Guerra en la tauromaquía española

Una guerra de consecuencias imprevisibles ha estallado entre los principales espadas del escalafón taurino en España. Seguir leyendo el arículo

Los diestros José Tomás, en activo, y Paco Camino, ya retirado, anunciaron el viernes su renuncia conjunta a la medalla de las Bellas Artes que concede el Ministerio de Cultura después de que en la edición de 2009 se concediera el galardón a su compañero Francisco Rivera Ordóñez.

Tomás, considerado una leyenda viva del toreo por la mayoría de la afición española, recibió el premio en 2007 y, según publica el diario ABC, dirigió una carta de renuncia en la que acusa al gobierno de falta de coherencia y de no dignificar la llamada "fiesta nacional".

Aunque Tomás y Camino no lo mencionan, la polémica tiene como telón de fondo la entrega de la misma medalla a Francisco Rivera Ordóñez, un matador mediático que, sin embargo, no despierta muchas simpatías entre algunos profesionales del sector.

Mientras finaliza la temporada en América y se ultiman los carteles de las grandes ferias en España, esta guerra de egos y purismo taurino amenaza con extenderse entre partidarios y detractores a todos los sectores de la tauromaquía.

Rivera Ordóñez, un habitual de la prensa del corazón, es hijo de una de las sagas taurinas con más tradición y solera en España y, además de torero, gestiona como empresario varias plazas de toros del sur del país.

Para algunos toreros, Rivera representa el lado menos puro y tradicional del arte del toreo y le acusan de no esforzarse en los ruedos.

José Antonio "Morante de la Puebla", otro de los matadores que goza de más favor entre el público, fue uno de los primeros en declarar la guerra con unas polémicas declaraciones contra el Ministerio de Cultura.

"Sinceramente, que le hayan otorgado la medalla del mérito a las Bellas Artes a Francisco Rivera Ordóñez es una vergüenza", dijo.

El hermano de Rivera, Cayetano Rivera, también torero, no tardó en responder a través de un carta dirigida al periódico ABC en la que definió a Morante como un "pobre hombre resentido y despreciable".

La escalada llegó a tal punto que la propia vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega tuvo que responder el viernes, al término de la reunión semanal del gabinete, a una cuestión relacionada con la devolución de dos premios que concede el gobierno.

"Poco más tengo que decir, más allá de que el gobierno respeta todas las posiciones. Faltaría más", señaló.

Para gran parte de la crítica, esta guerra apenas comienza.