La tradición mata a un chaval de 27 años en Pamplona y la gente culpa al toro
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Visto en el blog La Aventura Humana.- Daniel Jimeno Romero heredó de su padre la pasión por los encierros de San Fermín. Esa pasión le ha costado la vida. Su madre trató sin éxito de que no corriese delante de los toros. Era más fuerte la herencia paterna que el temor de una madre.
Si no muere alguien, la tradición pierde fuelle. Desde el primer encierro en 1922, hasta la fecha han muerto 15 personas en Pamplona gracias a esta fiesta, que tiene su origen en el dinero. Antes de que se transformase en el jolgorio actual, los parroquianos trasladaban el ganado sin más, pero a alguien se le activó la neurona perdida y lo convirtió en noticia. Ernest Hemingway contribuyó a mitificarlo mientras se emborrachaba y escribía con resaca. Ahora por quien doblan las campanas es por el pobre Daniel, a quien sucederán otros, no lo pongan en duda. Las cajas registradoras tienen que seguir y los pamplonicas afianzando su identidad con este espectáculo sin sentido.
¿Quién ha sido el culpable de la muerte del chaval? El toro. Si no lo creen, vean donde les dé la gana las imágenes de la corrida de Jandilla. El público pitó al pobre Capuchino, al que dieron muerte con saña, pero con pocas luces.
Si no muere alguien, la tradición pierde fuelle. Desde el primer encierro en 1922, hasta la fecha han muerto 15 personas en Pamplona gracias a esta fiesta, que tiene su origen en el dinero. Antes de que se transformase en el jolgorio actual, los parroquianos trasladaban el ganado sin más, pero a alguien se le activó la neurona perdida y lo convirtió en noticia. Ernest Hemingway contribuyó a mitificarlo mientras se emborrachaba y escribía con resaca. Ahora por quien doblan las campanas es por el pobre Daniel, a quien sucederán otros, no lo pongan en duda. Las cajas registradoras tienen que seguir y los pamplonicas afianzando su identidad con este espectáculo sin sentido.
¿Quién ha sido el culpable de la muerte del chaval? El toro. Si no lo creen, vean donde les dé la gana las imágenes de la corrida de Jandilla. El público pitó al pobre Capuchino, al que dieron muerte con saña, pero con pocas luces.