Protestas en Israel en el día del Yom Kipur. Se pide el fin de las expiaciones con animales.
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El Correo Gallego, 9 Octubre 2008.
Ofensiva de los defensores de animales contra el ritual de matar aves en el Yom Kipur.
ANTONIO PITA/EFE. JERUSALÉN--Organizaciones ecologistas y de defensa de los derechos de los animales en Israel han decidido pasar a la ofensiva ante la costumbre en algunos sectores religiosos judíos de degollar aves con motivo del Yom Kipur, que se celebra hoy.
Conocido como Día del Perdón, esta jornada es la más solemne del calendario hebreo, en la que se paraliza toda actividad y dos tercios de la población judía israelí ayuna y acude a las sinagogas para hacer examen de conciencia y expiar sus pecados. Judíos ultra-ortodoxos, creyentes moderados e incluso algunos seculares olvidan sus diferencias por una vez en el año para respetar un pacto no escrito de silencio.
Esta unanimidad se rompe, sin embargo, cuando se trata del hábito, propio de los días previos al Yom Kipur, de sacrificar un ave para expiar los pecados con el animal y después dársela a los pobres. El ritual, denominado "Kaparot" (Expiaciones), es el siguiente: El matarife sostiene al gallo por las alas (una gallina, en el caso de las mujeres), le da tres vueltas sobre la cabeza del penitente, pronuncia una bendición y de un rápido y certero movimiento degüella al animal con un cuchillo afilado que no ha de tener la más mínima mella. Antiguamente, esta tradición se hacía con un chivo elegido al azar, que era abandonado con insultos y pedradas, para que cargase con todas las culpas del pueblo judío, mientras que un segundo ejemplar era sacrificado a Dios. De ahí proviene la expresión del "chivo expiatorio".
Este año, el movimiento israelí pro-derechos animales "Latet Lijiot" (Dejar vivir) ha dado un paso más en su oposición a esta práctica, que tilda de "matanza innecesaria", con la creación de "Brigadas Anti-Kaparot". Pertrechados con videocámaras, estos activistas han visitado barrios religiosos de Tel Aviv, una ciudad mayoritariamente secular, para grabar el sangriento ritual y, cuando acabe el Yom Kipur, denunciar a sus autores en comisaría. "Honestamente, no esperamos que arresten a nadie, al tratarse de una costumbre religiosa, pero queremos dejar claro que la matanza de aves no es una obligación, sino una costumbre que tiene alternativas", explica a Efe Gali Gavvai, portavoz de "Latet Lijiot".
Por ejemplo, muchos religiosos hacen el rito con unas monedas, que después dan a familias sin recursos; con una pieza de cerámica, que luego rompen contra el suelo; o incluso con gallos de plástico. En el pasado, destacados sabios judíos de la Península Ibérica, la histórica Sefarad, como Maimónides o Yosef Caro, también se opusieron a esta práctica.
Pero, ¿cuál es el problema en sacrificar aves cuyo futuro es, tarde o temprano, el matadero?, inquieren los defensores de esta práctica. El rabino jefe de Safed, Shmuel Eliahu, recuerda en este sentido que el ritual judío de sacrificio es el menos doloroso para el ganado y que la Torá (Pentateuco) no prohíbe el uso de animales para trabajar o alimentarse. "Las aves sufren más en las Kaparot", responde Gavvai, "pues a menudo llegan a su fin heridas y deshidratadas".
Los gallos y gallinas se vendían estos días por las calles hacinados en cajas y, en algunos casos, faltos de agua y comida. Y la Torá sí que prohíbe expresamente causar un "daño innecesario a los seres vivos", apunta el presidente del colectivo de judíos vegetarianos de Norteamérica, Richard H. Schwartz, quien recurre a argumentos religiosos para pedir el fin de las expiaciones con animales.
"Las Kaparot no aparecen mencionadas en la Torá ni en el Talmud (compendio de leyes e interpretaciones de la ley ortodoxa judía). Fueron abordadas por primera vez en el siglo IX por eruditos judíos, que decían que, ya que el término hebreo 'guever' significa a la vez hombre y gallo, el castigo del ave puede sustituir al de la persona", explica en un artículo académico.
Desde una perspectiva más terrenal, Chedva Vanderbrook, de la Sociedad de Prevención de la Crueldad a los Animales de Jerusalén, asegura que, si pudiesen, las familias pobres escogerían "un pollo preparado y cocinado" y, con la actual crisis económica, "siempre preferirían dinero".
En cualquier caso, las protestas tampoco han impedido este año el sacrificio de miles de aves, algo que choca a Vanderbrook, que no ve el sentido de "pedir la purificación a través de la matanza de un animal indefenso".
Ofensiva de los defensores de animales contra el ritual de matar aves en el Yom Kipur.
ANTONIO PITA/EFE. JERUSALÉN--Organizaciones ecologistas y de defensa de los derechos de los animales en Israel han decidido pasar a la ofensiva ante la costumbre en algunos sectores religiosos judíos de degollar aves con motivo del Yom Kipur, que se celebra hoy.
Conocido como Día del Perdón, esta jornada es la más solemne del calendario hebreo, en la que se paraliza toda actividad y dos tercios de la población judía israelí ayuna y acude a las sinagogas para hacer examen de conciencia y expiar sus pecados. Judíos ultra-ortodoxos, creyentes moderados e incluso algunos seculares olvidan sus diferencias por una vez en el año para respetar un pacto no escrito de silencio.
Esta unanimidad se rompe, sin embargo, cuando se trata del hábito, propio de los días previos al Yom Kipur, de sacrificar un ave para expiar los pecados con el animal y después dársela a los pobres. El ritual, denominado "Kaparot" (Expiaciones), es el siguiente: El matarife sostiene al gallo por las alas (una gallina, en el caso de las mujeres), le da tres vueltas sobre la cabeza del penitente, pronuncia una bendición y de un rápido y certero movimiento degüella al animal con un cuchillo afilado que no ha de tener la más mínima mella. Antiguamente, esta tradición se hacía con un chivo elegido al azar, que era abandonado con insultos y pedradas, para que cargase con todas las culpas del pueblo judío, mientras que un segundo ejemplar era sacrificado a Dios. De ahí proviene la expresión del "chivo expiatorio".
Este año, el movimiento israelí pro-derechos animales "Latet Lijiot" (Dejar vivir) ha dado un paso más en su oposición a esta práctica, que tilda de "matanza innecesaria", con la creación de "Brigadas Anti-Kaparot". Pertrechados con videocámaras, estos activistas han visitado barrios religiosos de Tel Aviv, una ciudad mayoritariamente secular, para grabar el sangriento ritual y, cuando acabe el Yom Kipur, denunciar a sus autores en comisaría. "Honestamente, no esperamos que arresten a nadie, al tratarse de una costumbre religiosa, pero queremos dejar claro que la matanza de aves no es una obligación, sino una costumbre que tiene alternativas", explica a Efe Gali Gavvai, portavoz de "Latet Lijiot".
Por ejemplo, muchos religiosos hacen el rito con unas monedas, que después dan a familias sin recursos; con una pieza de cerámica, que luego rompen contra el suelo; o incluso con gallos de plástico. En el pasado, destacados sabios judíos de la Península Ibérica, la histórica Sefarad, como Maimónides o Yosef Caro, también se opusieron a esta práctica.
Pero, ¿cuál es el problema en sacrificar aves cuyo futuro es, tarde o temprano, el matadero?, inquieren los defensores de esta práctica. El rabino jefe de Safed, Shmuel Eliahu, recuerda en este sentido que el ritual judío de sacrificio es el menos doloroso para el ganado y que la Torá (Pentateuco) no prohíbe el uso de animales para trabajar o alimentarse. "Las aves sufren más en las Kaparot", responde Gavvai, "pues a menudo llegan a su fin heridas y deshidratadas".
Los gallos y gallinas se vendían estos días por las calles hacinados en cajas y, en algunos casos, faltos de agua y comida. Y la Torá sí que prohíbe expresamente causar un "daño innecesario a los seres vivos", apunta el presidente del colectivo de judíos vegetarianos de Norteamérica, Richard H. Schwartz, quien recurre a argumentos religiosos para pedir el fin de las expiaciones con animales.
"Las Kaparot no aparecen mencionadas en la Torá ni en el Talmud (compendio de leyes e interpretaciones de la ley ortodoxa judía). Fueron abordadas por primera vez en el siglo IX por eruditos judíos, que decían que, ya que el término hebreo 'guever' significa a la vez hombre y gallo, el castigo del ave puede sustituir al de la persona", explica en un artículo académico.
Desde una perspectiva más terrenal, Chedva Vanderbrook, de la Sociedad de Prevención de la Crueldad a los Animales de Jerusalén, asegura que, si pudiesen, las familias pobres escogerían "un pollo preparado y cocinado" y, con la actual crisis económica, "siempre preferirían dinero".
En cualquier caso, las protestas tampoco han impedido este año el sacrificio de miles de aves, algo que choca a Vanderbrook, que no ve el sentido de "pedir la purificación a través de la matanza de un animal indefenso".