Salvemos a 'Susi.' Pilar Rahola.
archivado en:
Artículos
La Vanguardia, 15 Febrero 2009.
Salvemos a 'Susi.'
La elefanta vive en 1.017m2 y está sola: ¿por qué el zoo de Barcelona no la traslada a un lugar mejor?
Pilar Rahola |
Conozco perfectamente este reflejo Pavlov. Es hablar de derechos de los animales o, incluso, intentar salvar a algún animal concreto, en situación crítica, y se dispara el sarcasmo del personal. La prepotencia humana, en su dominio integral del planeta, es tan inconsciente, que ni tan sólo vislumbra que esta lucha, la que intenta preservar la supervivencia y la calidad de vida de otras especies vivas, es una lucha a favor del propio ser humano. Y, sin ninguna duda, es un acto de responsabilidad.
Así pues, armada con el casco de la paciencia, aprovecho este magnífico espacio de reflexión pública para hablar de un animal cuya denigrante situación es culpa de la administración pública. En este caso se trata, por tanto, no sólo de sufrimiento gratuito, sino también de severa falta de voluntad para mitigarlo. Es decir, hablamos de derechos de los animales, pero también de indolencia pública y de dignidad democrática.
Susi es una elefanta del zoo de Barcelona. Hace un año murió su única compañera, Alicia, a la que practicaron la eutanasia delante de ella, y dejaron su cuerpo durante toda la noche. Susi permaneció a su lado sin moverse, hasta que se llevaron el cadáver. A partir de ese momento, las imágenes muestran cómo Susi ha ido envejeciendo de forma espectacular, encerrada en un espacio asfixiante, sin otra compañía que su soledad, y sin otro aliciente que dar vueltas mientras los niños le tiran patatas fritas.
Su situación, según los expertos que estudian el comportamiento de esta especie en cautividad, es crítica, porque ha iniciado un serio proceso de depresión y ansiedad, llegando incluso a devorar sus propias heces. La Asociación Europea de Zoos y Acuarios (EAZA) exige un mínimo de 20.000 m2p ara los elefantes, que tienen que estar siempre en compañía, porque es una especie que no soporta la soledad. Susi tiene exactamente 1.017 m2 de cemento y está sola. Es por ello que la dirección del zoo no le trae otro elefante, para no agravar más las pésimas condiciones en que tiene a esta especie, pero sorprendentemente también se niega a escuchar a las ONG animalistas que han pedido su traslado a un espacio en semilibertad.
De hecho, la animalista Asociación Libera ya tiene el lugar a donde trasladarla, pero la dirección del zoo muestra una cerrazón y una insensibilidad tan públicas y notorias que hasta resulta inquietante. Jane Goodall, la famosa primatóloga y premio Príncipe de Asturias, ha alertado de la extrema crueldad que significa tener a los elefantes -seres enormemente sensibles- en zoos que no tienen las mínimas condiciones y ha hecho un llamamiento para acabar con estas situaciones. También la revista Science, en su número de diciembre pasado, alerta sobre la cuestión y explica que los elefantes que viven en estas condiciones mínimas llegan a vivir cuarenta años menos. Finalmente, en estos tiempos de feliz obamamanía, es bueno recordar que el propio Barack Obama participó de la lucha para trasladar a un elefante desde un zoo hasta un espacio de semilibertad.
Pero en la bonita ciudad de Barcelona, "amiga de los animales", desde el 2004, su emblemático zoo, que nos vende "pedagogía a los niños sobre el amor a los animales", ha decidido que el sufrimiento de esta pobre elefanta no es su problema, y que con alimentarla adecuadamente y hacer las revisiones médicas pertinentes ya cumple con su función. Es decir, ha decidido mantener su sufrimiento, a pesar de las muchas alternativas. ¿Por qué? ¿Por qué el zoo de Barcelona no ofrece un poco de amor a esta elefanta que lleva toda su vida entreteniendo a niños, y que merecería un final algo más decente?, ¿no es el momento de devolverle lo mucho que nos ha dado?
Desde cualquier perspectiva de respeto a los animales, la decisión es clara: Susi tiene que ser trasladada a un lugar mejor, en compañía de otros elefantes y con un espacio más decente. Ese lugar existe. Pero el zoo parece que no quiere perder a su único elefante, quizá con la jurásica idea de que un zoo sin elefantes es menos zoo. ¿Teme pérdidas económicas? Es posible, aunque peregrino, pero en cambio no teme perder la dignidad de los seres vivos que muestra. Muy ilustrativo de su propia dignidad.
Salvemos a 'Susi.'
La elefanta vive en 1.017m2 y está sola: ¿por qué el zoo de Barcelona no la traslada a un lugar mejor?
Pilar Rahola |
Conozco perfectamente este reflejo Pavlov. Es hablar de derechos de los animales o, incluso, intentar salvar a algún animal concreto, en situación crítica, y se dispara el sarcasmo del personal. La prepotencia humana, en su dominio integral del planeta, es tan inconsciente, que ni tan sólo vislumbra que esta lucha, la que intenta preservar la supervivencia y la calidad de vida de otras especies vivas, es una lucha a favor del propio ser humano. Y, sin ninguna duda, es un acto de responsabilidad.
Así pues, armada con el casco de la paciencia, aprovecho este magnífico espacio de reflexión pública para hablar de un animal cuya denigrante situación es culpa de la administración pública. En este caso se trata, por tanto, no sólo de sufrimiento gratuito, sino también de severa falta de voluntad para mitigarlo. Es decir, hablamos de derechos de los animales, pero también de indolencia pública y de dignidad democrática.
Susi es una elefanta del zoo de Barcelona. Hace un año murió su única compañera, Alicia, a la que practicaron la eutanasia delante de ella, y dejaron su cuerpo durante toda la noche. Susi permaneció a su lado sin moverse, hasta que se llevaron el cadáver. A partir de ese momento, las imágenes muestran cómo Susi ha ido envejeciendo de forma espectacular, encerrada en un espacio asfixiante, sin otra compañía que su soledad, y sin otro aliciente que dar vueltas mientras los niños le tiran patatas fritas.
Su situación, según los expertos que estudian el comportamiento de esta especie en cautividad, es crítica, porque ha iniciado un serio proceso de depresión y ansiedad, llegando incluso a devorar sus propias heces. La Asociación Europea de Zoos y Acuarios (EAZA) exige un mínimo de 20.000 m2p ara los elefantes, que tienen que estar siempre en compañía, porque es una especie que no soporta la soledad. Susi tiene exactamente 1.017 m2 de cemento y está sola. Es por ello que la dirección del zoo no le trae otro elefante, para no agravar más las pésimas condiciones en que tiene a esta especie, pero sorprendentemente también se niega a escuchar a las ONG animalistas que han pedido su traslado a un espacio en semilibertad.
De hecho, la animalista Asociación Libera ya tiene el lugar a donde trasladarla, pero la dirección del zoo muestra una cerrazón y una insensibilidad tan públicas y notorias que hasta resulta inquietante. Jane Goodall, la famosa primatóloga y premio Príncipe de Asturias, ha alertado de la extrema crueldad que significa tener a los elefantes -seres enormemente sensibles- en zoos que no tienen las mínimas condiciones y ha hecho un llamamiento para acabar con estas situaciones. También la revista Science, en su número de diciembre pasado, alerta sobre la cuestión y explica que los elefantes que viven en estas condiciones mínimas llegan a vivir cuarenta años menos. Finalmente, en estos tiempos de feliz obamamanía, es bueno recordar que el propio Barack Obama participó de la lucha para trasladar a un elefante desde un zoo hasta un espacio de semilibertad.
Pero en la bonita ciudad de Barcelona, "amiga de los animales", desde el 2004, su emblemático zoo, que nos vende "pedagogía a los niños sobre el amor a los animales", ha decidido que el sufrimiento de esta pobre elefanta no es su problema, y que con alimentarla adecuadamente y hacer las revisiones médicas pertinentes ya cumple con su función. Es decir, ha decidido mantener su sufrimiento, a pesar de las muchas alternativas. ¿Por qué? ¿Por qué el zoo de Barcelona no ofrece un poco de amor a esta elefanta que lleva toda su vida entreteniendo a niños, y que merecería un final algo más decente?, ¿no es el momento de devolverle lo mucho que nos ha dado?
Desde cualquier perspectiva de respeto a los animales, la decisión es clara: Susi tiene que ser trasladada a un lugar mejor, en compañía de otros elefantes y con un espacio más decente. Ese lugar existe. Pero el zoo parece que no quiere perder a su único elefante, quizá con la jurásica idea de que un zoo sin elefantes es menos zoo. ¿Teme pérdidas económicas? Es posible, aunque peregrino, pero en cambio no teme perder la dignidad de los seres vivos que muestra. Muy ilustrativo de su propia dignidad.