Las denuncias de asociaciones hacen que municipios de Levante sustituyan el maltrato animal de sus fiestas por el uso del plástico.
Levante-emv, 1 de febrero 2012
Por ejemplo, en Benifaió. Todavía se conoce como la Festa del Pato la tradición agosteña que congrega a decenas de jóvenes en la Font de la Carrasca. Hasta mediados de los años noventa se subía por el palo enjabonado y en el extremo final había colgado un pato vivo. Ya hace años que se dejó de utilizar el pato y se sustituyó por un patito de plástico, aunque hay ediciones en las que no hace falta ni usar el de plástico y el premio se lo lleva quien alcanza el extremo del palo, según indican fuentes municipales. Al principio costó de encajar el cambio (incluso se suspendió la edición de 1996, pues los festeros renunciaron a celebrar el acto con réplicas). Pero luego la fiesta ha seguido siendo tan lúdica como siempre.
En Almenara, el cambio es más reciente. Dado que el ayuntamiento se enfrentaba a una multa de hasta 60.000 euros, en la Solta del Pato de 2010 ya se sustituyó al animal por un pato de plástico. No se ha registrado ningún problema desde entonces. Ahora bien: el premio para el ganador de esta competición en la playa Casablanca sigue siendo un pato vivo. Lo mismo ha sucedido en otras poblaciones como Altea o el Grau de Gandia, donde la presión de las asociaciones animalistas y el temor a los juzgados hizo cambiar los patos reales por juguetes de plástico o de madera en sus tradicionales sueltas.
Pero no todo son patos. En Massalfassar también han cambiado las gallinas y los pollos muertos que se colgaban en una cuerda a la que habían de llegar los jóvenes en su tradicional acto de la Sortija de Sant Antoni, con más de doscientos años de historia. La modificación de los animales muertos por pollos de plástico llegó en 2004, forzado por la amenaza de denuncia que hizo pública la Asociación Nacional para la Protección y el Bienestar de los Animales.
Ratas de plástico en el Puig
Así, con animales de plástico, continuó la Sortija durante algunos años. "Pero desde hace dos años, optamos por quitar los pollos de plástico y poner en la cuerda, directamente, las dos o tres paletillas de jamón que damos co?mo premio. Hay que evolucionar y la fiesta debe continuar. Y así no hay ningún problema", explica José Vicente Rico, alcalde en funciones de Massalfassar. En el Puig, algún perol de este año ya contenía ratas de peluche o de juguete. Tal vez pueda pasar por ahí, por los animales de plástico, el futuro de la trencà de perols.