La caza furtiva. Llega la sofisticación.
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El Correo Digital, 28 Diciembre 2008.
Llega la sofisticación,
Visores nocturnos, silenciadores y GPS forman ya parte del equipo habitual de los furtivos.
Miguel Ángel Romero, un experto cinegético alavés vinculado a las federaciones vasca y española -donde ha tenido cargos de responsabilidad-, sostiene que la propia especialización de los guardas y la sensibilización ecológica de la sociedad han hecho aflorar el furtivismo, que ha cambiado con los tiempos. «Ya no es porque se busca carne como antaño, ligado a la necesidad, sino el trofeo, la aventura. Los GPS, los visores nocturnos y los silenciadores contribuyen a crear un escenario nuevo, muy sofisticado y difícil de perseguir», señala Romero.
También lo explica Teófilo Ruiz de Viñaspre, presidente de ACCA, la mayor asociación de cazadores del territorio alavés. «Nosotros tenemos los animales, pero los depredadores ilegales vienen de Vizcaya y Guipúzcoa. Incluso de Burgos y La Rioja, porque el Seprona actúa allí con un rigor que nuestro guarderío no tiene por falta de recursos. Ni siquiera hay un cuerpo especializado de la Ertzaintza como sí lo hay de la Guardia Civil. Se aprovechan de que hay un déficit de guardas y de la propia descoordinación legal y entre los vigilantes de los cotos y de la Diputación», comenta Viñaspre.
Todo el mundo está de acuerdo de que la colonia de ciervos del Gorbea y los jabalíes y corzos que se han extendido por la mayor parte del territorio son, en estos momentos, los objetivos más deseados. Se da la circunstancia de que la pasada temporada fue la que registró mayor número de capturas de Álava en caza mayor. 193 ciervos , 286 corzos y 2.477 jabalíes. Esta última cifra es muy significativa porque supone un 28% más que la media de los últimos cinco años. «Hay mafias organizadas que actúan desde cualquier sitio de España. Por los trofeos se paga muchísimo dinero. Y pueden desplazarse a León, a la montaña palentina, al sur de Santander o al macizo del Gorbea», agrega Romero.
Viñaspre apunta especialmente a los que colocan cepos. «Son descerebrados. Se han encontrado algunos que tienen 75 centímetros de arco. Si una persona cae por accidente le secciona las dos piernas. Eso es un delito. Ese señor no merece el nombre de cazador», sostiene el presidente de ACC, que también arremete contra los restaurantes que negocian con estas piezas, ya sean ciervos o becadas. «Se han cogido los nombres de varios restaurantes a alguno de los últimos furtivos arrestados en Álava. La Administración no es ajena a esto. Más guardas y más mano dura con los que negocian con carne cazada ilegalmente», pide Viñaspre.
Llega la sofisticación,
Visores nocturnos, silenciadores y GPS forman ya parte del equipo habitual de los furtivos.
Miguel Ángel Romero, un experto cinegético alavés vinculado a las federaciones vasca y española -donde ha tenido cargos de responsabilidad-, sostiene que la propia especialización de los guardas y la sensibilización ecológica de la sociedad han hecho aflorar el furtivismo, que ha cambiado con los tiempos. «Ya no es porque se busca carne como antaño, ligado a la necesidad, sino el trofeo, la aventura. Los GPS, los visores nocturnos y los silenciadores contribuyen a crear un escenario nuevo, muy sofisticado y difícil de perseguir», señala Romero.
También lo explica Teófilo Ruiz de Viñaspre, presidente de ACCA, la mayor asociación de cazadores del territorio alavés. «Nosotros tenemos los animales, pero los depredadores ilegales vienen de Vizcaya y Guipúzcoa. Incluso de Burgos y La Rioja, porque el Seprona actúa allí con un rigor que nuestro guarderío no tiene por falta de recursos. Ni siquiera hay un cuerpo especializado de la Ertzaintza como sí lo hay de la Guardia Civil. Se aprovechan de que hay un déficit de guardas y de la propia descoordinación legal y entre los vigilantes de los cotos y de la Diputación», comenta Viñaspre.
Todo el mundo está de acuerdo de que la colonia de ciervos del Gorbea y los jabalíes y corzos que se han extendido por la mayor parte del territorio son, en estos momentos, los objetivos más deseados. Se da la circunstancia de que la pasada temporada fue la que registró mayor número de capturas de Álava en caza mayor. 193 ciervos , 286 corzos y 2.477 jabalíes. Esta última cifra es muy significativa porque supone un 28% más que la media de los últimos cinco años. «Hay mafias organizadas que actúan desde cualquier sitio de España. Por los trofeos se paga muchísimo dinero. Y pueden desplazarse a León, a la montaña palentina, al sur de Santander o al macizo del Gorbea», agrega Romero.
Viñaspre apunta especialmente a los que colocan cepos. «Son descerebrados. Se han encontrado algunos que tienen 75 centímetros de arco. Si una persona cae por accidente le secciona las dos piernas. Eso es un delito. Ese señor no merece el nombre de cazador», sostiene el presidente de ACC, que también arremete contra los restaurantes que negocian con estas piezas, ya sean ciervos o becadas. «Se han cogido los nombres de varios restaurantes a alguno de los últimos furtivos arrestados en Álava. La Administración no es ajena a esto. Más guardas y más mano dura con los que negocian con carne cazada ilegalmente», pide Viñaspre.