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ENTREVISTA A ÁNGEL PADILLA, “EL POETA DE LOS ANIMALES”

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Ángel Padilla es un poeta valenciano de 36 años que lleva más de quince luchando literariamente contra el maltrato animal. Ha ganado varios premios literarios como el “Leonardo Cercós de Poesía” o el “Casc Antic” de prosa. En 2003 fundó la editorial Toro de Hierro (www.utopiaverde.net/torodehierro), desde donde convoca, junto a otros poetas y con la ayuda de las sociedades protectoras de animales y entidades afines al movimiento, concursos literario animalistas y publica únicamente literatura animalista.

En muchas de las obras del poeta hay un claro mensaje animalista o de protesta ante el crimen constante que el hombre comete con la vida, con la Belleza, como en la novela “Mundo al revés”, editada por Corona del Sur y distribuida por la Asociación Nacional para la Defensa de los Animales, novela que será reeditada en breve por la editorial Parnaso; o como en su poemario antitaurino “La guadaña entre las flores”, también vendido por ANDA y cuya versión definitiva está siendo ya terminada por el poeta para comenzar la búsqueda de editor de un libro tan polémico y tan “molesto” en España. “La guadaña entre las flores”, obra icono del movimiento animalista español, de la que se han publicado poemas en infinidad de revistas animalistas y culturales, fue calificado por Manuel García Viñó, en el Negro sobre Blanco de mayo de 2002, como “uno de los mejores libros que he leído este año”.

¿Qué fines persigue la editorial Toro de Hierro?

Toro de Hierro fue creada con el objetivo de denunciar literariamente el maltrato a los animales, a la vida en general, que el hombre inflige impunemente. Como poeta creo en la poesía, en la literatura, como un arma, creencia ya mantenida por otros poetas que me precedieron (Hernández, Celaya, Alberti...). A su vez, llevando el tema animalista a la comunidad literaria, mediante los concursos nacionales que periódicamente convocamos, añadimos un nuevo tema poético y ponemos de nuevo sobre la mesa el asunto del maltrato animal (un granito más de arena a la admirable lucha que emprenden las sociedades protectoras de animales), y a la larga -esta es la esperanza más hermosa- dejaremos obras-literarias-testimonio de la barbarie que España está cometiendo con la Vida, consigo misma.

¿Crees que se está abriendo un nuevo cauce literario con la literatura animalista, con la incorporación de dicho “tema”?

En mi opinión, sí. Para entender el nacimiento de la poesía animalista debemos comenzar hablando de la lírica, en que el poeta mostraba el “yo” desnudo, en que cantaba a sus propios afectos e ideas en obras admirables como “Elegías de Duino”, de Rilke, o “Muertes y entradas”, de Dylan Thomas. Pasaron siglos de poemas y poemas del “yo”, del “yo hacia abajo”, terreno, o del “yo hacia arriba”, místico. Luego, después de otras etapas literarias que aquí no interesa nombrar, vino una etapa que se dio en llamar de “poesía social”, en que el poeta se vuelca a los demás y ya no “se” canta, sino que está cantando por todos los demás hombres. Del “yo” se sube al “nosotros”. En esta poesía entraría la ejercida como sacerdocio por Castro Alvés, “El poeta de los esclavos”, que cantó al “nosotros”, al “ente humano” sometido, pues él se sintió uno más de esos esclavos por los que, por aquella época de gran esclavitud, sólo unos pocos sentían compasión. De la mano de esa poesía del “nosotros” vinieron obras grandísimas como “Hojas de hierba” de Whitman o “Viento del pueblo” de Hernández. Hoy, la poesía animalista da un nuevo giro de tuerca al avance de la poesía mundial, porque en ella el poeta ya no sólo no canta al “yo”, ni tan siquiera al “nosotros”, sino que canta al “ellos”. En la poesía animalista el sentimiento de empatía está violentamente acentuado porque el “objeto” poético está, supuestamente, más “separado” del hombre, no es de su especie: pertenece al “ellos”. Aunque en realidad, en mi opinión, ese “ellos” pertenece a un “nosotros” más vasto que el concepto que hasta el momento tenemos de especie, es decir, que dicho “nosotros”, para mí, encuadraría a todos los seres del universo.
“La guadaña entre las flores” muestra el mensaje claro de que todo está unido en la vida. El mar está inextricablemente unido al cielo, como un mismo ente con dos partes estéticas diferenciadas pero unidas, los árboles unidos al viento que mece sus hojas, el hombre a los animales, y por tanto, cualquier daño ingligido a una de las partes se le produce al conjunto.

Sí, como poeta, como ser humano, tengo esta intuición, que coincide plenamente con la de diversas disciplinas “filosóficas” orientales, como la del budismo. Siento que todo está unido, que las partes no son libres del todo de los hilos de unión, que yo formo parte luminosa del sol que me alumbra, que mis pies son en verdad raíces de árbol y las raíces del árbol mis pies, que los seres humanos que me cruzo por la calle son yo mismo y a la vez conforman, conformamos, un animal gigantesco y bello llamado Tierra, Mundo, Cosmos, en definitiva: Vida. Así, cuando llora un niño lloro yo, cuando maltratan a un toro me clavan a mí las banderillas (y el torero, sin advertirlo, se las clava a sí mismo) y cuando la hierba siente dicha con la ascensión de la primavera mi alma también florece, verdean mis ojos y siento el mismo viento que hace feliz a la pradera y que nos une.
De “La guadaña entre las flores” se han “utilizado” poemas en varias publicaciones animalistas, sobre todo el poema “El puente de los mártires”, que actualmente está siendo traducido al italiano por la excelente traductora de español y gran simpatizante del movimiento animalista Valentina Di Nicola, que será la encargada de traducir, más adelante, el poemario completo al italiano. Estoy muy ilusionado con este empeño, porque los antitaurinos, aunque “hacemos ruido”, todavía somos muy pocos; así que necesitamos ayuda, incluso, internacional.

Tu novela “Mundo al revés”, que fue calificada por Antonio Orihuela como “la mejor ucronia que he leído nunca” y por Manuel García Viñó como “a la altura de Rebelión en la granja”, será reeditada por Parnaso en la colección Vórtice. ¿Qué mensaje quieres transmitir con ella?

“Mundo al revés” es una alegoría del trato cruel del hombre al animal, ambientada en un supuesto futuro de la humanidad. Busca ser un revulsivo para que el hombre entienda, situándolo a él en el papel de víctima y al animal como verdugo, el mal gratuito que comete con la Belleza. Es una novela polémica y ciertos pasajes de ésta han asustado a algunos lectores (incluso a lectores animalistas), porque se muestra a animales asesinando humanos o, como en la escena de cocina de los chimpancés, troceando bebés humanos muertos para cocinarlos con la misma frialdad con que lo hacen los humanos con los animales. Si la novela escandaliza, quizá sea porque el asunto que aborda es escandaloso en sí, pero a la inversa.

Pero no solamente tus obras son animalistas. “Rascacielos en el infierno”, “Jardinero de estrellas”, “Funerales del caballo”, “Balada del Infierno enamorado del Cielo”... son obras de contenido social... humano.

Sí, ciertamente el tema animalista no es el único que ocupa mi inspiración. Para mí, como he dicho antes, todo está unido y todo es susceptible de ser cantado en poesía, porque cantando a una parte se canta al todo. Pero mi antena inspirativa, por llamarla de alguna forma, sólo recibe “quejas” trágicas para cantos trágicos. Ahí mi creación, esencialmente. Canto al dolor. Y el placer, la felicidad, no me conmueven, no me revuelven. Sí los sentimientos contrarios. De ahí la gestación del poemario “Jardinero de estrellas”, que es una denuncia de los atentados del 11-M, un ser yo “portavoz” de los caídos en ese injusto crimen masivo en que se olvida que las mejores luchas sociales han sido las pacíficas (Gandhi, King, etc.). Los otros poemarios nombrados son obras de contenido casi hermético. “Rascacielos en el infierno” es la crónica poética de un maltrato psíquico que sufrió una amiga, cuya pareja la tenía encerrada en casa como un reo.
Se me conoce como “El poeta de los animales”, y es porque, al menos en los últimos años, pongo más empeño en el asunto animalista que en otros problemas, porque veo que los humanos sometidos ya tienen buena defensa desde muchas asociaciones e intelectuales; no así los animales, que somos una minoría los que sentimos compasión y dedicamos, verdaderamente, nuestra vida a su liberación o que, como digo en mi poema “El puente de los mártires” al toro, “entregamos nuestro hoy por tu mañana”.

¿Cuál es el próximo concurso que Toro de Hierro tiene pensado convocar?

Planeamos, desde hace varios meses, el lanzamiento de un concurso aún más heterodoxo que los convocados hasta la fecha (I Concurso de Poesía Antitaurina; II Concurso de Poesía Animalista). Éste será dedicado al bosque, a la tala indiscriminada de árboles. Porque me he dado cuenta, luchando tantos años por los animales, que si los liberamos definitivamente, con el tiempo, no les quedarán sus hábitats, sus bosques, sus praderas, y todo esto estará desertizado. Así que hay que luchar por el suelo que pisarán, una vez liberados. El asunto poético de dicho concurso será “el lamento del árbol talado” y, por extensión, la injusticia que plantea la tala indiscriminada de bosques en todo el mundo, tala en la que no se vuelve a sembrar, como si el que hace esto no se diera cuenta de que, de seguir así, no sólo los animales, sino también nosotros, deberíamos, para poder vivir, de emigrar a otro planeta dotado de vegetación, vegetación que la Tierra en el futuro no tendrá más que en frías urnas de museos, donde se podrá admirar tras el cristal a tal tipo de flor “que en el pasado existía” o tal tipo de árbol ya extinguido.

Para finalizar, ¿qué obras tienes en marcha actualmente?

Reescribo y mejoro “Mundo al revés” para su reedición en Parnaso e intento terminar “La guadaña entre las flores”; además, genero poemas o poemarios “de urgencia” conforme se van desatando acontecimientos injustos hacia los animes, hacia el hombre, hacia la belleza del mundo, hacia ese ente abstracto y a la vez tan definido que, sólo con pensar la palabra que lo nombra, me echo a temblar de emoción y de amor: Vida.
Creo que, en el caótico tiempo que vivimos, se está librando una de las más cruentas batallas de toda la historia de la humanidad, ésta entre la luz y las sombras, entre la Belleza y el Horror, y el poeta, el artista, no puede permanecer indiferente a esto gestando obras líricas, “ombliguistas” como las de la triste poesía de la experiencia, que tan poco ha hecho avanzar a la poesía y al hombre, sino que ha de ser por fuerza profeta (porque el poeta, si lo es, siempre ve más) para alertar al pueblo de lo que ocurre. El pueblo, siempre tan ausente a lo que “de verdad” vibra bajo sus pies y sobre su cabeza. Cantar y cantar a la Belleza: ese es mi lema de vida. Poeta, mártir y vidente, como lo son muchos de los integrantes de lo que se está dando en llamar “Poesía de la conciencia”, entre ellos el gran Antonio Orihuela.


EL PUENTE DE LOS MÁRTIRES
(Del poemario antitaurino “La guadaña entre las flores”)


1

Con el corazón tañido por relámpagos,
el cosmos en el pecho, el trueno en la garganta
y la primavera en tus ojos de cuatreño,
morirás.

Aun cuando el cuervo blanco sobrevuele tu sima
con el crucifijo de sus alas, aun cuando
del estigma de la corona surjan palomas,
las flores sacien el hambre de tu fosa y al odio
lo hechice el invicto resplandor del amor,
morirás.

Y tu muerte no será la del gorrión dormido
cuyos párpados se cierran en la hierba.
Pues hacia ti sube desde un cuadro de Goya
un español.

2

La fatal semilla brota en tu estrella. Tu memoria
en la llama del justo se exorciza. Florecerá
la luz de tu recuerdo en el ayer: tus astas
frondosas de cielo; tus pezuñas,
raíces en la hierba. Y en el toro del futuro
renacerás.

Cuando el árbol bendiga la hoja al viento, cuando
en el humano amanezca el nuevo humano
y la cizalla busque otro cubil,
volverás.

Volverás de la muerte hacia la vida,
volverás de la sangre hacia las flores
por el puente de muertos de los mártires
que entregamos nuestro hoy por tu mañana.




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