El 'zoo ilegal' de Jesulín de Ubrique
COLPISA. MADRID
A Jesulín de Ubrique le crecen los enanos. Hace poco tenía que salir a la palestra para desmentir los rumores que apuntaban a que estaba arruinado y ahora la Guardia Civil le priva de sus tesoros cinegéticos. Los agentes del instituto armado se han quedado con dos osos, un jaguar y una cabeza de cebra, producto de su afición a la caza mayor.
El torero que trae de cabeza a Belén Esteban tenía disecados en su casa los animales, que adornaban las estancias de la que quizá sea la finca más conocida de España, 'Ambiciones'. Los guardias civiles entraron en los predios de Jesulín a raíz de una denuncia que presentó una asociación protectora de animales. Los ambientalistas vieron en televisión los trofeos de caza y comunicaron los hechos a la Guarda Civil. En cumplimiento de las diligencias, los uniformados requirieron al diestro la documentación sobre las fieras, y a la vista de que el de Ubrique carecía de los papeles pertinentes, no tuvieron más remedio que requisar las piezas. A estas alturas Jesús Janeiro debería tener más cuidado en lo que atañe a asuntos cinegéticos. Su esposa, María José Campanario ya tuvo un disgusto cuando estuvo a punto de perder un ojo con la mira telescópica de un rifle, a causa del retroceso que experimentó al ser disparada.
Decir caza y Jesulín es mentar la bicha. El matador no se conforma con dar la puntilla a los astados, sino que además quiere abatir a escopetazo limpio a otros espécímenes animales. Lo malo es que esta afición le está concitando muchas querellas, sobre todo con el Partido Antitaurino Contra el Maltrato Animal (PACMA), al que tiene en su contra desde que se le vio cazando conejos con hurones, cuyo uso está restringido. Como en el caso que nos ocupa no se estaba utilizando a esa especie para extinguir una plaga de conejos, su uso era ilegal.
Lástima que nadie comprenda al dueño de 'Ambiciones'. Él ama a los animales, pero una vez que han pasado por las manos expertas del taxidermista. Una de sus mascotas más queridas, el tigre que dio en llamar Curripipi, mandó que lo disecaran, impulso que debe de sentir cuando oye a su ex despotricando contra él y batiendo audiencias en Telecinco.
Pese a los malos tragos que le ha procurado su pasión por la caza, lo cierto es que si no hubiera sido por ella jamás habría conocido a la que hoy es su mujer. En 2001 sufrió un accidente de tráfico que le dejó postrado y con tres vértebras dañadas cuando regresaba de una cacería. El torero fue rápidamente ingresado en el hospital Virgen del Rocío y se sometió a un proceso lento de recuperación. Fue en ese momento cuando conoció a María José Campanario, responsable de las dichas del diestro y de los berrinches de la Esteban.