Encierros con escándalos de orden público.Tanos (Cantabria).
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El Diario Montañés, 4 agosto, 2008.
TORRELAVEGA.El encierro de tres vaquillas en Tanos acabó en un problema de orden público.El espectáculo taurino, tradicional en este pueblo, resultó muy flojo, lo que exacerbó al público, sobre todo cuando una res murió asfixiada en la plaza y empresario y organizadores tuvieron que ser escoltados hasta la Comisaría.
Los encierros de vaquillas en Tanos se habían recuperado tras suspenderse varios años por la muerte de un joven que fue corneado.Fue uno de esos espectáculos que a ningún aficionado taurino le hubiera gustado presenciar. En la madrugada de ayer sábado, en el pueblo de Tanos, que celebra sus fiestas patronales, 1.300 personas abarrotaban la plaza de toros portátil que un empresario de festejos populares taurinos había instalado, previo acuerdo con los organizadores de las fiestas. A él le correspondía la responsabilidad del festejo porque para él eran los gastos y las ganancias.
Sobre las doce y media de la madrugada salió la primera vaquilla, que pronto demostró que no valía para el encierro; salió la segunda y se cayó al suelo porque estaba floja de remos; salió la tercera y ahí vino el problema. En el coso se había instalado un cañón de espuma para dar más animación al espectáculo consistente en que los mozos bajan a la arena a recortar a los animales (éstos van debidamente embolados para evitar de esta manera cornadas).
Asfixiado en espuma.
Esta novedad que se quiso introducir fue, según el parte veterinario, una de las causas de que las cosas, que ya habían empezado mal, acabaran peor. La vaquilla, casi erala, entró con fogosidad a la zona donde estaba la espuma, que no debería haber rebasado los 40 centímetros de altura, pero los rebasó. El animal se adentró en la zona espumosa, y siguiendo el parte oficial de los servicios veterinarios regionales, que acudieron a Tanos al ser requeridos por la policía, cayó muerto, pero no por una estocada ni un golpe, sino por asfixia.
El espectáculo, con un público ya enervado, no pudo ser peor: al animal le tuvieron que retirar de la plaza como pudieron, tirando de él por sus patas y astas, mientras que los 1.300 espectadores cargaban, unos, su enfado contra los organizadores, y otros, contra el empresario; la mayoría de ellos, no obstante, optaba por marcharse de la plaza, sintiendose, eso sí, timados por los seis euros que les había costado la entrada.
La cosa pasa a mayores
Era ya la una y media de la madrugada, y las muchas horas de fiesta se hacían notar en algunos espectadores, cuando se dejó correr la especie de que el empresario taurino iba a devolver el dinero. Casi todos intentaron recuperar sus seis euros, pero, al ver que de eso, nada, se fueron alejando de la taquilla. No lo hizo así un centenar de personas que insistía, sonoramente, en que les fuera devuelto su dinero, rodeando al taquillero que trataba de salir con la recaudación (unos 7.800 euros), ya que el empresario dijo que no había derecho a devolución por haberse sobrepasado la mitad del espectáculo.
En esos momentos sí empezaron los problemas. La Policía Local fue requerida para evitar que el asunto fuera a mayores, y de paso, proteger a los organizadores y al taquillero contra quienes la habían tramado medio centenar de espectadores. También hizo acto de presencia la Policía Nacional, dado que el control de este tipo de espectáculos le compete a la Delegación del Gobierno. Todos terminaron en la comisaría unificada de La Llama.
Mientras tanto, en el pueblo, los ánimos se fueron calmando pero no sin dificultades, y sobre las cinco de la madrugada, en la misma comisaría, el empresario aceptó que los organizadores le rescindieran, sin indemnización, el contrato para los tres espectáculos que faltaban. Ayer por la mañana el veterinario municipal dió cuenta al servicio de recogida de animales muertos del Gobierno de Cantabria de este hecho para que se llevaran a la vaqiuilla que permanecía muerto en el corral desde hacía diez horas. Los otros dos erales serán sacrificados mañana, como es preceptivo, en el matadero municipal.
Desolación y disgusto
Los organizadores de las fiestas, un grupo de voluntariosos vecinos, no daban crédito a lo sucedido. Pedían perdón públicamente al tiempo que explicaban, a través de un portavoz, Juan Simón Pozueta, que ellos sólo habían acordado el espectáculo taurino, pero que del desarrollo y de los beneficios el único responsable era el empresario de la finca Los Nogales del Valle del Osa (Burgos). Desolados, esperaban, no obstante, que este hecho no empañara las fiestas que tanto esfuerzo les ha costado organizar para que sus vecinos se diviertan, sin recibir nada a cambio. «Pedimos perdón a todos si este hecho ha empañado las fiestas, pero queremos que se sepa que nosotros no hemos tenido ningún control sobre el festejo ni sobre el ganado, solamente nos hemos fiado de la honradez que esperábamos del empresario. Nosotros no sabemos de toros».
TORRELAVEGA.El encierro de tres vaquillas en Tanos acabó en un problema de orden público.El espectáculo taurino, tradicional en este pueblo, resultó muy flojo, lo que exacerbó al público, sobre todo cuando una res murió asfixiada en la plaza y empresario y organizadores tuvieron que ser escoltados hasta la Comisaría.
Los encierros de vaquillas en Tanos se habían recuperado tras suspenderse varios años por la muerte de un joven que fue corneado.Fue uno de esos espectáculos que a ningún aficionado taurino le hubiera gustado presenciar. En la madrugada de ayer sábado, en el pueblo de Tanos, que celebra sus fiestas patronales, 1.300 personas abarrotaban la plaza de toros portátil que un empresario de festejos populares taurinos había instalado, previo acuerdo con los organizadores de las fiestas. A él le correspondía la responsabilidad del festejo porque para él eran los gastos y las ganancias.
Sobre las doce y media de la madrugada salió la primera vaquilla, que pronto demostró que no valía para el encierro; salió la segunda y se cayó al suelo porque estaba floja de remos; salió la tercera y ahí vino el problema. En el coso se había instalado un cañón de espuma para dar más animación al espectáculo consistente en que los mozos bajan a la arena a recortar a los animales (éstos van debidamente embolados para evitar de esta manera cornadas).
Asfixiado en espuma.
Esta novedad que se quiso introducir fue, según el parte veterinario, una de las causas de que las cosas, que ya habían empezado mal, acabaran peor. La vaquilla, casi erala, entró con fogosidad a la zona donde estaba la espuma, que no debería haber rebasado los 40 centímetros de altura, pero los rebasó. El animal se adentró en la zona espumosa, y siguiendo el parte oficial de los servicios veterinarios regionales, que acudieron a Tanos al ser requeridos por la policía, cayó muerto, pero no por una estocada ni un golpe, sino por asfixia.
El espectáculo, con un público ya enervado, no pudo ser peor: al animal le tuvieron que retirar de la plaza como pudieron, tirando de él por sus patas y astas, mientras que los 1.300 espectadores cargaban, unos, su enfado contra los organizadores, y otros, contra el empresario; la mayoría de ellos, no obstante, optaba por marcharse de la plaza, sintiendose, eso sí, timados por los seis euros que les había costado la entrada.
La cosa pasa a mayores
Era ya la una y media de la madrugada, y las muchas horas de fiesta se hacían notar en algunos espectadores, cuando se dejó correr la especie de que el empresario taurino iba a devolver el dinero. Casi todos intentaron recuperar sus seis euros, pero, al ver que de eso, nada, se fueron alejando de la taquilla. No lo hizo así un centenar de personas que insistía, sonoramente, en que les fuera devuelto su dinero, rodeando al taquillero que trataba de salir con la recaudación (unos 7.800 euros), ya que el empresario dijo que no había derecho a devolución por haberse sobrepasado la mitad del espectáculo.
En esos momentos sí empezaron los problemas. La Policía Local fue requerida para evitar que el asunto fuera a mayores, y de paso, proteger a los organizadores y al taquillero contra quienes la habían tramado medio centenar de espectadores. También hizo acto de presencia la Policía Nacional, dado que el control de este tipo de espectáculos le compete a la Delegación del Gobierno. Todos terminaron en la comisaría unificada de La Llama.
Mientras tanto, en el pueblo, los ánimos se fueron calmando pero no sin dificultades, y sobre las cinco de la madrugada, en la misma comisaría, el empresario aceptó que los organizadores le rescindieran, sin indemnización, el contrato para los tres espectáculos que faltaban. Ayer por la mañana el veterinario municipal dió cuenta al servicio de recogida de animales muertos del Gobierno de Cantabria de este hecho para que se llevaran a la vaqiuilla que permanecía muerto en el corral desde hacía diez horas. Los otros dos erales serán sacrificados mañana, como es preceptivo, en el matadero municipal.
Desolación y disgusto
Los organizadores de las fiestas, un grupo de voluntariosos vecinos, no daban crédito a lo sucedido. Pedían perdón públicamente al tiempo que explicaban, a través de un portavoz, Juan Simón Pozueta, que ellos sólo habían acordado el espectáculo taurino, pero que del desarrollo y de los beneficios el único responsable era el empresario de la finca Los Nogales del Valle del Osa (Burgos). Desolados, esperaban, no obstante, que este hecho no empañara las fiestas que tanto esfuerzo les ha costado organizar para que sus vecinos se diviertan, sin recibir nada a cambio. «Pedimos perdón a todos si este hecho ha empañado las fiestas, pero queremos que se sepa que nosotros no hemos tenido ningún control sobre el festejo ni sobre el ganado, solamente nos hemos fiado de la honradez que esperábamos del empresario. Nosotros no sabemos de toros».