El maltrato a los animales. Opinión. Mercedes Gallego.
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Artículos
El Xornal,22 septiembre 2008.
El maltrato a los animales.
MERCEDES GALLEGO
Doctora en Historia del Arte, catedrática de Secundaria, ex senadora.
Está constatado que España es uno de los países donde más se maltrata a los animales y donde ello resulta más impugne. Prueba de ello es lo poco que hemos avanzado en mejorar el trato que reciben los animales de nuestro entorno, desde aquella cabra, tristemente famosa, que los mozos de un pueblo zamorano arrojaban desde el campanario hasta el hoy, también tristemente televisivo, toro de Villacastin (Valladolid) lanceado hasta la muerte por hombres a caballo provistos de largas y afiladas lanzas. Sin olvidar las corridas de toros mal llamadas “La fiesta nacional”, que merece capítulo aparte.
Los episodios sangrientos, en los que inocentes e indefensos animales se convierten en involuntarios protagonistas, se suceden día tras día y año tras año por nuestra geografía. Basta recordar el ahorcamiento de galgos que se practica en Castilla, sobre todo en la época de caza. El pobre ganso por el que compiten en arrancarle la cabeza en algún lugar del País Vasco. El espectáculo no es exclusivo de esta región, en otras zonas de nuestro país, el festejo es el mismo solo que se sustituye el ganso por un gallo. El desatino es el mismo.
Al tratar estos temas resulta imposible no recordar también los daños que se les infiere, en determinadas zonas de Galicia, a los caballos salvajes. Esos, que muchos folletos y carteles turísticos “venden” pastando placida y libremente por nuestros montes. Pues bien, esos caballos sufren la tortura y la humillación de soportar dolorosos cepos en sus patas. Hace años que se viene denunciando esta práctica, pero las autoridades aún no han tomado las medidas oportunas capaces de poner fin a semejante barbarie, a pesar de la experiencia vivida en los incendios que asolaron Galicia en el verano del 2006 y que le costaron la vida a muchos de estos animales porque los cepos les impidieron huir.
Todos estos hechos vienen sucediendo ante la pasividad de las autoridades y responsables y la indiferencia de mucha gente, que ven tales escarnios como algo habitual sin reflexionar en el daño causado, la mala imagen que se transmite y el mal ejemplo dado, sobre todo a los niños, a la vez que los pueblos se resisten a retirar de sus programas de fiestas estos denigrantes espectáculos, amparándose en la falsa justificación de que forman parte de la tradición y la historia.
El maltrato a los animales.
MERCEDES GALLEGO
Doctora en Historia del Arte, catedrática de Secundaria, ex senadora.
Está constatado que España es uno de los países donde más se maltrata a los animales y donde ello resulta más impugne. Prueba de ello es lo poco que hemos avanzado en mejorar el trato que reciben los animales de nuestro entorno, desde aquella cabra, tristemente famosa, que los mozos de un pueblo zamorano arrojaban desde el campanario hasta el hoy, también tristemente televisivo, toro de Villacastin (Valladolid) lanceado hasta la muerte por hombres a caballo provistos de largas y afiladas lanzas. Sin olvidar las corridas de toros mal llamadas “La fiesta nacional”, que merece capítulo aparte.
Los episodios sangrientos, en los que inocentes e indefensos animales se convierten en involuntarios protagonistas, se suceden día tras día y año tras año por nuestra geografía. Basta recordar el ahorcamiento de galgos que se practica en Castilla, sobre todo en la época de caza. El pobre ganso por el que compiten en arrancarle la cabeza en algún lugar del País Vasco. El espectáculo no es exclusivo de esta región, en otras zonas de nuestro país, el festejo es el mismo solo que se sustituye el ganso por un gallo. El desatino es el mismo.
Al tratar estos temas resulta imposible no recordar también los daños que se les infiere, en determinadas zonas de Galicia, a los caballos salvajes. Esos, que muchos folletos y carteles turísticos “venden” pastando placida y libremente por nuestros montes. Pues bien, esos caballos sufren la tortura y la humillación de soportar dolorosos cepos en sus patas. Hace años que se viene denunciando esta práctica, pero las autoridades aún no han tomado las medidas oportunas capaces de poner fin a semejante barbarie, a pesar de la experiencia vivida en los incendios que asolaron Galicia en el verano del 2006 y que le costaron la vida a muchos de estos animales porque los cepos les impidieron huir.
Todos estos hechos vienen sucediendo ante la pasividad de las autoridades y responsables y la indiferencia de mucha gente, que ven tales escarnios como algo habitual sin reflexionar en el daño causado, la mala imagen que se transmite y el mal ejemplo dado, sobre todo a los niños, a la vez que los pueblos se resisten a retirar de sus programas de fiestas estos denigrantes espectáculos, amparándose en la falsa justificación de que forman parte de la tradición y la historia.