Galgos robados a precio de oro. Operaciones "Harry" y "Clavijo".
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La Verdad.es, 3 Noviembre 2008.
Galgos robados a precio de oro.
Dos redes que traficaban con perros de caza robados en media España cobraban hasta 30.000 euros por los mejores ejemplares y sacrificaba a los menos aptos.
Hasta 30.000 euros por un buen galgo de caza. Esta cantidad se ha llegado a pagar en el oscuro mercado de tráfico de animales al que la Guardia Civil ha dado un duro golpe. Ha detenido a 40 personas relacionadas con dos organizaciones dedicadas al robo y venta de galgos y otros animales. Dos operaciones denominadas 'Harry' y 'Clavijo', desarrolladas en 19 provincias y aún abiertas, han permitido recuperar más de 200 canes e intervenir varias armas y material muy diverso. Han sacado a la luz un negocio tan lucrativo como macabro. Mientras que los mejores ejemplares robados se vendían a precio de oro a cazadores y apostadores, los menos aptos eran sacrificados sin contemplaciones o utilizados para entrenar a otros perros de pelea.
Los más valiosos ejemplares se obtenían mediante robos, apuestas y compraventas ilegales. La organización contaba con la complicidad de varios veterinarios que implantaban a los galgos chips de de otros perros de procedencia legal y con la documentación en regla. Unos perros que se dedicaban bien a la competición, bien a la venta en el mercado negro.
Las alarmas saltaron en Cuenca, Zamora y Segovia. Se producían robos sistemáticos de galgos de caza, alguno tan llamativo como el de una decena de campeones robados en Cantimpalos (Segovia), valorado cada uno en 18.000 euros. Se comprobó que mientras en unos casos los animales eran abandonados o sacrificados, en otros alimentaban un tráfico muy lucrativo extendido por las dos Castillas, Extremadura, Andalucía, Aragón, Madrid y Murcia.
Ojeadores
Entre los detenidos, algunos 'ojeadores'. Los intermediarios que localizaban a los mejores perros en ferias, concursos y mercados donde 'marcaban' a animales con excelentes cualidades para la competición. Se intentaba su compra. Si resultaba fallida, se recopilaba la información necesaria para sustraer al animal. Unos robos que en muchos casos se cometieron mediante el uso de la fuerza y la intimidación. A menudo se amenazaba al dueño para que no denunciara el hecho.
A los perros robados se les extraía el microchip mediante un pequeño corte en la oreja. Se les implantaba después el microchip de otro perro de procedencia legal pero sin dotes para la competición. Estas maniobras se realizaban en lugares facilitados por terceras personas que se beneficiaban quedándose con los cachorros de los mejores ejemplares.
La Guardia Civil pudo establecer conexiones y localizar los puntos en los que se escondía temporalmente a los animales sustraídos. La vigilancia dio sus frutos, y el seguimiento en una veintena de provincias permitió la detención de 40 personas y la intervención de media docena de armas de fuego. Se recuperaron 226 galgos, 46 palomos de competición, 11 gallos de pelea y dos loros.
Se realizaron casi 50 registros en los que se intervinieron más de 300 cartillas sanitarias caninas, microchips y material veterinario para su implantación.
La operación sigue abierta y no se descartan más detenciones en los próximos días. De momento, ha permitido esclarecer más de 300 delitos contra el patrimonio, la protección de la flora y la fauna y de asociación ilícita y tenencia de armas.
Extremadura al día, 3 Noviembre 2008.
La Guardia Civil detiene a 40 integrantes de dos organizaciones dedicadas al robo de galgos de caza.
Se trata de las operaciones "Harry" y "Clavijo" que se han desarrollado en 19 provincias, y mediante las que han sido recuperados 226 perros galgos, 2 armas cortas, 1 carabina, 1 escopeta de cañones recortados y 1 escopeta con la numeración borrada, según datos de la Guardia Civil.
La Guardia Civil en las denominadas operaciones "Harry" y "Clavijo", ha detenido a 40 integrantes de dos organizaciones dedicadas al robo de galgos de caza, y ha procedido a la incautación de 226 perros de esta raza, algunos de los cuales tenían un valor de hasta 30.000 euros. A los animales robados les implantaban microchips de otros perros legalmente adquiridos y los destinaban a la competición.
Estas operaciones han permitido esclarecer 300 delitos contra el patrimonio y el orden socioeconómico, la protección de la flora y fauna, asociación ilícita y tenencia ilícita de armas, entre otros.
Las investigaciones se iniciaron paralelamente en las provincias de Cuenca y Zamora, cuando la Guardia Civil detectó una sucesión de robos de galgos de caza que en algunas ocasiones eran abandonados o sacrificados y en otras ocasiones carecían de microchip de identificación o permanecía inhabilitado.
Posteriormente, se tuvo conocimiento del robo de 10 perros en Cantimpalos (Segovia), algunos de ellos considerados los mejores de los campeonatos de esta modalidad y valorados en unos 18.000 euros.
Asimismo, en diversas provincias se localizaron varias personas con antecedentes en este tipo de hechos delictivos, que trasladaban a los perros en deficientes condiciones, en maleteros de turismos y con cortes bajo la oreja izquierda del animal.
En el curso de las operaciones desarrolladas por las Comandancias de Cuenca y Zamora se investigaron y esclarecieron hechos delictivos cometidos en las provincias de Albacete, Alicante, Badajoz, Cádiz, Ciudad Real, Córdoba, Cuenca, Granada, Guadalajara, Huelva, Jaén, Madrid, Murcia, Palencia, Sevilla, Toledo, Valladolid, Zamora y Zaragoza, con el fin de determinar la existencia de una organización detrás de todos estos robos.
Tras determinar todas las conexiones entre los integrantes de las dos organizaciones investigadas y localizar los puntos donde podrían encontrarse éstos y los animales sustraídos, la Guardia Civil estableció un dispositivo coordinado con las Comandancias de las provincias afectadas que permitió la detención de 40 personas y la recuperación de 226 galgos, 46 palomos de competición, 11 gallos de pelea y 2 loros.
Según destaca el Cuerpo de Seguridad, en los 48 registros realizados se intervinieron más de 300 documentos caninos, microchips y jeringuillas de uso veterinario para inserción de microchips.
Igualmente, se han incautado de 2 armas cortas, 1 carabina y 1 caja con 50 cartuchos de 9 mm, 1 escopeta de cañones recortados, 1 escopeta con numeración borrada, 10 plantas de Marihuana, un triturador y basculas; así como, palomos de competición y gallos de pelea.
Modus operandi
Los integrantes de estas organizaciones contaban con intermediarios que seleccionaban a los mejores animales y se desplazaban a los puntos donde se celebraban las ferias, concursos, mercados, etc., para intentar conseguir perros con excelentes cualidades para la competición.
Una vez seleccionado el objetivo, intentaban realizar la compra a sus dueños y ante la negativa de los propietarios a realizar la venta, recababan los datos necesarios para el seguimiento y localización del animal, con el fin de sustraerlos.
Para cometer el robo empleaban fuerza y en algunos casos intimidaban a sus dueños y los amenazaban para que no denunciaran el hecho.
Estas tareas suponían en no pocas ocasiones el traslado de algunos componentes de la organización desde sus lugares de residencia a otras Comunidades Autónomas, ya que, entre otros motivos, por alguno de los perros sustraídos se podía llegar a pagar hasta 30.000 euros.
Una vez sustraídos, los perros más cualificados eran destinados a la competición, venta o apuestas ilegales y los menos aptos eran sacrificados o utilizados como "sparring" para entrenar perros de pelea.
Para anular el sistema de identificación en los microchips, procedían a su extracción mediante un pequeño corte en la oreja. A continuación le implantaban el microchip de otro legalmente adquirido, pero con escasas cualidades para la competición.
Otro grupo de personas facilitaba a la organización lugares donde dejar los perros sustraídos un tiempo prudencial y así dificultar su localización, por lo que a cambio obtenían parte de la descendencia resultante de los cruces entre los animales.
Galgos robados a precio de oro.
Dos redes que traficaban con perros de caza robados en media España cobraban hasta 30.000 euros por los mejores ejemplares y sacrificaba a los menos aptos.
Hasta 30.000 euros por un buen galgo de caza. Esta cantidad se ha llegado a pagar en el oscuro mercado de tráfico de animales al que la Guardia Civil ha dado un duro golpe. Ha detenido a 40 personas relacionadas con dos organizaciones dedicadas al robo y venta de galgos y otros animales. Dos operaciones denominadas 'Harry' y 'Clavijo', desarrolladas en 19 provincias y aún abiertas, han permitido recuperar más de 200 canes e intervenir varias armas y material muy diverso. Han sacado a la luz un negocio tan lucrativo como macabro. Mientras que los mejores ejemplares robados se vendían a precio de oro a cazadores y apostadores, los menos aptos eran sacrificados sin contemplaciones o utilizados para entrenar a otros perros de pelea.
Los más valiosos ejemplares se obtenían mediante robos, apuestas y compraventas ilegales. La organización contaba con la complicidad de varios veterinarios que implantaban a los galgos chips de de otros perros de procedencia legal y con la documentación en regla. Unos perros que se dedicaban bien a la competición, bien a la venta en el mercado negro.
Las alarmas saltaron en Cuenca, Zamora y Segovia. Se producían robos sistemáticos de galgos de caza, alguno tan llamativo como el de una decena de campeones robados en Cantimpalos (Segovia), valorado cada uno en 18.000 euros. Se comprobó que mientras en unos casos los animales eran abandonados o sacrificados, en otros alimentaban un tráfico muy lucrativo extendido por las dos Castillas, Extremadura, Andalucía, Aragón, Madrid y Murcia.
Ojeadores
Entre los detenidos, algunos 'ojeadores'. Los intermediarios que localizaban a los mejores perros en ferias, concursos y mercados donde 'marcaban' a animales con excelentes cualidades para la competición. Se intentaba su compra. Si resultaba fallida, se recopilaba la información necesaria para sustraer al animal. Unos robos que en muchos casos se cometieron mediante el uso de la fuerza y la intimidación. A menudo se amenazaba al dueño para que no denunciara el hecho.
A los perros robados se les extraía el microchip mediante un pequeño corte en la oreja. Se les implantaba después el microchip de otro perro de procedencia legal pero sin dotes para la competición. Estas maniobras se realizaban en lugares facilitados por terceras personas que se beneficiaban quedándose con los cachorros de los mejores ejemplares.
La Guardia Civil pudo establecer conexiones y localizar los puntos en los que se escondía temporalmente a los animales sustraídos. La vigilancia dio sus frutos, y el seguimiento en una veintena de provincias permitió la detención de 40 personas y la intervención de media docena de armas de fuego. Se recuperaron 226 galgos, 46 palomos de competición, 11 gallos de pelea y dos loros.
Se realizaron casi 50 registros en los que se intervinieron más de 300 cartillas sanitarias caninas, microchips y material veterinario para su implantación.
La operación sigue abierta y no se descartan más detenciones en los próximos días. De momento, ha permitido esclarecer más de 300 delitos contra el patrimonio, la protección de la flora y la fauna y de asociación ilícita y tenencia de armas.
Extremadura al día, 3 Noviembre 2008.
La Guardia Civil detiene a 40 integrantes de dos organizaciones dedicadas al robo de galgos de caza.
Se trata de las operaciones "Harry" y "Clavijo" que se han desarrollado en 19 provincias, y mediante las que han sido recuperados 226 perros galgos, 2 armas cortas, 1 carabina, 1 escopeta de cañones recortados y 1 escopeta con la numeración borrada, según datos de la Guardia Civil.
La Guardia Civil en las denominadas operaciones "Harry" y "Clavijo", ha detenido a 40 integrantes de dos organizaciones dedicadas al robo de galgos de caza, y ha procedido a la incautación de 226 perros de esta raza, algunos de los cuales tenían un valor de hasta 30.000 euros. A los animales robados les implantaban microchips de otros perros legalmente adquiridos y los destinaban a la competición.
Estas operaciones han permitido esclarecer 300 delitos contra el patrimonio y el orden socioeconómico, la protección de la flora y fauna, asociación ilícita y tenencia ilícita de armas, entre otros.
Las investigaciones se iniciaron paralelamente en las provincias de Cuenca y Zamora, cuando la Guardia Civil detectó una sucesión de robos de galgos de caza que en algunas ocasiones eran abandonados o sacrificados y en otras ocasiones carecían de microchip de identificación o permanecía inhabilitado.
Posteriormente, se tuvo conocimiento del robo de 10 perros en Cantimpalos (Segovia), algunos de ellos considerados los mejores de los campeonatos de esta modalidad y valorados en unos 18.000 euros.
Asimismo, en diversas provincias se localizaron varias personas con antecedentes en este tipo de hechos delictivos, que trasladaban a los perros en deficientes condiciones, en maleteros de turismos y con cortes bajo la oreja izquierda del animal.
En el curso de las operaciones desarrolladas por las Comandancias de Cuenca y Zamora se investigaron y esclarecieron hechos delictivos cometidos en las provincias de Albacete, Alicante, Badajoz, Cádiz, Ciudad Real, Córdoba, Cuenca, Granada, Guadalajara, Huelva, Jaén, Madrid, Murcia, Palencia, Sevilla, Toledo, Valladolid, Zamora y Zaragoza, con el fin de determinar la existencia de una organización detrás de todos estos robos.
Tras determinar todas las conexiones entre los integrantes de las dos organizaciones investigadas y localizar los puntos donde podrían encontrarse éstos y los animales sustraídos, la Guardia Civil estableció un dispositivo coordinado con las Comandancias de las provincias afectadas que permitió la detención de 40 personas y la recuperación de 226 galgos, 46 palomos de competición, 11 gallos de pelea y 2 loros.
Según destaca el Cuerpo de Seguridad, en los 48 registros realizados se intervinieron más de 300 documentos caninos, microchips y jeringuillas de uso veterinario para inserción de microchips.
Igualmente, se han incautado de 2 armas cortas, 1 carabina y 1 caja con 50 cartuchos de 9 mm, 1 escopeta de cañones recortados, 1 escopeta con numeración borrada, 10 plantas de Marihuana, un triturador y basculas; así como, palomos de competición y gallos de pelea.
Modus operandi
Los integrantes de estas organizaciones contaban con intermediarios que seleccionaban a los mejores animales y se desplazaban a los puntos donde se celebraban las ferias, concursos, mercados, etc., para intentar conseguir perros con excelentes cualidades para la competición.
Una vez seleccionado el objetivo, intentaban realizar la compra a sus dueños y ante la negativa de los propietarios a realizar la venta, recababan los datos necesarios para el seguimiento y localización del animal, con el fin de sustraerlos.
Para cometer el robo empleaban fuerza y en algunos casos intimidaban a sus dueños y los amenazaban para que no denunciaran el hecho.
Estas tareas suponían en no pocas ocasiones el traslado de algunos componentes de la organización desde sus lugares de residencia a otras Comunidades Autónomas, ya que, entre otros motivos, por alguno de los perros sustraídos se podía llegar a pagar hasta 30.000 euros.
Una vez sustraídos, los perros más cualificados eran destinados a la competición, venta o apuestas ilegales y los menos aptos eran sacrificados o utilizados como "sparring" para entrenar perros de pelea.
Para anular el sistema de identificación en los microchips, procedían a su extracción mediante un pequeño corte en la oreja. A continuación le implantaban el microchip de otro legalmente adquirido, pero con escasas cualidades para la competición.
Otro grupo de personas facilitaba a la organización lugares donde dejar los perros sustraídos un tiempo prudencial y así dificultar su localización, por lo que a cambio obtenían parte de la descendencia resultante de los cruces entre los animales.