Los gatos del Campo del Sur. Cádiz.
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Convocatorias
La Voz Digital, 6 septiembre 2008.
Opinion
Los gatos del Campo del Sur.
Una vez más, un paseo, a la caída de la tarde por el Campo del Sur, terminó para mí; con la misma sensación de tristeza e impotencia que otras veces. Mi pasión por los gatos, desconocidos desafortunadamente para algunas personas, me hizo prometerme a mí misma no volver a pasear por allí para no tener que ver verles dirigir su mirada hacia arriba del muro. A ver si hay suerte y alguno de los viandantes se ocupa de ellos de alguna forma.
No puedo concebir que en los tiempos que corren, donde tanto se aboga por el medio ambiente, se consienta que estén en ese estado de abandono estos animalitos, que son, nada más y nada menos, que nuestros pequeños compañeros de viaje en éste, cada vez menos, planeta azul.
¿Cómo se puede permanecer impasible ante esos gatitos, que malviven entre la inmundicia más pestilente y alarmante? ¿No hubo quien dijo que había una asociación encargada de ellos (de castrarlos, vacunarlos, etc.)? ¿Dónde están los ecologistas y los abanderados en general de los derechos de los animales? (véase el caso de El Refugio) A no ser que haya animales y animales. No quisiera deducir que esto es así. O quizás toda esta gente prefiera mirar hacia otro lado, dedicando su tiempo a otros asuntos que les reporten más eco social y menos anonimato. En éste último es donde se encuentran, por suerte para los animales del Campo del Sur, las personas sencillas y de buen corazón que diariamente se acercan a los bloques para proporcionarles, en medio de tanta desolación, algo de sustento, aunque es imposible que les llegue a tantos gatos como hay.
Y sólo estamos en verano. Mejor ni imaginar los inviernos que tienen que pasar en ese infierno. Peluches que se mueren por un cojín, una mantita y, si me apuran, incluso un calefactor, ya que son animales muy frioleros; pequeños amigos que les gusta dormitar a nuestro lado y compartir nuestras vidas, haciéndonos tener la certeza, cuando les contemplamos, de que Dios existe, porque sólo él ha podido crear algo tan bello.
Por favor, ruego desde este medio que se me brinda para expresarme, a cualquier persona, entidad u organización que tenga alguna competencia en este asunto asuma su responsabilidad y ponga manos a la obra para limpiar toda esa zona de la podredumbre que rodea a los gatos y mejorar las condiciones de vida de éstos, abandonados a su suerte, con el mar por suelo y por techo sólo el cielo.
Isabel Jiménez Manzorro. Cádiz
Opinion
Los gatos del Campo del Sur.
Una vez más, un paseo, a la caída de la tarde por el Campo del Sur, terminó para mí; con la misma sensación de tristeza e impotencia que otras veces. Mi pasión por los gatos, desconocidos desafortunadamente para algunas personas, me hizo prometerme a mí misma no volver a pasear por allí para no tener que ver verles dirigir su mirada hacia arriba del muro. A ver si hay suerte y alguno de los viandantes se ocupa de ellos de alguna forma.
No puedo concebir que en los tiempos que corren, donde tanto se aboga por el medio ambiente, se consienta que estén en ese estado de abandono estos animalitos, que son, nada más y nada menos, que nuestros pequeños compañeros de viaje en éste, cada vez menos, planeta azul.
¿Cómo se puede permanecer impasible ante esos gatitos, que malviven entre la inmundicia más pestilente y alarmante? ¿No hubo quien dijo que había una asociación encargada de ellos (de castrarlos, vacunarlos, etc.)? ¿Dónde están los ecologistas y los abanderados en general de los derechos de los animales? (véase el caso de El Refugio) A no ser que haya animales y animales. No quisiera deducir que esto es así. O quizás toda esta gente prefiera mirar hacia otro lado, dedicando su tiempo a otros asuntos que les reporten más eco social y menos anonimato. En éste último es donde se encuentran, por suerte para los animales del Campo del Sur, las personas sencillas y de buen corazón que diariamente se acercan a los bloques para proporcionarles, en medio de tanta desolación, algo de sustento, aunque es imposible que les llegue a tantos gatos como hay.
Y sólo estamos en verano. Mejor ni imaginar los inviernos que tienen que pasar en ese infierno. Peluches que se mueren por un cojín, una mantita y, si me apuran, incluso un calefactor, ya que son animales muy frioleros; pequeños amigos que les gusta dormitar a nuestro lado y compartir nuestras vidas, haciéndonos tener la certeza, cuando les contemplamos, de que Dios existe, porque sólo él ha podido crear algo tan bello.
Por favor, ruego desde este medio que se me brinda para expresarme, a cualquier persona, entidad u organización que tenga alguna competencia en este asunto asuma su responsabilidad y ponga manos a la obra para limpiar toda esa zona de la podredumbre que rodea a los gatos y mejorar las condiciones de vida de éstos, abandonados a su suerte, con el mar por suelo y por techo sólo el cielo.
Isabel Jiménez Manzorro. Cádiz