Enfermedades poco conocidas amenazan la supervivencia de especies animales.
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Web AFP, 7 Octubre 2008.
Enfermedades poco conocidas amenazan la supervivencia de especies animales.
BARCELONA (AFP) — Numerosas especies animales, amenazadas ya por la desaparición de su medio natural, también deben enfrentarse a la aparición de enfermedades poco conocidas, a veces vinculadas al cambio climático y cuyas consecuencias podrían ser graves para los seres humanos.
"La mayor amenaza del cambio climático probablemente sea la propagación de enfermedades emergentes", declaró este martes en Barcelona Steven Sanderson, presidente de la ONG Sociedad para la Conservación de la Fauna Salvaje (Wildlife Conservation Society), con sede en Nueva York.
"Toda perturbación en el medio ambiente tiene efectos inmediatos sobre los animales salvajes porque no pueden adaptarse rápidamente", subrayó el doctor William Karesh, director de programas de salud de la ONG.
Un estudio de la Sociedad presentada en el congreso de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) muestra una lista de 12 agentes patógenos, como la peste y el cólera, que un aumento de las temperaturas y de las precipitaciones contribuiría a propagar rápidamente entre la fauna salvaje.
Entre las enfermedades citadas, figuran también la tuberculosis y la fiebre amarilla, el virus ébola, causantes de epidemias mortales en hombres y primates en África Ecuatorial, los parásitos externos e intestinales, la enfermedad de Lyme, transmitida por un parásito que chupa la sangre de los mamíferos, o las "mareas rojas" fatales para la vida marina, debido a la proliferación de una microalga ('Karenia brevis') productora de una neurotoxina.
El cambio climático podría también contribuir indirectamente a la propagación del virus H5N1 de la gripe aviar, llevando a las aves migratorias a modificar sus rutas y entrar en contacto así con aves domésticas.
Esta docena de enfermedades mortales de la fauna salvaje es sólo "una muestra", elaborada en función de su impacto potencial sobre la salud humana, subrayó el doctor Karesh.
Algunas especies son víctimas del cambio climático sin que todavía se pueda medir el impacto que esto tendrá sobre el hombre. Es el caso de los anfibios: uno de cada tres está amenazado de extinción, según la lista roja de la UICN. "La causa principal de su desaparición es la desecación de las zonas húmedas", explica Jean Patrick Le Duc, del Museo de Historia Natural (MNHN). "Una serie de especies han desaparecido en América Central por la modificación del manto vegetal. Necesitan humedad y sombra", añadió.
Más allá del cambio climático, los anfibios también son víctimas de una temible micosis, la 'chytridiomicosis', provocada por un hongo ('Batrachochytrium dendrobatidis'). "No sabemos nada de este hongo patógeno, cómo se propaga, como luchar contra él", afirmó Michael Hoffman, un especialista de la UICN. "Vemos aparecer nuevas amenazas con enfermedades que no se sabe de dónde salen y que tienen efectos devastadores", añadió.
Así el diablo de Tasmania ('Sarcophilus harrisii'), un marsupial carnívoro, ha visto caer su población en un 60% desde hace diez años, por un misterioso tumor cancerígeno facial. "Nadie sabe de dónde ha salido y la enfermedad sigue haciendo estragos entre los diablos, un animal anteriormente muy extendido en Tasmania", comentó Hoffman.
Enfermedades poco conocidas amenazan la supervivencia de especies animales.
BARCELONA (AFP) — Numerosas especies animales, amenazadas ya por la desaparición de su medio natural, también deben enfrentarse a la aparición de enfermedades poco conocidas, a veces vinculadas al cambio climático y cuyas consecuencias podrían ser graves para los seres humanos.
"La mayor amenaza del cambio climático probablemente sea la propagación de enfermedades emergentes", declaró este martes en Barcelona Steven Sanderson, presidente de la ONG Sociedad para la Conservación de la Fauna Salvaje (Wildlife Conservation Society), con sede en Nueva York.
"Toda perturbación en el medio ambiente tiene efectos inmediatos sobre los animales salvajes porque no pueden adaptarse rápidamente", subrayó el doctor William Karesh, director de programas de salud de la ONG.
Un estudio de la Sociedad presentada en el congreso de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) muestra una lista de 12 agentes patógenos, como la peste y el cólera, que un aumento de las temperaturas y de las precipitaciones contribuiría a propagar rápidamente entre la fauna salvaje.
Entre las enfermedades citadas, figuran también la tuberculosis y la fiebre amarilla, el virus ébola, causantes de epidemias mortales en hombres y primates en África Ecuatorial, los parásitos externos e intestinales, la enfermedad de Lyme, transmitida por un parásito que chupa la sangre de los mamíferos, o las "mareas rojas" fatales para la vida marina, debido a la proliferación de una microalga ('Karenia brevis') productora de una neurotoxina.
El cambio climático podría también contribuir indirectamente a la propagación del virus H5N1 de la gripe aviar, llevando a las aves migratorias a modificar sus rutas y entrar en contacto así con aves domésticas.
Esta docena de enfermedades mortales de la fauna salvaje es sólo "una muestra", elaborada en función de su impacto potencial sobre la salud humana, subrayó el doctor Karesh.
Algunas especies son víctimas del cambio climático sin que todavía se pueda medir el impacto que esto tendrá sobre el hombre. Es el caso de los anfibios: uno de cada tres está amenazado de extinción, según la lista roja de la UICN. "La causa principal de su desaparición es la desecación de las zonas húmedas", explica Jean Patrick Le Duc, del Museo de Historia Natural (MNHN). "Una serie de especies han desaparecido en América Central por la modificación del manto vegetal. Necesitan humedad y sombra", añadió.
Más allá del cambio climático, los anfibios también son víctimas de una temible micosis, la 'chytridiomicosis', provocada por un hongo ('Batrachochytrium dendrobatidis'). "No sabemos nada de este hongo patógeno, cómo se propaga, como luchar contra él", afirmó Michael Hoffman, un especialista de la UICN. "Vemos aparecer nuevas amenazas con enfermedades que no se sabe de dónde salen y que tienen efectos devastadores", añadió.
Así el diablo de Tasmania ('Sarcophilus harrisii'), un marsupial carnívoro, ha visto caer su población en un 60% desde hace diez años, por un misterioso tumor cancerígeno facial. "Nadie sabe de dónde ha salido y la enfermedad sigue haciendo estragos entre los diablos, un animal anteriormente muy extendido en Tasmania", comentó Hoffman.