En contra de la caza. Opinión.
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Diario de Cádiz, 1 de Octubre 2008.
En contra de la caza.
Está a punto de comenzar la temporada de caza y ello conllevará la muerte de miles y miles de animales, contando la caza mayor y la menor. Animales que estarán tranquilos en su hábitat disfrutando de la naturaleza, pero el cazador humano molestará su tranquilidad.
Aproximadamente se calcula que puede haber miles de licencias de caza en España y, si a ello sumamos que algunos tienen varias licencias, pues muchísimo peor para los animales y, por supuesto con el beneplácito del Gobierno, y si no, que se lo digan al ministro de Justicia, el señor Bermejo, para el que una de las aficiones favoritas es matar a pobres ciervos en sus ratos libres con dinero público, cuando lo que tendría que hacer es impartir justicia para todos los seres vivos.
Esto más que un deporte es un crimen contra los animales y el medio ambiente. Ni que decir tiene que la caza contribuye a la destrucción total de la naturaleza por muchísimos motivos: se contamina con los plomos, se envenenan especies protegidas, se privatizan campos y cotos, se producen incendios- a veces provocados- y, para mí, lo más cruel es que se asesinan animales sin sentido, por el puro placer de matar.
Animales que en su mayoría mueren sufriendo el acoso del cazador, otros agonizantes en trampas, y por supuesto, no me olvido de los perros de ellos. Algunos, cuando ya no les sirven, los abandonan a su suerte en la carretera, otros son ahorcados y otros mueren atropellados.
¿A esto se le puede llamar deporte? La caza hoy en día no es necesaria para vivir. El otro día pude comprobar unas imágenes en Internet y no pude sino sentir más desprecio hacia esta actividad.
Fue algo así: un pobre ciervo era disparado; el animal, como es natural, trataba de huir aterrorizado y herido, pero poco le iba a durar la huída. Poco después se observa al animal tendido y lamiéndose su herida con una mirada de dulzura y terror. Ya no podía levantarse. En eso llegan varios cazadores, hombres y mujeres entre risas y, orgullosos de su hazaña, muestran la cara del animal, levantándolo por los cuernos. El ciervo agonizante, saca su lengua y, poco después, varios individuos cogen unos machetes, empiezan a cortarle el cuello y lo siguen mostrando a la cámara. La imagen se va terminando, pero parece ser que la intención de estos asesinos era cortarle la cabeza al animal aún con vida.
Este es el perfil de la desgracia que corren muchos animales, igual que el ciervo de mi ejemplo. A esto se le puede llamar deporte, pero en realidad es una crueldad que debería prohibirse. Es un crimen contra los que no pueden defenderse, por eso digo: no a la caza, no a las subvenciones del Gobierno para esta cruel actividad; sí a la vida y al respeto de todos los animales.
Eduardo Villanueva López.
En contra de la caza.
Está a punto de comenzar la temporada de caza y ello conllevará la muerte de miles y miles de animales, contando la caza mayor y la menor. Animales que estarán tranquilos en su hábitat disfrutando de la naturaleza, pero el cazador humano molestará su tranquilidad.
Aproximadamente se calcula que puede haber miles de licencias de caza en España y, si a ello sumamos que algunos tienen varias licencias, pues muchísimo peor para los animales y, por supuesto con el beneplácito del Gobierno, y si no, que se lo digan al ministro de Justicia, el señor Bermejo, para el que una de las aficiones favoritas es matar a pobres ciervos en sus ratos libres con dinero público, cuando lo que tendría que hacer es impartir justicia para todos los seres vivos.
Esto más que un deporte es un crimen contra los animales y el medio ambiente. Ni que decir tiene que la caza contribuye a la destrucción total de la naturaleza por muchísimos motivos: se contamina con los plomos, se envenenan especies protegidas, se privatizan campos y cotos, se producen incendios- a veces provocados- y, para mí, lo más cruel es que se asesinan animales sin sentido, por el puro placer de matar.
Animales que en su mayoría mueren sufriendo el acoso del cazador, otros agonizantes en trampas, y por supuesto, no me olvido de los perros de ellos. Algunos, cuando ya no les sirven, los abandonan a su suerte en la carretera, otros son ahorcados y otros mueren atropellados.
¿A esto se le puede llamar deporte? La caza hoy en día no es necesaria para vivir. El otro día pude comprobar unas imágenes en Internet y no pude sino sentir más desprecio hacia esta actividad.
Fue algo así: un pobre ciervo era disparado; el animal, como es natural, trataba de huir aterrorizado y herido, pero poco le iba a durar la huída. Poco después se observa al animal tendido y lamiéndose su herida con una mirada de dulzura y terror. Ya no podía levantarse. En eso llegan varios cazadores, hombres y mujeres entre risas y, orgullosos de su hazaña, muestran la cara del animal, levantándolo por los cuernos. El ciervo agonizante, saca su lengua y, poco después, varios individuos cogen unos machetes, empiezan a cortarle el cuello y lo siguen mostrando a la cámara. La imagen se va terminando, pero parece ser que la intención de estos asesinos era cortarle la cabeza al animal aún con vida.
Este es el perfil de la desgracia que corren muchos animales, igual que el ciervo de mi ejemplo. A esto se le puede llamar deporte, pero en realidad es una crueldad que debería prohibirse. Es un crimen contra los que no pueden defenderse, por eso digo: no a la caza, no a las subvenciones del Gobierno para esta cruel actividad; sí a la vida y al respeto de todos los animales.
Eduardo Villanueva López.