dominios de manera impensable pero real, el lobo solitario se convierte en figura de la naturaleza. Solo, no hace ni tiene manada, actúa a salto inesperado, noche oscura, atardecer en sombras y este hecho, este fenómeno lo podemos extrapolar con todo respeto a nuestro mundo, a nuestra sociedad y nos encontramos con ese fenómeno. Llámenlo ustedes como quieran, su comportamiento es el mismo, no hacen manadas, no la tienen, su soledad o su aislamiento les hace vivir a salto de mata o a ocasión que se presenta pero dura poco. Da el golpe y se va, a esperar otro rincón donde acercarse, dar el golpe y salir huyendo, es el mismo fenómeno que la naturaleza nos ofrece en ese depredador solitario. A la madre naturaleza, que tantas cosas nos sugiere y nos enseña y a la que maltratamos sin piedad y sin respeto. Y ella se va cansando de nuestro comportamiento. Todo ello debería ser motivo de honda reflexión para los llamados poderes públicos. Si el agua, el aire y la energía son la gran trilogía para la vida, el campo de esa trilogía es la naturaleza en su conjunto. El lobo de Molacillos es un ejemplo. Si ya tenemos censos muy acertados con los medios de que disponemos, hagamos también de los otros solitarios un censo por lo menos aproximado y tendremos menos sorpresas. Sigamos las leyes de la naturaleza, la gran maestra. No nos arrepentiremos.
Lobo solitario.
HERMINIO RAMOS PÉREZ. Un ganadero del vecino pueblo de Molacillos reclama daños en su rebaño como consecuencia de un ataque del lobo. El hecho tiene su significado e importancia. Estas tierras estaban demasiado alejadas de las zonas de montes, de pastos y de vegetación que constituían el refugio natural de estos depredadores y el aumento constante del abandono de tierras de labor que hemos visto repoblarse de monte bajo en su primera etapa, ha permitido la extensión de su hábitat.
Es la consecuencia lógica del abandono del mundo rural, que baja de manera alarmante. Esta es la trascendencia del fenómeno y del hecho concreto de Molacillos. La naturaleza es una lección constante de todo tipo de enseñanzas, que van desde el cuidado de un árbol o determinada mata de arbusto o retama al cuidado de su conjunto.
Esa naturaleza que nos atrae, nos divierte y nos dicta lecciones cada día que no queremos ni escuchar, y menos aprender, nos reserva de cuando en cuando sobresaltos que nos desbordan. Todo porque en vez de atender ese mínimo de exigencias, nos dedicamos a ofrecerle el más portentoso de los avances técnicos del momento, con lo fácil sencillo y eficaz que es la mano del hombre a la hora de cuidar los árboles, de cortar sus ramas secas. Eso no se hace desde un despacho, desde un coche o desde un helicóptero.
Son miles de puestos de trabajo olvidados y despreciados en esos miles de kilómetros de naturaleza, sólo en nuestra provincia, donde ni la madera, ni los pastos ni en general el cuidado de esos arbolados parece importar. Somos demasiado ricos, en la misma medida que impertinentes, cuando no irresponsables, para plantear esos cuidados a tiempo y evitar siniestros.
Es tan sabia esa naturaleza, que hasta en las alimañas y depredadores nos dan lecciones de sabiduría casi infinita. Los sabios y los expertos en el estudio de este animal, el lobo, nos ofrecen infinidad de detalles sobre sus comportamientos: desde la manada al lobo solitario, que en estas tierras extremas de su hábitat suele ser como actúa. Animal solitario, que ha perdido la manada. Sus reacciones le han provocado un aislamiento que le obliga a comportamientos raros, difíciles de entender. Tremendamente agresivo pero a la vez cauto, acaso por su soledad. El lobo, en la literatura oral del mundo rural ha dado lugar a unas series interminables de relatos: cuentos de lobos al amor del fuego en las noches interminables de invierno, camino de lobos, sueños y aventuras y encuentros con los cánidos. Es el animal que con más frecuencia ha entrado en esta tradición y hoy prácticamente ha desaparecido. Cuando se le ha dejado respirar y ha extendido sus dominios de manera impensable pero real, el lobo solitario se convierte en figura de la naturaleza. Solo, no hace ni tiene manada, actúa a salto inesperado, noche oscura, atardecer en sombras y este hecho, este fenómeno lo podemos extrapolar con todo respeto a nuestro mundo, a nuestra sociedad y nos encontramos con ese fenómeno. Llámenlo ustedes como quieran, su comportamiento es el mismo, no hacen manadas, no la tienen, su soledad o su aislamiento les hace vivir a salto de mata o a ocasión que se presenta pero dura poco. Da el golpe y se va, a esperar otro rincón donde acercarse, dar el golpe y salir huyendo, es el mismo fenómeno que la naturaleza nos ofrece en ese depredador solitario. A la madre naturaleza, que tantas cosas nos sugiere y nos enseña y a la que maltratamos sin piedad y sin respeto. Y ella se va cansando de nuestro comportamiento. Todo ello debería ser motivo de honda reflexión para los llamados poderes públicos. Si el agua, el aire y la energía son la gran trilogía para la vida, el campo de esa trilogía es la naturaleza en su conjunto. El lobo de Molacillos es un ejemplo. Si ya tenemos censos muy acertados con los medios de que disponemos, hagamos también de los otros solitarios un censo por lo menos aproximado y tendremos menos sorpresas. Sigamos las leyes de la naturaleza, la gran maestra. No nos arrepentiremos.
