Supremo da marcha atrás y permite espectáculo de toros en el sur de la India
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Tras días de polémica, el Tribunal Supremo de la India cedió hoy a las presiones de los seguidores de los espectáculos taurinos y permitirá la celebración el próximo viernes de las populares 'corridas' indias en el sur del país.Los jueces, sin embargo, fijaron como condiciones para la celebración de la fiesta que los animales no sufran 'crueldad', que el espectáculo cuente con precauciones para evitar heridos y que haya testigos del Comité de Bienestar Animal, informó hoy la agencia india PTI.
Las 'corridas' indias, llamadas 'jallikattu', son en realidad una acto de 'caza' y dominación del toro que se celebra en el cuarto día de la fiesta sureña del Pongal, justo antes de la cosecha: los aficionados dejan suelto a un bravo astado y decenas de personas intentan atraparlo y amansarlo progresivamente.
El pasado día 11, el Tribunal había denegado el permiso para celebrar el espectáculo, asegurando que suponía una práctica 'bárbara' e 'inconstitucional', lo que generó una fuerte polémica entre los seguidores de la fiesta.
En el distrito de Madurai, unos 300 aldeanos habían además convocado una jornada de ayuno para protestar por la prohibición, entre temores a una mala cosecha y amenazas de que lo celebrarían de todos modos.
'Si no hay jallikattu, nuestros pueblos sufrirán enfermedades como el cólera y la diarrea. El jallikattu debe celebrarse, y mientras tanto continuarán nuestras protestas', aseguró un enfadado aldeano al canal de televisión CNN-IBN.
La nueva decisión del Tribunal llega tras un recurso del Gobierno regional de Tamil Nadu, donde tiene lugar el espectáculo, en el que pedía al Supremo una reconsideración de la medida.
Aunque los ecologistas critican el sufrimiento del animal durante el festival, los participantes son furibundos defensores de su tradición, cuyo origen sitúan en el siglo III como una fiesta de cortejo amoroso.
Tras soltar al toro, decenas de 'valientes' se lanzan sin armas a capturarlo, a la busca de un premio atado entre las astas, mientras el público apuesta por uno u otro competidor sin hacer mucho caso al estatus sagrado que para los hindúes tiene el ganado vacuno.
Los ecologistas y defensores de los animales aseguran que los participantes en la fiesta echan pimienta en los ojos del toro, lo emborrachan con licor y le cortan los cuernos para, a la vez, inyectarle bravura y aminorar el peligro que conlleva haberlo enfadado.
Las 'corridas' indias, llamadas 'jallikattu', son en realidad una acto de 'caza' y dominación del toro que se celebra en el cuarto día de la fiesta sureña del Pongal, justo antes de la cosecha: los aficionados dejan suelto a un bravo astado y decenas de personas intentan atraparlo y amansarlo progresivamente.
El pasado día 11, el Tribunal había denegado el permiso para celebrar el espectáculo, asegurando que suponía una práctica 'bárbara' e 'inconstitucional', lo que generó una fuerte polémica entre los seguidores de la fiesta.
En el distrito de Madurai, unos 300 aldeanos habían además convocado una jornada de ayuno para protestar por la prohibición, entre temores a una mala cosecha y amenazas de que lo celebrarían de todos modos.
'Si no hay jallikattu, nuestros pueblos sufrirán enfermedades como el cólera y la diarrea. El jallikattu debe celebrarse, y mientras tanto continuarán nuestras protestas', aseguró un enfadado aldeano al canal de televisión CNN-IBN.
La nueva decisión del Tribunal llega tras un recurso del Gobierno regional de Tamil Nadu, donde tiene lugar el espectáculo, en el que pedía al Supremo una reconsideración de la medida.
Aunque los ecologistas critican el sufrimiento del animal durante el festival, los participantes son furibundos defensores de su tradición, cuyo origen sitúan en el siglo III como una fiesta de cortejo amoroso.
Tras soltar al toro, decenas de 'valientes' se lanzan sin armas a capturarlo, a la busca de un premio atado entre las astas, mientras el público apuesta por uno u otro competidor sin hacer mucho caso al estatus sagrado que para los hindúes tiene el ganado vacuno.
Los ecologistas y defensores de los animales aseguran que los participantes en la fiesta echan pimienta en los ojos del toro, lo emborrachan con licor y le cortan los cuernos para, a la vez, inyectarle bravura y aminorar el peligro que conlleva haberlo enfadado.