El Principado abre expediente al propietario de una explotación de cabras por un delito de maltrato animal.
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Periodista Digital, 15 Noviembre 2008.
Un ganadero deja morir de hambre a un centenar de cabras.
- Un centenar de cabras fueron encontradas ayer muertas en una explotación de Blimea, concretamente en el pueblo de Villalad. Presuntamente, su propietario, José Manuel M. G., las habría dejado morir por inanición en el interior de una nave de su explotación.
Hasta el lugar de los hechos acudió una patrulla del Seprona, así como personal del Ayuntamiento de San Martín del Rey Aurelio, quienes habían sido alertados por los vecinos de la zona.
Cuenta Julio Vivas en El Comercio que el panorama era desolador, ya que se en el interior de la nave convivían cabras vivas con los cadáveres y esqueletos de las otras, en un ambiente de hedor insoportable.
Tras comprobar los hechos, el Seprona procedió a denunciar al propietario de las cabras por un delito de maltrato animal, aunque lo dejó en libertad con la obligación de acudir al juzgado cuando sea citado. Así, será el juez quien decida si se procede a su detención.
También intervinieron en esta actuación veterinarios y técnicos de Bienestar Animal de la Consejería de Medio Ambiente y Desarrollo Rural, quienes tomaron muestras de los animales para analizar el motivo de su muerte, aunque todo apunta a que haya sido por falta de alimento.
Desde la propia consejería confirmaron ayer que abrirán un expediente a José Manuel M. G. por incumplimiento de la normativa de Bienestar Animal.
En cuanto a los animales vivos -alrededor de una treintena de cabezas de ganado-, éstos fueron inmovilizados de forma cautelar y no será hasta el lunes cuando la consejería decida si incautarlos o no, tras una nueva visita de sus técnicos a la explotación.
Esta inmovilización del ganado puede explicarse por la posibilidad de que tengan algún tipo de enfermedad que puedan transmitir a otros animales, así como por el tiempo que resta hasta su posible incautación, con un fin de semana por delante.
Los animales vivos mostraban un lamentable estado de salud, motivado probablemente por la falta de comida. De hecho, algunas de las personas que acudieron hasta la explotación comentaron que las cabras «se comían hasta las piedras».
La Consejería de Bienestar Animal también se encargó de avisar al Proygrasa (Proteinas y Grasas del Principado), entidad que se ocupó de trasladar los cadáveres de los animales por la tarde, ya que estos fueron encontrados a primera hora de la mañana.
La Nueva España, lne, 16 Noviembre 2008.
El Principado abre expediente a la granja por maltrato a los animales.
La Peña (Blimea), P. C.--La Consejería de Medio Ambiente y Desarrollo Rural del Principado de Asturias ha abierto un expediente de incumplimiento de la normativa de bienestar animal al propietario de la explotación caprina de Blimea donde la Guardia Civil halló 135 reses muertas.
Según señalaron ayer fuentes de la Consejería de Medio Ambiente, miembros del servicio de Bienestar Animal, dependiente de dirección general de Ganadería y Agroalimentación, se desplazaron el viernes a la aldea de La Peña, inspeccionaron la granja y abrieron un expediente de incumplimiento de la normativa de bienestar animal que podría derivar en un sanción administrativa. Esta investigación es paralela a la abierta por el juez de guardia de Pola de Laviana.
El personal de Medio Ambiente autorizó el traslado de las reses muertas e inmovilizó al resto de ganado que estaba vivo, un total de 37 cabras según señalaron fuentes de la Guardia Civil. Mañana los responsables del servicio de Bienestar Animal volverán a inspeccionar la granja y comprobar si el propietario reúne los requisitos necesarios para seguir al cargo de las reses que aún quedan vivas. De no ser así, el Principado se incautará de los animales.
Las cabras permanecían ayer en uno de los empinados prados que rodean a la nave de bloques de hormigón donde la Guardia Civil halló a las reses muertas. Los animales pastaban con fruición al aire libre.
La Nueva España,lne., 16 Noviembre 2008.
«Las cabras se morían y no supe qué hacer»
El ganadero que ocultó 135 cadáveres en una quesería de Blimea afirma que no avisó a los veterinarios porque había dejado de pagar el seguro
La Peña (Blimea),
P. CASTAÑO
«En septiembre empezaron a morir las cabras, una tras otra, de golpe, y no supe qué hacer, no supe qué hacer...». El dueño de la explotación ganadera de La Peña, en Blimea, donde el pasado viernes la Guardia Civil halló 135 cabras muertas, muchas de ellas en avanzado estado de descomposición, negó ayer que dejara morir de inanición al ganado, aunque reconoció que en ningún momento dio parte a los servicios veterinarios de la situación de las cabras ni cumplió con las normativas de gestión de las reses muertas.
«No dejé morir a las cabras, seguía alimentándolas con pienso, pero algún tipo de enfermedad, o algo, acabó con ellas», afirmó el propietario de la explotación ganadera a la puerta de su casa, situada a escasos metros de la nave donde aparecieron las reses muertas. «El lunes concluirán los pruebas veterinarias que está haciendo el Principado y entonces se aclarará la causa de la muerte de las cabras», añadió el ganadero.
Cuando se le pregunta por qué no avisó a los servicios veterinarios, el ganadero se queda en silencio y enciende un cigarrillo rubio. «Las cabras empezaron a morir en septiembre, de golpe, y me puse muy nervioso, no sabía qué hacer. En esos momentos estaba pasando una etapa difícil a nivel personal y laboral y además ya no estaba pagando el seguro, por lo que si llamaba a Proygrasa (la empresa que se encarga en Asturias de la gestión de las reses muertas) me iba a costar dinero. Fui dejándolo, dejándolo...».
Su dejadez pronto fue advertida por los vecinos de la zona. Al pueblo de Villalad, situado a poco más de 200 metros de La Peña, comenzaron a llegar los hedores procedentes de la nave ganadera. Fue un vecino de la zona quien alertó el pasado viernes a la Guardia Civil. Una patrulla del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) del cuartel de Pola de Laviana se desplazó hasta La Peña, aldea situada a un kilómetro de Blimea y tras localizar al dueño de la explotación pecuaria accedieron a la nave ganadera. Los agentes se encontraron con un espectáculo dantesco, cientos de cabras muertas, algunas en avanzado estado de descomposición, y varias vivas que comían los cadáveres.
La Guardia Civil alertó a los servicios veterinarios de la Consejería de Medio Ambiente y Desarrollo Rural, identificaron al propietario de la explotación ganadera y abrieron diligencias por un posible delito de maltrato a los animales o de riesgo para la salud de las personas. Tras los análisis veterinarios, los restos de animales fueron trasladados por la empresa Proygrasa al vertedero de Cogersa, en Serín. Fuentes de la Comandancia de la Guardia Civil de Gijón señalaron que los servicios de recogida contabilizaron un total de 135 cabezas de ganado caprino muertas. Las diligencias abiertas por el Seprona de la Guardia Civil fueron trasladadas al Juzgado de guardia de Pola de Laviana. El juez llamó ayer por la mañana a declarar al propietario de la explotación, J. M. M. G.
El ganadero, de poco más de 40 años, es un emprendedor muy conocido en el concejo de San Martín del Rey Aurelio puesto que fabricaba los únicos quesos artesanos del municipio, unos productos elaborados a partir de leche de cabra muy apreciados por los entendidos en quesos y que incluso llegaron a venderse en grandes superficies comerciales. «Hace tres años dejé de fabricar quesos, pero pretendía volver a hacerlo», señaló el ganadero. Por ese motivo tenía cientos de cabras en su explotación de La Peña. Ahora sólo quedan vivas 37, según el recuento que hizo la Guardia Civil.
«Me quedé frío cuando me enteré de lo sucedido en esa granja. Al Ayuntamiento nunca habían llegado quejas», afirmó ayer Ignacio Fernández, alcalde de San Martín del Rey Aurelio, que señaló que desde el Ayuntamiento se avisó a los veterinarios y se prestó colaboración para trasladar las reses muertas. Una máquina paleadora de los servicios municipales cargó los restos de los animales al camión de Proygrasa que los trasladó al vertedero. De algunas cabras sólo quedaban los huesos.
Un ganadero deja morir de hambre a un centenar de cabras.
- Un centenar de cabras fueron encontradas ayer muertas en una explotación de Blimea, concretamente en el pueblo de Villalad. Presuntamente, su propietario, José Manuel M. G., las habría dejado morir por inanición en el interior de una nave de su explotación.
Hasta el lugar de los hechos acudió una patrulla del Seprona, así como personal del Ayuntamiento de San Martín del Rey Aurelio, quienes habían sido alertados por los vecinos de la zona.
Cuenta Julio Vivas en El Comercio que el panorama era desolador, ya que se en el interior de la nave convivían cabras vivas con los cadáveres y esqueletos de las otras, en un ambiente de hedor insoportable.
Tras comprobar los hechos, el Seprona procedió a denunciar al propietario de las cabras por un delito de maltrato animal, aunque lo dejó en libertad con la obligación de acudir al juzgado cuando sea citado. Así, será el juez quien decida si se procede a su detención.
También intervinieron en esta actuación veterinarios y técnicos de Bienestar Animal de la Consejería de Medio Ambiente y Desarrollo Rural, quienes tomaron muestras de los animales para analizar el motivo de su muerte, aunque todo apunta a que haya sido por falta de alimento.
Desde la propia consejería confirmaron ayer que abrirán un expediente a José Manuel M. G. por incumplimiento de la normativa de Bienestar Animal.
En cuanto a los animales vivos -alrededor de una treintena de cabezas de ganado-, éstos fueron inmovilizados de forma cautelar y no será hasta el lunes cuando la consejería decida si incautarlos o no, tras una nueva visita de sus técnicos a la explotación.
Esta inmovilización del ganado puede explicarse por la posibilidad de que tengan algún tipo de enfermedad que puedan transmitir a otros animales, así como por el tiempo que resta hasta su posible incautación, con un fin de semana por delante.
Los animales vivos mostraban un lamentable estado de salud, motivado probablemente por la falta de comida. De hecho, algunas de las personas que acudieron hasta la explotación comentaron que las cabras «se comían hasta las piedras».
La Consejería de Bienestar Animal también se encargó de avisar al Proygrasa (Proteinas y Grasas del Principado), entidad que se ocupó de trasladar los cadáveres de los animales por la tarde, ya que estos fueron encontrados a primera hora de la mañana.
La Nueva España, lne, 16 Noviembre 2008.
El Principado abre expediente a la granja por maltrato a los animales.
La Peña (Blimea), P. C.--La Consejería de Medio Ambiente y Desarrollo Rural del Principado de Asturias ha abierto un expediente de incumplimiento de la normativa de bienestar animal al propietario de la explotación caprina de Blimea donde la Guardia Civil halló 135 reses muertas.
Según señalaron ayer fuentes de la Consejería de Medio Ambiente, miembros del servicio de Bienestar Animal, dependiente de dirección general de Ganadería y Agroalimentación, se desplazaron el viernes a la aldea de La Peña, inspeccionaron la granja y abrieron un expediente de incumplimiento de la normativa de bienestar animal que podría derivar en un sanción administrativa. Esta investigación es paralela a la abierta por el juez de guardia de Pola de Laviana.
El personal de Medio Ambiente autorizó el traslado de las reses muertas e inmovilizó al resto de ganado que estaba vivo, un total de 37 cabras según señalaron fuentes de la Guardia Civil. Mañana los responsables del servicio de Bienestar Animal volverán a inspeccionar la granja y comprobar si el propietario reúne los requisitos necesarios para seguir al cargo de las reses que aún quedan vivas. De no ser así, el Principado se incautará de los animales.
Las cabras permanecían ayer en uno de los empinados prados que rodean a la nave de bloques de hormigón donde la Guardia Civil halló a las reses muertas. Los animales pastaban con fruición al aire libre.
La Nueva España,lne., 16 Noviembre 2008.
«Las cabras se morían y no supe qué hacer»
El ganadero que ocultó 135 cadáveres en una quesería de Blimea afirma que no avisó a los veterinarios porque había dejado de pagar el seguro
La Peña (Blimea),
P. CASTAÑO
«En septiembre empezaron a morir las cabras, una tras otra, de golpe, y no supe qué hacer, no supe qué hacer...». El dueño de la explotación ganadera de La Peña, en Blimea, donde el pasado viernes la Guardia Civil halló 135 cabras muertas, muchas de ellas en avanzado estado de descomposición, negó ayer que dejara morir de inanición al ganado, aunque reconoció que en ningún momento dio parte a los servicios veterinarios de la situación de las cabras ni cumplió con las normativas de gestión de las reses muertas.
«No dejé morir a las cabras, seguía alimentándolas con pienso, pero algún tipo de enfermedad, o algo, acabó con ellas», afirmó el propietario de la explotación ganadera a la puerta de su casa, situada a escasos metros de la nave donde aparecieron las reses muertas. «El lunes concluirán los pruebas veterinarias que está haciendo el Principado y entonces se aclarará la causa de la muerte de las cabras», añadió el ganadero.
Cuando se le pregunta por qué no avisó a los servicios veterinarios, el ganadero se queda en silencio y enciende un cigarrillo rubio. «Las cabras empezaron a morir en septiembre, de golpe, y me puse muy nervioso, no sabía qué hacer. En esos momentos estaba pasando una etapa difícil a nivel personal y laboral y además ya no estaba pagando el seguro, por lo que si llamaba a Proygrasa (la empresa que se encarga en Asturias de la gestión de las reses muertas) me iba a costar dinero. Fui dejándolo, dejándolo...».
Su dejadez pronto fue advertida por los vecinos de la zona. Al pueblo de Villalad, situado a poco más de 200 metros de La Peña, comenzaron a llegar los hedores procedentes de la nave ganadera. Fue un vecino de la zona quien alertó el pasado viernes a la Guardia Civil. Una patrulla del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) del cuartel de Pola de Laviana se desplazó hasta La Peña, aldea situada a un kilómetro de Blimea y tras localizar al dueño de la explotación pecuaria accedieron a la nave ganadera. Los agentes se encontraron con un espectáculo dantesco, cientos de cabras muertas, algunas en avanzado estado de descomposición, y varias vivas que comían los cadáveres.
La Guardia Civil alertó a los servicios veterinarios de la Consejería de Medio Ambiente y Desarrollo Rural, identificaron al propietario de la explotación ganadera y abrieron diligencias por un posible delito de maltrato a los animales o de riesgo para la salud de las personas. Tras los análisis veterinarios, los restos de animales fueron trasladados por la empresa Proygrasa al vertedero de Cogersa, en Serín. Fuentes de la Comandancia de la Guardia Civil de Gijón señalaron que los servicios de recogida contabilizaron un total de 135 cabezas de ganado caprino muertas. Las diligencias abiertas por el Seprona de la Guardia Civil fueron trasladadas al Juzgado de guardia de Pola de Laviana. El juez llamó ayer por la mañana a declarar al propietario de la explotación, J. M. M. G.
El ganadero, de poco más de 40 años, es un emprendedor muy conocido en el concejo de San Martín del Rey Aurelio puesto que fabricaba los únicos quesos artesanos del municipio, unos productos elaborados a partir de leche de cabra muy apreciados por los entendidos en quesos y que incluso llegaron a venderse en grandes superficies comerciales. «Hace tres años dejé de fabricar quesos, pero pretendía volver a hacerlo», señaló el ganadero. Por ese motivo tenía cientos de cabras en su explotación de La Peña. Ahora sólo quedan vivas 37, según el recuento que hizo la Guardia Civil.
«Me quedé frío cuando me enteré de lo sucedido en esa granja. Al Ayuntamiento nunca habían llegado quejas», afirmó ayer Ignacio Fernández, alcalde de San Martín del Rey Aurelio, que señaló que desde el Ayuntamiento se avisó a los veterinarios y se prestó colaboración para trasladar las reses muertas. Una máquina paleadora de los servicios municipales cargó los restos de los animales al camión de Proygrasa que los trasladó al vertedero. De algunas cabras sólo quedaban los huesos.