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El macabro zoo de Las Letanías
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La mona, tranquila, tras su liberación por la Policía Local./ABCG.G..SEVILLA
Estaban atados con cadenas y a pleno sol. Sin comer, sin beber y con cicatrices y heridas, a los animales daba pena de verlos en ese zoo macabro en que se convirtió la calle Reina de La Paz de Las Letanías. Los «dueños» de los animalitos -a saber de dónde los habían sacado- eran virtuosos en las malas artes del maltrato animal. Tanta penita les dio a los vecinos contemplar el maltrato que sufrían que avisaron a la Policía Local. Una patrulla de la Unidad de Medio Ambiente de este cuerpo y trabajadores del Zoosanitario fueron los encargados de liberar a la mona, al pony y a uno de los gallos. El otro tuvo peor suerte y cuando llegaron a salvarlos ya estaba muerto por las heridas de una pelea anterior
Con la mona los vándalos se cebaban. Para reírse y divertirse con sus «monerías», le hacían tomar bebidas alcohólicas y también le daban de fumar estupefacientes, porros en lenguaje común. La «gracia» terminaba cuando los gamberros se la lanzaban unos a otros, ya bebida y drogada, como si fuese una pelota. En un principio se pensó que la mona era un mono, pero ya luego se comprobó su condición femenina. Es más, se ha llegado a saber que se la conocía con el nombre de «Lola».
El pony no corría mejor suerte. Hasta cuatro gamberros se subían a él para que los paseara y le tenían el lomo molido a golpes. Uno de los gallos terminó como el de Morón, sin plumas y cacareando, debido a las heridas de las continuas peleas en las que lo hacían participar. El otro, aunque muy debilitado, por lo menos estaba vivo.
El Cecop activó el servicio del Zoosanitario y los tres animales fueron trasladados a estas dependencias municipales, que dada su situación anterior les va a parecer a los pobres un hotel de cinco estrellas. En el traslado del pony intervino una dotación de la Unidad de Caballería de la Policía Nacional.
Mientras la Policía Local investiga quiénes eran las personas que mantenían cautivos a estos animales, los vecinos de la zona señalan como posibles propietarios a familias de las que habitan las casitas bajas de La Paz. De hecho se comenta que allí son frecuentes las peleas de gallos, y precisamente ha sido en la misma calle de las casitas donde aparecieron los animales, afirman los vecinos, si bien el Cecop en su nota solo cita al barrio de Las Letanías.
Otros vecinos dicen que han visto hace unos meses un mono gris en la calle Reina de los Cielos, aunque más grande que la mona, porque lo que se piensa que es otro.
El maltrato a animales ha sido por desgracia habitual en las zonas más marginales del Polígono Sur, sobre todo en Las Vegas, las 624 viviendas de Martínez Montañés donde hubo un tiempo en que en algunos de los soportales de los bloques estaban habilitados como perreras de galgos. También en numerosas ocasiones fueron encontrados perros quemados y ahorcados.
Estaban atados con cadenas y a pleno sol. Sin comer, sin beber y con cicatrices y heridas, a los animales daba pena de verlos en ese zoo macabro en que se convirtió la calle Reina de La Paz de Las Letanías. Los «dueños» de los animalitos -a saber de dónde los habían sacado- eran virtuosos en las malas artes del maltrato animal. Tanta penita les dio a los vecinos contemplar el maltrato que sufrían que avisaron a la Policía Local. Una patrulla de la Unidad de Medio Ambiente de este cuerpo y trabajadores del Zoosanitario fueron los encargados de liberar a la mona, al pony y a uno de los gallos. El otro tuvo peor suerte y cuando llegaron a salvarlos ya estaba muerto por las heridas de una pelea anterior
Con la mona los vándalos se cebaban. Para reírse y divertirse con sus «monerías», le hacían tomar bebidas alcohólicas y también le daban de fumar estupefacientes, porros en lenguaje común. La «gracia» terminaba cuando los gamberros se la lanzaban unos a otros, ya bebida y drogada, como si fuese una pelota. En un principio se pensó que la mona era un mono, pero ya luego se comprobó su condición femenina. Es más, se ha llegado a saber que se la conocía con el nombre de «Lola».
El pony no corría mejor suerte. Hasta cuatro gamberros se subían a él para que los paseara y le tenían el lomo molido a golpes. Uno de los gallos terminó como el de Morón, sin plumas y cacareando, debido a las heridas de las continuas peleas en las que lo hacían participar. El otro, aunque muy debilitado, por lo menos estaba vivo.
El Cecop activó el servicio del Zoosanitario y los tres animales fueron trasladados a estas dependencias municipales, que dada su situación anterior les va a parecer a los pobres un hotel de cinco estrellas. En el traslado del pony intervino una dotación de la Unidad de Caballería de la Policía Nacional.
Mientras la Policía Local investiga quiénes eran las personas que mantenían cautivos a estos animales, los vecinos de la zona señalan como posibles propietarios a familias de las que habitan las casitas bajas de La Paz. De hecho se comenta que allí son frecuentes las peleas de gallos, y precisamente ha sido en la misma calle de las casitas donde aparecieron los animales, afirman los vecinos, si bien el Cecop en su nota solo cita al barrio de Las Letanías.
Otros vecinos dicen que han visto hace unos meses un mono gris en la calle Reina de los Cielos, aunque más grande que la mona, porque lo que se piensa que es otro.
El maltrato a animales ha sido por desgracia habitual en las zonas más marginales del Polígono Sur, sobre todo en Las Vegas, las 624 viviendas de Martínez Montañés donde hubo un tiempo en que en algunos de los soportales de los bloques estaban habilitados como perreras de galgos. También en numerosas ocasiones fueron encontrados perros quemados y ahorcados.
