Si entran dictadores bajo palio...
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Quiere que su perro vaya a misa
Un vecino acude a los oficios religiosos con Chester, su fiel mascota, algo que no es visto con buenos ojos por la Iglesia
Autor:
María Jesús Fuente
Fecha de publicación:
13/3/2008
Jesús está empeñado en acudir a misa, como al resto de los lugares que frecuenta, con Chester, su perro, del que no se despega en todo el día porque, entre otras cosas, no tiene con quién dejarlo. Pero en la iglesia de Fátima le han llamado la atención por las molestias que puede causar a los feligreses.
No es que exista prohibición, aunque según explican fuentes del Obispado, es una costumbre que no entren animales en la iglesia. De hecho, en las parroquias del ámbito rural existen unas rejas en las puertas para impedir su acceso. El párroco de Fátima sospecha que si se permitiese la entrada de animales, cada cual llevaría a su mascota, lo que, sin duda, rompería el silencio y la tranquilidad, necesarios para las celebraciones religiosas.
El vecino en cuestión alega que su perrito no ladra, ni molesta a nadie y que si la iglesia es la casa de Dios, no tiene por qué ponerle trabas a Chester.
Asegura que en otras parroquias, como San Pablo, en las inmediaciones del Calvario, no solo no le han puesto inconvenientes, sino que el animal es objeto de carantoñas «y lo tratan como a uno más».
Aunque no atañe a la Iglesia, un decreto de 1998 existente en este sentido prohíbe la entrada de animales domésticos de compañía en locales destinados a actuaciones culturales, deportivas o espectáculos públicos, excepto a lo perros de ciegos.
También se les restringe el acceso en los establecimientos de venta, almacenamiento, transporte o manipulación de alimentos.
Además de la reglamentación general anterior, el Concello de Vigo cuenta con una ordenanza que completa esas disposiciones relativas a los animales domésticos y a su acceso a lugares públicos.
Un vecino acude a los oficios religiosos con Chester, su fiel mascota, algo que no es visto con buenos ojos por la Iglesia
Autor:
María Jesús Fuente
Fecha de publicación:
13/3/2008
Jesús está empeñado en acudir a misa, como al resto de los lugares que frecuenta, con Chester, su perro, del que no se despega en todo el día porque, entre otras cosas, no tiene con quién dejarlo. Pero en la iglesia de Fátima le han llamado la atención por las molestias que puede causar a los feligreses.
No es que exista prohibición, aunque según explican fuentes del Obispado, es una costumbre que no entren animales en la iglesia. De hecho, en las parroquias del ámbito rural existen unas rejas en las puertas para impedir su acceso. El párroco de Fátima sospecha que si se permitiese la entrada de animales, cada cual llevaría a su mascota, lo que, sin duda, rompería el silencio y la tranquilidad, necesarios para las celebraciones religiosas.
El vecino en cuestión alega que su perrito no ladra, ni molesta a nadie y que si la iglesia es la casa de Dios, no tiene por qué ponerle trabas a Chester.
Asegura que en otras parroquias, como San Pablo, en las inmediaciones del Calvario, no solo no le han puesto inconvenientes, sino que el animal es objeto de carantoñas «y lo tratan como a uno más».
Aunque no atañe a la Iglesia, un decreto de 1998 existente en este sentido prohíbe la entrada de animales domésticos de compañía en locales destinados a actuaciones culturales, deportivas o espectáculos públicos, excepto a lo perros de ciegos.
También se les restringe el acceso en los establecimientos de venta, almacenamiento, transporte o manipulación de alimentos.
Además de la reglamentación general anterior, el Concello de Vigo cuenta con una ordenanza que completa esas disposiciones relativas a los animales domésticos y a su acceso a lugares públicos.