El Seprona investiga más casos de maltrato animal en Cádiz.
El Seprona se ha 'bajado de la moto'. Pero no porque haya disminuido la guardia. Antes al contrario. La tradicional estampa del agente de este Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil a bordo de una motocicleta ha cambiado sustancialmente desde hace escasas fechas. Ahora, a menudo 'aparcan' el uniforme y van de paisano porque la mayoría de las veces, su labor se centra especialmente en la investigación.
Diario de Cádiz, 22 octubre 2012
Más diversificación y una mayor especialización han ido de la mano en una reorganización impulsada hace seis meses por un viejo conocido de la Comandancia de Cádiz, el anterior coronel Alfonso Escuer Mur, general jefe en Madrid del Seprona. Por eso ya lo que antaño se llamaba la Patrulla Urbana hoy se llama, en el acuartelamiento gaditano, Patrulla de Comandancia, que es a la postre la cabeza visible de una sección que se completa con dos equipos de laboratorio e investigación y una Oficina Técnica, la encargada de coordinar las actuaciones de las restantes patrullas con que cuentan las compañías territoriales.
Con ellos iniciamos hoy una serie de reportajes en este periódico para acercar la labor de la Guardia Civil a los ciudadanos, dentro de los actos organizados para festejar, el próximo 12 de octubre, la Patrona de la Benemérita, la Virgen del Pilar. Se trata de una iniciativa auspiciada por el actual coronel jefe en Cádiz, Antonio Tocón, que, desde que asumió el cargo, en julio de 2010, se fijó como meta que los guardias civiles a su mando en la provincia se integren con la población a la que dan servicio.
Para ello, contamos como cicerone con el guardia Miguel Ángel Guerrero, que se muestra encantado con la reorganización acometida, al estar convencido de que ahora, el Seprona puede ser mucho más eficaz. Y eso que andan sobrados de trabajo. Las 8.000 actuaciones de media al año que llevan a cabo los 28 agentes con que cuenta el Seprona en la demarcación de la Comandancia de Cádiz avalan el trabajo de una unidad que, entre sus cometidos, tiene salvaguardar el medio ambiente, el patrimonio histórico, la sanidad alimentaria, la flora y la fauna, con un cuidado exquisito a los animales, cuyo maltrato se ha disparado en estos tiempos de crisis.
Y es que Guerrero desvela que es el maltrato animal el que les tiene más ocupados últimamente. A este respecto, tiene su teoría personal: "Con los animales ha ocurrido como con el boom del ladrillo. Hay 300.000 clínicas, tiendas de animales, establecimientos donde venden piensos,... Es tal el volumen de negocio de los animales de compañía que no interesa poner coto". Y como el ladrillo, atraviesa sus horas bajas. "Todos hemos pasado de ser constructores y tener caballos a no tener un duro". Esto habría provocado la muerte de caballos por inanición denunciada en Chiclana, y los casos detectados de ganaderos enviando purasangres al matadero, al no poder seguir manteniéndolos.
Y en paralelo, al rebufo de la crisis, como pasa en otros campos como el contrabando de tabaco, florece un mercado negro en el que los agentes se están encontrando de todo. Desde el reñidero de gallos ilegal desmantelado a principios de este verano en Sanlúcar, en una operación que sigue abierta y en la que ya se contabiliza una cuarentena de imputados, hasta los envíos clandestinos de animales allende de nuestras fronteras, de la mano de la furgoneta interceptada en El Puerto con 26 perros hacinados que en teoría iban hacia Italia el pasado año. En este caso, la investigación sigue su curso en un Juzgado de la localidad, y ya ha deparado la imputación de dos veterinarias.
El agente Guerrero asegura que pudieron determinar que los pasaportes que habían sido expedidos para los animales estaban "llenos de datos falsos", no coincidiendo con los registrados en el microchip de cada animal ni con la propia identidad.
Varias son las teorías que se barajan sobre la finalidad última de estos envíos masivos, que abarcan desde laboratorios, para ser usados como conejillos de indias. hasta la venta a países asiáticos, como Tailandia o China, donde pagan el kilo de carne de perro a casi el doble que el precio ya alcanzado por el cobre en el mercado ilegal, siete euros, pasando por la más beneficiosa entre comillas para los animales: su ingreso en 'cárceles', en pseudo protectoras en Italia. Porque en el país transalpino está prohibido el sacrificio animal, y el Gobierno abona 7 euros al día por perro para contribuir a su mantenimiento. De ahí la posible falsificación de la verdadera edad de los perros, para garantizarse subvenciones más tiempo ya que allí basta con adjuntar la documentación, no siendo habitual que las autoridades controlen el censo real de perros que albergan las protectoras.
También los perros han sido los tristes protagonistas de otra de las más sonadas actuaciones que ha llevado a cabo recientemente el Seprona, la operación Pupi, no cerrada aún. Se trata de la estafa por internet que supuestamente llevaba a cabo una pareja desde una nave ilegal en un polígono de Sanlúcar, donde almacenaban a los perros enfermos que vendían por la red. En una primera inspección, los agentes se toparon con los cadáveres de 15 perros en un congelador, y una treintena listos para vender, muchos afectados de parvovirosis.
En este caso, han contado con la activa implicación del titular del Juzgado 2 de Sanlúcar, que llegó a ir personalmente con ellos a un segundo registro en el que hubieron de reventar la puerta, al decir la mujer, "fíjate, delante del magistrado", que había perdido la llave de la nave. Dentro, había más cadáveres congelados y más canes enfermos.
Historias tienen mil para contar de animales. Como la última llamada de una mujer de Chiclana, alertando de la presencia en su casa de una tarántula viuda, seguramente, otra 'mascota' abandonada por sus dueños. O la joven que se llevó en Conil a la playa a su serpiente pitón. "Nos llaman 33 veces al día como si nosotros fuéramos Indiana Jones o Cocodrilo Dundee, pero ya no podemos diversificarnos más".
Porque entre medias, tampoco pueden descuidar sus otras funciones, entre las que sin duda también hay que reseñar el cuidado de la sanidad alimentaria. Ahora mismo, tienen en marcha una operación de control de medicamentos, tras detectar que en los gimnasios circulan no pocos fármacos veterinarios que contienen clembuterol, que los adictos a la vigorexia consumen ajenos a los graves daños (especialmente al hígado) que pueden sufrir.
En este campo, no hay que olvidar los controles periódicos que realizan para garantizar que los consumidores no llegan a comer inmaduros la mayor de las veces traídos escondidos entre los motores de un barco, en condiciones insalubres, toda una bomba para la salud; el "éxito" cosechado para acabar con el mercadeo de angulas en la desembocadura del Guadalquivir, al lograr que el juez decretara la destrucción de las embarcaciones de los riacheros, y las inspecciones en explotaciones agropecuarias y hasta en carnicerías.
Controles fitosanitarios para evitar el uso de fungicidas prohibidos en cosechas y cultivos, y la salvaguarda del patrimonio histórico, con la operación Pitero en marcha para evitar expolios en los BIC (Bienes de Interés Cultural) y en yacimientos arqueológicos, son otros de los frentes que tiene a su cargo el Seprona, sin no dejar de citar por último las inspecciones para erradicar los vertidos procedentes de pozos negros en asentamientos ilegales, con Conil como principal epicentro este verano.