George Mead Moore
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La provincia.es, 28 mayo 2009
El Centro de Iniciativas Culturales de la Caja de Canarias acoge estos días una muestra de George Mead Moore (Morristown, New Jersey, 1954), un artista que respalda con su obra el proyecto Gran Simio que se debate en la institución.
MARIANO DE SANTA ANA
- ¿Por qué considerar a los grandes simios como personas?
- Mi obra siempre ha estado enfocada hacia la naturaleza, pero más hacia las plantas y los paisajes y con mayor abstracción. Pero quería hacer retratos, leí el libro Proyecto Gran Simio, de Paola Cavalieri y Peter Singer, que reinvidica la extensión de los derechos de las personas a los grandes simios. Las personas son seres conscientes de sí mismos, con emociones, con memoria. Investigaciones de los últimos treinta años, como las de Jane Goodall o Roger Fouts, han desmostrado que los grandes simios -gorilas, bonobos, orangutanes, chimpancés, etcétera- son seres conscientes de sí mismo, tienen memoria, se reconocen en el espejo, pueden reconocer caras de fotografías, hablar de su propia muerte, pueden mentir, etcétera.
- En uno de los textos de la exposicón se indica que orangután en lengua dayak, uno de los idiomas de Indonesia, quiere decir "la vieja persona de la selva" y que los dayak los consideraban como seres portadores de habla, que la ocultaban para que no les hicieran trabajar.
- Esto no sólo ocurre en la cultura dayak. En África también hay un término para el chimpacé, que es "queridos hermanos" y otro que es "hombres feos". Hay un mito en alguna cultura africana que dice que los chimpancés eran tan listos que fingían que no podían trabajar y por ello Dios los condenó a ser feos. Esto ha ocurrido en otras culturas donde hay grandes simios, que son seres próximos a nosotros. No es un descubrimiento de los últimos treinta años. Es algo con antepasados remotos en las culturas que coexisten con los grandes simios.
- ¿Cómo es su proceso de trabajo, pinta del natural o a partir d efotografías?
- Vivo en Madrid pero quería estar frente al animal. Por ello fui a varios centros de rescate que hay en distintos lugares de España y también al Parque Zoológico de Madrid. En algunos casos me senté frente a una jaula y en otros frente a una extensión de terreno cercado. Me puso a dibujar los animales con carboncillo, de manera parecida a la que los artistas retratan a los turistas por la calle. De forma informal e íntima, porque para poder dibujar se tiene que observar. En la exposición he colgado una cita del primatólogo Jordi Sabater Pi, que es el primatólogo que trajo a Copito de Nieve a Barcelona. Sabater Pi dice: "si quieres dibujar tienes que observar, si observas estimas, si estimas procesas". Este proyecto ha sido para mí una manera de acercarme a estos animales. Cuando haces un retrato, en el mejor de los casos estás cambiando miradas. En estos apuntes rápidos dibujaba mientras el animal estaba quieto. También hice fotografías con cámaras digitales compactas.
- A diferencia de otros dibujos de simios que han hecho artistas contemporáneos, desde Gilles Aillaud hasta Miquel Barceló, ¿en qué revelan sus dibujos la dimensión de personas de los grandes simios?
- No puedo juzgar a otros artistas. El enfoque aquí ha sido el propósito filosófico del libro Proyecto Gran Simio, tratar a los grandes simios como personas, reflejando un intercambio mío con el animal. Hay una foto en la exposición que se llama Expulgamiento. El expulgamiento es un proceso muy común entre los chimpancés y recuerda mucho a imágenes en el arte clásico de personas congregadas en torno a la Sagrada Familia, y a veces aparece uno expulgándose. Intenté buscar símiles entre ambos comportamientos, símiles antropológicos porque mi formación es de antropólogo.
- ¿No será usted descendiente de Margaret Mead?
- No, je, je, je. No. Soy un antropólogo que trabaja con herramientas de artistas. Mi motivación más que nada es la fascinación por esos animales. En el zoo de Madrid por ejemplo hay un escaparate con tres gorilas. Hay uno muy grande, estuve un día entero dibujándolo. En un momento dado se acercaba un señor muy alto y el cuidador me dijo: "Ya verás lo que hace el gorila cuando se acerque este señor". Llegó el señor y el gorila empezó a darse golpes en el pecho porque sintió que el señor era una amenaza.
- ¿Desde sus parámetros éticos que opina sobre películas como King Kong o Gorilas en la niebla?
- Tienen el mismo propósito. Porque en King Kong el público acaba simpatizando con el gorila, locamente enamorado de Fay Wray.
El Centro de Iniciativas Culturales de la Caja de Canarias acoge estos días una muestra de George Mead Moore (Morristown, New Jersey, 1954), un artista que respalda con su obra el proyecto Gran Simio que se debate en la institución.
MARIANO DE SANTA ANA
- ¿Por qué considerar a los grandes simios como personas?
- Mi obra siempre ha estado enfocada hacia la naturaleza, pero más hacia las plantas y los paisajes y con mayor abstracción. Pero quería hacer retratos, leí el libro Proyecto Gran Simio, de Paola Cavalieri y Peter Singer, que reinvidica la extensión de los derechos de las personas a los grandes simios. Las personas son seres conscientes de sí mismos, con emociones, con memoria. Investigaciones de los últimos treinta años, como las de Jane Goodall o Roger Fouts, han desmostrado que los grandes simios -gorilas, bonobos, orangutanes, chimpancés, etcétera- son seres conscientes de sí mismo, tienen memoria, se reconocen en el espejo, pueden reconocer caras de fotografías, hablar de su propia muerte, pueden mentir, etcétera.
- En uno de los textos de la exposicón se indica que orangután en lengua dayak, uno de los idiomas de Indonesia, quiere decir "la vieja persona de la selva" y que los dayak los consideraban como seres portadores de habla, que la ocultaban para que no les hicieran trabajar.
- Esto no sólo ocurre en la cultura dayak. En África también hay un término para el chimpacé, que es "queridos hermanos" y otro que es "hombres feos". Hay un mito en alguna cultura africana que dice que los chimpancés eran tan listos que fingían que no podían trabajar y por ello Dios los condenó a ser feos. Esto ha ocurrido en otras culturas donde hay grandes simios, que son seres próximos a nosotros. No es un descubrimiento de los últimos treinta años. Es algo con antepasados remotos en las culturas que coexisten con los grandes simios.
- ¿Cómo es su proceso de trabajo, pinta del natural o a partir d efotografías?
- Vivo en Madrid pero quería estar frente al animal. Por ello fui a varios centros de rescate que hay en distintos lugares de España y también al Parque Zoológico de Madrid. En algunos casos me senté frente a una jaula y en otros frente a una extensión de terreno cercado. Me puso a dibujar los animales con carboncillo, de manera parecida a la que los artistas retratan a los turistas por la calle. De forma informal e íntima, porque para poder dibujar se tiene que observar. En la exposición he colgado una cita del primatólogo Jordi Sabater Pi, que es el primatólogo que trajo a Copito de Nieve a Barcelona. Sabater Pi dice: "si quieres dibujar tienes que observar, si observas estimas, si estimas procesas". Este proyecto ha sido para mí una manera de acercarme a estos animales. Cuando haces un retrato, en el mejor de los casos estás cambiando miradas. En estos apuntes rápidos dibujaba mientras el animal estaba quieto. También hice fotografías con cámaras digitales compactas.
- A diferencia de otros dibujos de simios que han hecho artistas contemporáneos, desde Gilles Aillaud hasta Miquel Barceló, ¿en qué revelan sus dibujos la dimensión de personas de los grandes simios?
- No puedo juzgar a otros artistas. El enfoque aquí ha sido el propósito filosófico del libro Proyecto Gran Simio, tratar a los grandes simios como personas, reflejando un intercambio mío con el animal. Hay una foto en la exposición que se llama Expulgamiento. El expulgamiento es un proceso muy común entre los chimpancés y recuerda mucho a imágenes en el arte clásico de personas congregadas en torno a la Sagrada Familia, y a veces aparece uno expulgándose. Intenté buscar símiles entre ambos comportamientos, símiles antropológicos porque mi formación es de antropólogo.
- ¿No será usted descendiente de Margaret Mead?
- No, je, je, je. No. Soy un antropólogo que trabaja con herramientas de artistas. Mi motivación más que nada es la fascinación por esos animales. En el zoo de Madrid por ejemplo hay un escaparate con tres gorilas. Hay uno muy grande, estuve un día entero dibujándolo. En un momento dado se acercaba un señor muy alto y el cuidador me dijo: "Ya verás lo que hace el gorila cuando se acerque este señor". Llegó el señor y el gorila empezó a darse golpes en el pecho porque sintió que el señor era una amenaza.
- ¿Desde sus parámetros éticos que opina sobre películas como King Kong o Gorilas en la niebla?
- Tienen el mismo propósito. Porque en King Kong el público acaba simpatizando con el gorila, locamente enamorado de Fay Wray.