Maltrato de caballos en el Rocío
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la ventana de luis carlos peris
Los animalistas, objetores del Rocío
ASÍ como Brigitte Bardot lleva lustros abogando por las focas, la caza del zorro es un clamor, los antitaurinos despotrican del trato que se le da al toro en la plaza y a tiro de piedra se intenta con cierto éxito que el lince campe a sus anchas, desde aquí se rompe una lanza por el trato que reciben los animales de tiro en el Rocío. Caballos, mulos y bueyes, ungulados de todo tipo, sufren lo que no está en los escritos por esas arenas capaces de lastrar los motores más poderosos y en las que ellos, los susodichos ungulados, luchan por no quedarse varados mientras llevan en el lomo a un par de borrachos, a un carro lleno de fervorosos etílicos o a una carreta con simpecado de plata los bueyes. Estos bueyes posiblemente habrían sido extinguidos de no ser por el Rocío, pero esos caballos que aguantan al de la tajá doce o catorce horas en lo alto clama al cielo. Es, sin duda, el punto negro y evitable de la romería.
Los animalistas, objetores del Rocío
ASÍ como Brigitte Bardot lleva lustros abogando por las focas, la caza del zorro es un clamor, los antitaurinos despotrican del trato que se le da al toro en la plaza y a tiro de piedra se intenta con cierto éxito que el lince campe a sus anchas, desde aquí se rompe una lanza por el trato que reciben los animales de tiro en el Rocío. Caballos, mulos y bueyes, ungulados de todo tipo, sufren lo que no está en los escritos por esas arenas capaces de lastrar los motores más poderosos y en las que ellos, los susodichos ungulados, luchan por no quedarse varados mientras llevan en el lomo a un par de borrachos, a un carro lleno de fervorosos etílicos o a una carreta con simpecado de plata los bueyes. Estos bueyes posiblemente habrían sido extinguidos de no ser por el Rocío, pero esos caballos que aguantan al de la tajá doce o catorce horas en lo alto clama al cielo. Es, sin duda, el punto negro y evitable de la romería.