Mascotas de alto riesgo. Tráfico de animales.
archivado en:
Noticias
Prensa.com, 22 agosto 2008.
Mascotas de alto riesgo.
Por: Valentina Álvarez de la Pedrosa.
EFE-Reportajes
Tener como mascota un perro, gato o canario ha quedado obsoleto. La nueva tendencia es tener un animal algo más original y exótico, que provoque la admiración de todo el que lo vea. Hurones, reptiles, ardillas voladoras, cacatúas son los elegidos para ser la nueva compañía del hombre... aunque nunca llegarán a ser domésticos.
No todos los animales pueden convivir con el ser humano. No todos están capacitados para aprender a vivir sometidos a los intereses de sus dueños y, lo que es peor, no todas las especies pueden sobrevivir en unas condiciones ambientales distintas a las de su lugar de origen.
Según Miguel Ángel Valladares, miembro de WWF Adena, “jamás un animal salvaje, se haya capturado en libertad o criado en cautividad, podría vivir con el ser humano. Esta es la diferencia que tiene con el doméstico. Estas son especies habituadas a vivir con el hombre, aunque después de un proceso de domesticación de miles de años. Un animal exótico siempre va a ser un animal salvaje”.
Félix Vallejo, licenciado en Veterinaria por la Universidad Complutense de Madrid (1987-1992), en su rama de “Medicina y Sanidad Animal” y especializado en “Medicina de Animales Exóticos y Salvajes”, explicó que es difícil confirmar si un animal salvaje se puede convertir en doméstico, “realmente aprenden a tolerarnos, pero donde deben estar es en la naturaleza, en caso contrario no son suficientemente felices”.
Además, añadió que cualquier animal salvaje puede ser potencialmente peligroso en un ámbito doméstico, en especial animales como algunos reptiles (serpientes, teju) o mamíferos como el coatí. También algunos felinos pueden ocasionar problemas.
Muchas son las consecuencias negativas que se desencadenan por tener un animal exótico en casa. La transmisión de enfermedades, la extinción de una especie o efectos devastadores en el medio ambiente, por no estar en su hábitat natural, son solo algunos de los puntos que no siempre tienen en cuenta los compradores de este tipo de mascotas.
FUERA DE SU CASA.
EFE
Un piso en el centro de cualquier ciudad no es buen lugar para tener una iguana, un macaco o una anaconda. Tampoco lo es un chalet en las afueras, por mucho jardín que tenga, aunque esté acondicionado. Cada especie tiene su lugar.
Los animales exóticos son muy vulnerables al cambio ambiental y climático, así como a la variación en su alimentación. Tienen necesidades biológicas específicas que deben conocer los consumidores para evitar el sufrimiento de la mascota.
Muchas de las especies no suponen ningún problema a su amo mientras son crías, pero a medida que el animal va creciendo se van dando cuenta de su incapacidad para controlar ese tipo de ejemplares. La solución más fácil para estas personas es abandonar a la que había sido su mascota en el primer lugar que se le ocurra.
El director ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Klaus Toepfer, advirtió, en 2001, que los animales exóticos son una de las mayores amenazas para la diversidad biológica. Achacó al turismo y al comercio las principales causas de la introducción de especies en lugares alejados de su hábitat natural.
Por todos es sabido que en las alcantarillas de Nueva York son ya muchos los que dicen haber visto cocodrilos, debido a que cuando llegaban a cierto tamaño sus dueños se deshacían de ellos expulsándolos por el inodoro.
A pesar de los inconvenientes, la compra de animales exóticos sigue aumentando. No es extraño conocer a alguien que es dueño de una iguana o de un conejo enano. Las serpientes también son muy requeridas por los amantes de estos animales, aunque ya se hayan conocido algunos accidentes relacionados con estos reptiles. Tortugas acuáticas, loros, papagayos, pulpos, tiburones enanos... todo vale para atender la demanda de los consumidores.
La última moda en Estados Unidos y Europa es tener como mascota un hurón, un carnívoro que se adquiere sin la capacidad de reproducirse por el impacto ecológico que provocaría.
El veterinario Félix Vallejo comenta que en su consulta es muy frecuente atender, aparte de perros, gatos y demás animales domésticos, “aves y reptiles, con gran diferencia , después pequeños mamíferos y, en menor medida, halcones y animales como mapache o coatí”.
ENFERMAN ELLOS, ENFERMAMOS NOSOTROS.
Esta nueva moda favorece la extinción de algunas especies. Debido a la falta de información sobre los cuidados del animal muchos son los que mueren y, si no lo hacen, en su mayoría se ven destinados al sufrimiento.
“Además muchos animales son tremendamente sensibles a enfermedades humanas. Por ejemplo, los grandes simios en los zoológicos se aíslan con cristales por varias razones, una de ellas es evitar la transmisión de enfermedades por parte del público como la tuberculosis” precisó Félix Vallejo.
Pero no son solo los animales los que pueden sufrir nefastas consecuencias. La salud de la gente que convive con este tipo de especies puede verse afectada por la contagio de distintas enfermedades.
Muchos de estos animales son comprados sin los correspondientes certificados sanitarios. Cuanto más exótico es, más exótica es la enfermedad que puede transmitir y más difícil es su descubrimiento.
Algunas aves, como por ejemplo los loros, pueden contagiar enfermedades que afectan a las vías respiratorias, como la psitacosis. Los monos pueden transmitir herpes, hepatitis B e, incluso, sida. Ciertos reptiles, como la iguana, pueden infectar al hombre con salmonela y la lista aún es más larga.
Sin embargo, Félix Vallejo aclaró que las enfermedades que pueden transmitirnos este tipo de especies son escasas, “destaca la psitacosis, pero, sinceramente, en 13 años de profesión la hemos diagnosticado en 10 casos solamente”. “En ocasiones, el problema de transmisión de enfermedades tiene que ver con el origen del animal. Los animales cogidos en libertad a veces tienen parásitos que un animal criado en cautivad no tendría y no podría contagiar nada”, añadió.
TRÁFICO DE ANIMALES, NEGOCIO LUCRATIVO.
EFE
La adquisición de animales exóticos puede ser mediante dos medios: acudiendo a las mafias o a tiendas especializadas de forma legal, aunque muchos denuncian que la mayor parte de las especies que se compran lícitamente en una tienda provienen del tráfico ilegal.
Según la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente de México (Profepa), el tráfico ilegal de flora y fauna en el mundo es la tercera actividad ilícita que más dinero genera, después del narcotráfico y de la venta de armas.
Más del 80% de los animales que capturan las mafias no llegan vivos a sus destinos, pero, incluso con estas grandes pérdidas, compensa este tipo de comercio por el precio tan elevado de las especies que consiguen vender.
Los animales viajan en condiciones poco aconsejables para ellos. Los anfibios de pequeño tamaño son ocultados en envases vacíos de carretes fotográficos. Las aves son trasladadas con las patas y el pico atados. Los traficantes encuentran siempre un “buen sitio” para transportar la mercancía, maletas de doble fondo o su misma ropa son alguno de los lugares en donde esconden las especies.
El amplio comercio con animales exóticos provocó que se crease CITES (Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de fauna y flora silvestre), un acuerdo internacional concertado entre 164 estados, que tiene como finalidad vigilar el comercio internacional de especies de animales y plantas silvestres para que no constituya un peligro para su supervivencia.
Actualmente, esta reglamentación “ofrece diversos grados de protección a más de 30,000 especies de animales y plantas, bien se comercialicen como ejemplares vivos, o como abrigos de piel o hierbas disecadas”.
Los traficantes no son los únicos culpables de la alarmante situación de las especies exóticas y de las nefastas consecuencias que acarrea todo este comercio. Para Miguel Ángel Valladares, de WWF Adena, “al final de la cadena está el consumidor que es inducido por las ofertas existentes, ya sea voluntariamente o por falta de información. Pero la culpa real es de las mafias, que presionan y alimentan la demanda. También son culpables algunos gobiernos que cierran los ojos.”
La información podría paliar en buena medida el problema. Miguel Ángel Valladares se queja de que las Autoridades Públicas diseñan campañas de sensibilización con los incendios o los accidentes de tráfico, pero no sobre el comercio de especies y aves amenazadas.
“El 80% de los problemas médicos que tenemos en la consulta son por mal manejo”, afirmó Félix Vallejo, que coincidió con el portavoz de WWF Adena, en que si se subsanara la falta de información, se estaría ayudando a paliar los problemas que tienen las especies salvajes en el ámbito doméstico.
Mascotas de alto riesgo.
Por: Valentina Álvarez de la Pedrosa.
EFE-Reportajes
Tener como mascota un perro, gato o canario ha quedado obsoleto. La nueva tendencia es tener un animal algo más original y exótico, que provoque la admiración de todo el que lo vea. Hurones, reptiles, ardillas voladoras, cacatúas son los elegidos para ser la nueva compañía del hombre... aunque nunca llegarán a ser domésticos.
No todos los animales pueden convivir con el ser humano. No todos están capacitados para aprender a vivir sometidos a los intereses de sus dueños y, lo que es peor, no todas las especies pueden sobrevivir en unas condiciones ambientales distintas a las de su lugar de origen.
Según Miguel Ángel Valladares, miembro de WWF Adena, “jamás un animal salvaje, se haya capturado en libertad o criado en cautividad, podría vivir con el ser humano. Esta es la diferencia que tiene con el doméstico. Estas son especies habituadas a vivir con el hombre, aunque después de un proceso de domesticación de miles de años. Un animal exótico siempre va a ser un animal salvaje”.
Félix Vallejo, licenciado en Veterinaria por la Universidad Complutense de Madrid (1987-1992), en su rama de “Medicina y Sanidad Animal” y especializado en “Medicina de Animales Exóticos y Salvajes”, explicó que es difícil confirmar si un animal salvaje se puede convertir en doméstico, “realmente aprenden a tolerarnos, pero donde deben estar es en la naturaleza, en caso contrario no son suficientemente felices”.
Además, añadió que cualquier animal salvaje puede ser potencialmente peligroso en un ámbito doméstico, en especial animales como algunos reptiles (serpientes, teju) o mamíferos como el coatí. También algunos felinos pueden ocasionar problemas.
Muchas son las consecuencias negativas que se desencadenan por tener un animal exótico en casa. La transmisión de enfermedades, la extinción de una especie o efectos devastadores en el medio ambiente, por no estar en su hábitat natural, son solo algunos de los puntos que no siempre tienen en cuenta los compradores de este tipo de mascotas.
FUERA DE SU CASA.
EFE
Un piso en el centro de cualquier ciudad no es buen lugar para tener una iguana, un macaco o una anaconda. Tampoco lo es un chalet en las afueras, por mucho jardín que tenga, aunque esté acondicionado. Cada especie tiene su lugar.
Los animales exóticos son muy vulnerables al cambio ambiental y climático, así como a la variación en su alimentación. Tienen necesidades biológicas específicas que deben conocer los consumidores para evitar el sufrimiento de la mascota.
Muchas de las especies no suponen ningún problema a su amo mientras son crías, pero a medida que el animal va creciendo se van dando cuenta de su incapacidad para controlar ese tipo de ejemplares. La solución más fácil para estas personas es abandonar a la que había sido su mascota en el primer lugar que se le ocurra.
El director ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Klaus Toepfer, advirtió, en 2001, que los animales exóticos son una de las mayores amenazas para la diversidad biológica. Achacó al turismo y al comercio las principales causas de la introducción de especies en lugares alejados de su hábitat natural.
Por todos es sabido que en las alcantarillas de Nueva York son ya muchos los que dicen haber visto cocodrilos, debido a que cuando llegaban a cierto tamaño sus dueños se deshacían de ellos expulsándolos por el inodoro.
A pesar de los inconvenientes, la compra de animales exóticos sigue aumentando. No es extraño conocer a alguien que es dueño de una iguana o de un conejo enano. Las serpientes también son muy requeridas por los amantes de estos animales, aunque ya se hayan conocido algunos accidentes relacionados con estos reptiles. Tortugas acuáticas, loros, papagayos, pulpos, tiburones enanos... todo vale para atender la demanda de los consumidores.
La última moda en Estados Unidos y Europa es tener como mascota un hurón, un carnívoro que se adquiere sin la capacidad de reproducirse por el impacto ecológico que provocaría.
El veterinario Félix Vallejo comenta que en su consulta es muy frecuente atender, aparte de perros, gatos y demás animales domésticos, “aves y reptiles, con gran diferencia , después pequeños mamíferos y, en menor medida, halcones y animales como mapache o coatí”.
ENFERMAN ELLOS, ENFERMAMOS NOSOTROS.
Esta nueva moda favorece la extinción de algunas especies. Debido a la falta de información sobre los cuidados del animal muchos son los que mueren y, si no lo hacen, en su mayoría se ven destinados al sufrimiento.
“Además muchos animales son tremendamente sensibles a enfermedades humanas. Por ejemplo, los grandes simios en los zoológicos se aíslan con cristales por varias razones, una de ellas es evitar la transmisión de enfermedades por parte del público como la tuberculosis” precisó Félix Vallejo.
Pero no son solo los animales los que pueden sufrir nefastas consecuencias. La salud de la gente que convive con este tipo de especies puede verse afectada por la contagio de distintas enfermedades.
Muchos de estos animales son comprados sin los correspondientes certificados sanitarios. Cuanto más exótico es, más exótica es la enfermedad que puede transmitir y más difícil es su descubrimiento.
Algunas aves, como por ejemplo los loros, pueden contagiar enfermedades que afectan a las vías respiratorias, como la psitacosis. Los monos pueden transmitir herpes, hepatitis B e, incluso, sida. Ciertos reptiles, como la iguana, pueden infectar al hombre con salmonela y la lista aún es más larga.
Sin embargo, Félix Vallejo aclaró que las enfermedades que pueden transmitirnos este tipo de especies son escasas, “destaca la psitacosis, pero, sinceramente, en 13 años de profesión la hemos diagnosticado en 10 casos solamente”. “En ocasiones, el problema de transmisión de enfermedades tiene que ver con el origen del animal. Los animales cogidos en libertad a veces tienen parásitos que un animal criado en cautivad no tendría y no podría contagiar nada”, añadió.
TRÁFICO DE ANIMALES, NEGOCIO LUCRATIVO.
EFE
La adquisición de animales exóticos puede ser mediante dos medios: acudiendo a las mafias o a tiendas especializadas de forma legal, aunque muchos denuncian que la mayor parte de las especies que se compran lícitamente en una tienda provienen del tráfico ilegal.
Según la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente de México (Profepa), el tráfico ilegal de flora y fauna en el mundo es la tercera actividad ilícita que más dinero genera, después del narcotráfico y de la venta de armas.
Más del 80% de los animales que capturan las mafias no llegan vivos a sus destinos, pero, incluso con estas grandes pérdidas, compensa este tipo de comercio por el precio tan elevado de las especies que consiguen vender.
Los animales viajan en condiciones poco aconsejables para ellos. Los anfibios de pequeño tamaño son ocultados en envases vacíos de carretes fotográficos. Las aves son trasladadas con las patas y el pico atados. Los traficantes encuentran siempre un “buen sitio” para transportar la mercancía, maletas de doble fondo o su misma ropa son alguno de los lugares en donde esconden las especies.
El amplio comercio con animales exóticos provocó que se crease CITES (Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de fauna y flora silvestre), un acuerdo internacional concertado entre 164 estados, que tiene como finalidad vigilar el comercio internacional de especies de animales y plantas silvestres para que no constituya un peligro para su supervivencia.
Actualmente, esta reglamentación “ofrece diversos grados de protección a más de 30,000 especies de animales y plantas, bien se comercialicen como ejemplares vivos, o como abrigos de piel o hierbas disecadas”.
Los traficantes no son los únicos culpables de la alarmante situación de las especies exóticas y de las nefastas consecuencias que acarrea todo este comercio. Para Miguel Ángel Valladares, de WWF Adena, “al final de la cadena está el consumidor que es inducido por las ofertas existentes, ya sea voluntariamente o por falta de información. Pero la culpa real es de las mafias, que presionan y alimentan la demanda. También son culpables algunos gobiernos que cierran los ojos.”
La información podría paliar en buena medida el problema. Miguel Ángel Valladares se queja de que las Autoridades Públicas diseñan campañas de sensibilización con los incendios o los accidentes de tráfico, pero no sobre el comercio de especies y aves amenazadas.
“El 80% de los problemas médicos que tenemos en la consulta son por mal manejo”, afirmó Félix Vallejo, que coincidió con el portavoz de WWF Adena, en que si se subsanara la falta de información, se estaría ayudando a paliar los problemas que tienen las especies salvajes en el ámbito doméstico.