Estrategias para el tráfico de animales exóticos.
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El Tiempo.com, 1 Noviembre 2008.
Dopar monos o enroscarse serpientes en el cuerpo son estrategias de traficantes de animales en Perú.Representantes de este organismo estatal han incautado de unas 400 especies vivas y miles de ejemplares disecados en 2008 en el aeropuerto internacional de Lima.
Entre las incautaciones en el aeropuerto estuvieron, este mes, unas 2.000 mariposas disecadas, que iban a ser enviadas a Brasil, mientras que el mes anterior se detectaron otras 5.856 mariposas que tenían por destino la República Checa, según declaró a 'Efe' Betty Alvarez, administradora técnica forestal y de fauna silvestre de Inrena.
En esta caja de sorpresas aparecen también especímenes vivos como los escarabajos con tenazas y con cuernos, que son solicitados desde Brasil o países asiáticos como Japón, Corea, China y Taiwán.
En esos países tienen mucho arraigo, apuestas de por medio, las peleas entre estos insectos, por lo que su cotización individual alcanza los 200 dólares, señalaron los especialistas del Inrena.
Pero este tráfico ilegal pone también en riesgo a especies al borde la extinción como los pericos "botones de oro", cuyas hembras y machos son muy requeridos en otros países sudamericanos.
Los pequeños loros conocidos como "pigüichos" aparecen entre las aves con mayor demanda del extranjero, a donde intentan ser llevados como mascotas, principalmente por viajeros europeos y asiáticos.
También se encuentran las tortugas taricaya y "matamata", y aves como los coloridos guacamayos y tucanes de la amazonía peruana.
En la larga lista son recurrentes los pequeños monos, ranas, armadillos y hasta víboras y serpientes.
Técnicas usadas
Los traficantes, en muchos casos, los dopan para ocultarlos en sitios impensados, entre los que figuran los sobacos, en el caso de los pequeños monos.
Además, se ha encontrado ejemplares de estos animales dentro de equipajes, como carga e, incluso, bajo vendas colocadas alrededor del cuerpo de los traficantes, en un estilo idéntico al de los traficantes de droga, que se conoce como "la momia".
Otro método para frenar la naturaleza alborotadora de los monos y las aves es mojarlos antes de colocarlos en cajas oscuras.
Pero uno de los casos más sorprendentes ha sido el de una boa enrollada como una soga bajo la chamarra de una persona que, al ser descubierta, declaró que "era su mascota" y que no corría riesgos "porque no era venenosa".
Aunque en años anteriores el tráfico de insectos disecados era abundante, a partir de 2007 ha descendido ya que las leyes peruanas permiten su exportación con los debidos permisos.
La flora tampoco está ausente del tráfico ilegal, pues se detecta la salida prohibida de plantas como la uña de gato, el palo santo, los cactus y las orquídeas.
El trabajo de Inrena, que se realiza en coordinación con la Aduana y la Policía Ecológica, lleva a sanciones económicas para los infractores, que por lo general tienen que pagar unos 350 soles (unos 115 dólares), además de la incautación. Solo si oponen resistencia pueden requerir la intervención de un fiscal.
Los inspectores del Inrena, entre los que está el especialista Mario Candela, también deben convencer a muchos viajeros de la imposibilidad de sacar del país los charangos (pequeños instrumentos de cuerda) fabricados con el caparazón de los armadillos, una especie en peligro de extinción.
Se requisan también las cabezas de venado y de oso hormiguero que algunos aspiran a lucir como trofeos en sus casas y hasta los bastones con empuñaduras tan peculiares como las pequeñas cabezas de animales, entre ellos los monos.
Muchos se quejan de que estos artículos se venden libremente en tiendas de Lima y otras ciudades del país, pero el Inrena recurre a un argumento irrefutable: la Convención Internacional sobre Comercio de Especies Amenazadas de Flora y Fauna y dos decretos supremos de 2001 y 2004 sobre especies amenazadas de la Flora y Fauna.
Dopar monos o enroscarse serpientes en el cuerpo son estrategias de traficantes de animales en Perú.Representantes de este organismo estatal han incautado de unas 400 especies vivas y miles de ejemplares disecados en 2008 en el aeropuerto internacional de Lima.
Entre las incautaciones en el aeropuerto estuvieron, este mes, unas 2.000 mariposas disecadas, que iban a ser enviadas a Brasil, mientras que el mes anterior se detectaron otras 5.856 mariposas que tenían por destino la República Checa, según declaró a 'Efe' Betty Alvarez, administradora técnica forestal y de fauna silvestre de Inrena.
En esta caja de sorpresas aparecen también especímenes vivos como los escarabajos con tenazas y con cuernos, que son solicitados desde Brasil o países asiáticos como Japón, Corea, China y Taiwán.
En esos países tienen mucho arraigo, apuestas de por medio, las peleas entre estos insectos, por lo que su cotización individual alcanza los 200 dólares, señalaron los especialistas del Inrena.
Pero este tráfico ilegal pone también en riesgo a especies al borde la extinción como los pericos "botones de oro", cuyas hembras y machos son muy requeridos en otros países sudamericanos.
Los pequeños loros conocidos como "pigüichos" aparecen entre las aves con mayor demanda del extranjero, a donde intentan ser llevados como mascotas, principalmente por viajeros europeos y asiáticos.
También se encuentran las tortugas taricaya y "matamata", y aves como los coloridos guacamayos y tucanes de la amazonía peruana.
En la larga lista son recurrentes los pequeños monos, ranas, armadillos y hasta víboras y serpientes.
Técnicas usadas
Los traficantes, en muchos casos, los dopan para ocultarlos en sitios impensados, entre los que figuran los sobacos, en el caso de los pequeños monos.
Además, se ha encontrado ejemplares de estos animales dentro de equipajes, como carga e, incluso, bajo vendas colocadas alrededor del cuerpo de los traficantes, en un estilo idéntico al de los traficantes de droga, que se conoce como "la momia".
Otro método para frenar la naturaleza alborotadora de los monos y las aves es mojarlos antes de colocarlos en cajas oscuras.
Pero uno de los casos más sorprendentes ha sido el de una boa enrollada como una soga bajo la chamarra de una persona que, al ser descubierta, declaró que "era su mascota" y que no corría riesgos "porque no era venenosa".
Aunque en años anteriores el tráfico de insectos disecados era abundante, a partir de 2007 ha descendido ya que las leyes peruanas permiten su exportación con los debidos permisos.
La flora tampoco está ausente del tráfico ilegal, pues se detecta la salida prohibida de plantas como la uña de gato, el palo santo, los cactus y las orquídeas.
El trabajo de Inrena, que se realiza en coordinación con la Aduana y la Policía Ecológica, lleva a sanciones económicas para los infractores, que por lo general tienen que pagar unos 350 soles (unos 115 dólares), además de la incautación. Solo si oponen resistencia pueden requerir la intervención de un fiscal.
Los inspectores del Inrena, entre los que está el especialista Mario Candela, también deben convencer a muchos viajeros de la imposibilidad de sacar del país los charangos (pequeños instrumentos de cuerda) fabricados con el caparazón de los armadillos, una especie en peligro de extinción.
Se requisan también las cabezas de venado y de oso hormiguero que algunos aspiran a lucir como trofeos en sus casas y hasta los bastones con empuñaduras tan peculiares como las pequeñas cabezas de animales, entre ellos los monos.
Muchos se quejan de que estos artículos se venden libremente en tiendas de Lima y otras ciudades del país, pero el Inrena recurre a un argumento irrefutable: la Convención Internacional sobre Comercio de Especies Amenazadas de Flora y Fauna y dos decretos supremos de 2001 y 2004 sobre especies amenazadas de la Flora y Fauna.