PROYECTO GRAN SIMIO DENUNCIA QUE LOS DELFINARIOS INCUMPLEN LA LEY DE ZOOLÓGICOS
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Diversos artículos de la Ley de Zoológicos, recomendaciones y la Directiva de la CE, están siendo incumplidas por todos los zoológicos con delfinarios de España, según afirma el Proyecto Gran Simio (PGS) en un comunicado de prensa lanzado por esta organización, que ven un acto de degradación y maltrato, a los delfines, orcas y belugas de forma continuada y consentida.
La Ley 31/2003 sobre Conservación de la Fauna Silvestre en los Parques Zoológicos, establece, en su artículo 3, que los zoológicos están obligados al cumplimiento de las medidas de bienestar animal. En su apartado a) establece que los animales debes estar en condiciones que permitan la satisfacción de sus necesidades biológicas y de conservación. El apartado b) establece la necesidad de proporcionar a cada una de las especies un enriquecimiento ambiental en sus instalaciones.
Los delfines que, en su medio natural, acostumbran a nadar hasta 40 millas al día y bucear a profundidades de más de 500 metros, se encuentran, en los delfinarios, obligados a nadar en círculos en sus pequeños estanques o simplemente flotando, según afirma el Proyecto Gran Simio. Igualmente denuncian que unas de las recomendaciones del manual editado por el anterior Ministerio del Medio Ambiente, como ya ha denunciado Infozoos, aconseja que los Parques Zoológicos no deberían consentir la utilización de sus animales en espectáculos ni en otras actividades similares que se encuentren claramente alejadas de las tareas educativas.
Por otro lado, esta asociación cree que todos los delfinarios incumplen el artículo 4 de la mencionada Ley en el que se establece, en su último apartado c)-3, que debe existir un plan de nutrición adecuada para los animales. En este sentido el PGS denuncia que para conseguir que los delfines y orcas lleven a cabo estos trucos circenses, el entrenador debe conseguir un control total sobre ellos. Una vez que los delfínidos hambrientos se han rendido a comer pescado muerto, antinatural y no adecuado para ellos, se les enseña a que solamente recibirá comida, cuando lleven a cabo el guión deseado (saludar a la audiencia, saltar pasando por aros, etc); forzando de esta forma, a que realicen comportamientos anormales para éstos cetáceos. Este es un maltrato recogido, como infracción muy grave, en el artículo 13 de la Ley de Zoológicos. De igual forma se les mantiene en un constante estrés por la cantidad de sesiones que tienes que realizar, llegando por algunos delfinarios, a continuar con ?espectáculos? nocturnos.
Es este sentido, esta Asociación no comprende cómo el Oceanográfico de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, tiene un delfinario con delfines y un beluga solitario. Siendo una entidad que pretende ser seria, científica, cultural y ajena al maltrato animal, los delfines son obligados a realizar números circenses.
La Directiva 1999/CE sobre zoológicos, dice taxativamente, que los alojamientos de los animales deben estar en condiciones que persigan la satisfacción de las necesidades biológicas y de conservación de cada especie, lo que sin duda los delfinarios no lo cumplen.
?En la naturaleza, los delfines también saltan, pero cuando quieren y no a cambio de un pedazo de pescado muerto, no llevan absurdas gafas de sol, ni andan marcha atrás sobre sus colas. Estos comportamientos no significan nada más que la única manera de conseguir comida. Mantener a los delfines un poco hambrientos les induce a seguir actuando. El zoológico debe ofrecer imágenes más conservacionistas y respetuosas con la vida salvaje?, ha declarado Pedro Pozas Terrados, Director Ejecutivo del Proyecto Gran Simio (GAP/PGS- España)
Otro elemento más que va contra el bienestar animal, según Pedro Pozas, es el referido al sonar; que en la naturaleza utilizan los delfines y demás cetáceos, para comunicarse, detectar peces, presas, arrecifes de coral, predadores, etc. Los cetáceos se orientan por el sonido y continuamente ?escanean? sus alrededores. El uso de este sentido en los cetáceos, es tan importante como la vista en los humanos. En los delfinarios, el uso del sonar por los delfines se convierte en una tortura ya que rebotando en las paredes, les obliga a oírse a si mismo constantemente. Este es, sin duda el aspecto más dañino de su cautiverio junto con el hambre.
Por todo ello Proyecto Gran Simio a través de este comunicado de prensa, pide a los zoológicos de España donde existan delfinarios, sean cerrados y los delfines, orcas y belugas, devueltos al mar, su verdadero hábitat, pidiendo igualmente a los ciudadanos que antes de ver espectáculos de este tipo, piensen las consecuencias y la vida que llevan estos animales que han sido secuestrados de su hábitat para acabar en esta forma de explotación.