Treinta y un parques eólicos marinos proyectados para 2012 en alta mar levantan la polémica.
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Diario El País, 12 Agosto 2008.
La energía eólica marina levanta un vendaval de protestas.
El miedo al impacto de 31 parques moviliza a los pueblos pesqueros afectado.
M. RUIZ DEL ÁRBOL / F. J. ROMÁN - Madrid / Cádiz -
Incluso la energía más limpia acarrea polémica. Esta vez ha estallado en Cádiz y ha encontrado eco en Galicia y Tarragona a cuenta de los 31 parques eólicos marinos proyectados para 2012 en alta mar. Generarán 2.800 megavatios (MW) de energía renovable, una potencia que iguala a la de tres centrales nucleares.
En Dinamarca se han creado "islas de vida" alrededor de los molinos
Pero ningún pueblo quiere ver las siluetas de esos gigantes desde su litoral. Se temen además impactos importantes sobre las playas, las aves y la pesca. Los atuneros tienen miedo de que sus presas emigren. Los ecologistas -desde Greenpeace, a Ecologistas en Acción hasta la Sociedad de Española de Ornitología (SEO)- le ponen muchos peros y exigen estudios en profundidad para que no se cometan otros atentados contra la naturaleza.
Los molinos se podrán ver desde las playas a una distancia de entre 8 y 20 kilómetros. La provincia más combativa es Cádiz, donde hay proyectados 12 parques. Por eso este verano las playas frente al cabo de Trafalgar están empapeladas con carteles que rezan: "Salvemos el mar de Trafalgar". Manuel Ponce, patrón mayor de la cofradía de Conil advierte sobre "la pérdida de los caladeros locales y el cambio de la ruta de los atunes". El litoral gaditano es el que más parques espera pero hay otras cuatro provincias afectadas: Galicia con siete en proyecto, cuatro en Huelva, cinco en Tarragona y tres más en Castellón, según el Centro Nacional de Energías Renovables CENER.
Empresas como Acciona y Capital Energy, Iberdrola o Enarfin llevan entre tres y cinco años desarrollando la tecnología adaptada a cada zona. Según el director de Capital Energy, Carlos Cuadros, "la técnica ya está madura y preparada para fijar los molinos al fondo marino y transportar la electricidad a tierra. En cuatro o cinco años podríamos levantar el primer parque".
Lo único que falta para que se hagan realidad es delimitar con precisión las zonas donde se pueden colocar y donde no. El ministerio trazó un mapa preliminar, que aún debe ser matizado, y que podría incluso invalidar alguno de los proyectos. Su nombre oficial es Estudio Estratégico Ambiental del Litoral Español. Definirá de forma definitiva qué zonas reunen las condiciones medioambientales para situar los parques y cuáles se convertirán en santuarios sin molinos. Se esperaba que el estudio fuera aprobado por los ministerios de Medio Ambiente e Industria a principios de 2008. "No puede tardar mucho más" afirma un portavoz de Industria. "Si no se ha firmado ya es sólo a causa del cambios ministeriales".
Mientras se espera el papel definitivo, en las comunidades preparan su respuesta. En Cádiz, si atendemos al compromiso asumido por el presidente andaluz, Manuel Chaves (PSOE), los tres parques eólicos anunciados frente a la costa de Trafalgar no se podrían ejecutar. La administración autónoma es favorable al crecimiento de las energías renovables, pero ha afirmado que no autorizará la instalación del complejo si no existe un suficiente consenso social. Y no existe. La plataforma ciudadana tiene el apoyo de los tres ayuntamientos de la comarca -Barbate, Conil y Vejer-, de las cofradías de pescadores, de las asociaciones de comerciantes, las agrupaciones sindicales de CC OO, UGT y las asociaciones de vecinos.
En Castellón, los parques eólicos que Capital Energy quiere construir frente a las costas de Benicarló también levantaron ampollas entre los pescadores hace dos años. Decían que los parques les iban a impedir la navegación e incluso la pesca. Allí el conflicto de intereses ha llegado hasta el punto de que la empresa se reunió con Ecologistas en Acción para "demostrarles que los pescadores son mucho más agresivos con la naturaleza que los propios molinos", cuenta Carlos Arribas, de Ecologistas en Acción. "Si los pescadores están en contra es porque los molinos les impedirían practicar la pesca de arrastre, que es ilegal", comenta. En Galicia también se quejan, pero de falta de información. "Sólo sabemos que estamos en el mapa de la eólica marina pero nadie nos ha informado de forma oficial de dónde quieren poner los molinos", afirma Tiago Pérez, portavoz de la asociación A Ría Non se Vende.
Jaume Morrón, que tiene una consultoría de información ambiental llamada Dialec, piensa que las cosas se están haciendo bien. Que se sigue el modelo del Reino Unido y Dinamarca, que ha funcionado.
La experiencia de países como Dinamarca, que en 1991 instaló su primer parque eólico marino y que ya tiene seis en el Mar del Norte, ayuda a prever cuál es el riesgo real. "Lo que ha sucedido allí es que se han creado islas de vida artificiales alrededor de los pilones de los molinos", explica Heikki Willstedt, experto en energía y Cambio Climático de WWF/ Adena. "Son lugares donde no se puede pescar y los animales se refugian allí". Aún así, Wellstedt considera necesario hacer un estudio previo en cada zona para comprobar cómo afectará. "Por ejemplo, el atún rojo -una de las especies que se pescan en España- es muy sensible a la dinámica de las corrientes y las nuevas estructuras podrían cambiarlas".
Cuando se publiquen las zonas apropiadas para los molinos, se abrirá un concurso público para adjudicar cada área a un promotor, según las directrices del real decreto de 2007 que regula la construcción de estas plantas eólicas. Tres meses más tarde se conocerán los ganadores, que tendrán que investigar la zona durante dos años. Si los plazos se cumplen, en 2010 podrían comenzar a construirse los primeros aerogeneradores marinos en España.
La energía eólica marina levanta un vendaval de protestas.
El miedo al impacto de 31 parques moviliza a los pueblos pesqueros afectado.
M. RUIZ DEL ÁRBOL / F. J. ROMÁN - Madrid / Cádiz -
Incluso la energía más limpia acarrea polémica. Esta vez ha estallado en Cádiz y ha encontrado eco en Galicia y Tarragona a cuenta de los 31 parques eólicos marinos proyectados para 2012 en alta mar. Generarán 2.800 megavatios (MW) de energía renovable, una potencia que iguala a la de tres centrales nucleares.
En Dinamarca se han creado "islas de vida" alrededor de los molinos
Pero ningún pueblo quiere ver las siluetas de esos gigantes desde su litoral. Se temen además impactos importantes sobre las playas, las aves y la pesca. Los atuneros tienen miedo de que sus presas emigren. Los ecologistas -desde Greenpeace, a Ecologistas en Acción hasta la Sociedad de Española de Ornitología (SEO)- le ponen muchos peros y exigen estudios en profundidad para que no se cometan otros atentados contra la naturaleza.
Los molinos se podrán ver desde las playas a una distancia de entre 8 y 20 kilómetros. La provincia más combativa es Cádiz, donde hay proyectados 12 parques. Por eso este verano las playas frente al cabo de Trafalgar están empapeladas con carteles que rezan: "Salvemos el mar de Trafalgar". Manuel Ponce, patrón mayor de la cofradía de Conil advierte sobre "la pérdida de los caladeros locales y el cambio de la ruta de los atunes". El litoral gaditano es el que más parques espera pero hay otras cuatro provincias afectadas: Galicia con siete en proyecto, cuatro en Huelva, cinco en Tarragona y tres más en Castellón, según el Centro Nacional de Energías Renovables CENER.
Empresas como Acciona y Capital Energy, Iberdrola o Enarfin llevan entre tres y cinco años desarrollando la tecnología adaptada a cada zona. Según el director de Capital Energy, Carlos Cuadros, "la técnica ya está madura y preparada para fijar los molinos al fondo marino y transportar la electricidad a tierra. En cuatro o cinco años podríamos levantar el primer parque".
Lo único que falta para que se hagan realidad es delimitar con precisión las zonas donde se pueden colocar y donde no. El ministerio trazó un mapa preliminar, que aún debe ser matizado, y que podría incluso invalidar alguno de los proyectos. Su nombre oficial es Estudio Estratégico Ambiental del Litoral Español. Definirá de forma definitiva qué zonas reunen las condiciones medioambientales para situar los parques y cuáles se convertirán en santuarios sin molinos. Se esperaba que el estudio fuera aprobado por los ministerios de Medio Ambiente e Industria a principios de 2008. "No puede tardar mucho más" afirma un portavoz de Industria. "Si no se ha firmado ya es sólo a causa del cambios ministeriales".
Mientras se espera el papel definitivo, en las comunidades preparan su respuesta. En Cádiz, si atendemos al compromiso asumido por el presidente andaluz, Manuel Chaves (PSOE), los tres parques eólicos anunciados frente a la costa de Trafalgar no se podrían ejecutar. La administración autónoma es favorable al crecimiento de las energías renovables, pero ha afirmado que no autorizará la instalación del complejo si no existe un suficiente consenso social. Y no existe. La plataforma ciudadana tiene el apoyo de los tres ayuntamientos de la comarca -Barbate, Conil y Vejer-, de las cofradías de pescadores, de las asociaciones de comerciantes, las agrupaciones sindicales de CC OO, UGT y las asociaciones de vecinos.
En Castellón, los parques eólicos que Capital Energy quiere construir frente a las costas de Benicarló también levantaron ampollas entre los pescadores hace dos años. Decían que los parques les iban a impedir la navegación e incluso la pesca. Allí el conflicto de intereses ha llegado hasta el punto de que la empresa se reunió con Ecologistas en Acción para "demostrarles que los pescadores son mucho más agresivos con la naturaleza que los propios molinos", cuenta Carlos Arribas, de Ecologistas en Acción. "Si los pescadores están en contra es porque los molinos les impedirían practicar la pesca de arrastre, que es ilegal", comenta. En Galicia también se quejan, pero de falta de información. "Sólo sabemos que estamos en el mapa de la eólica marina pero nadie nos ha informado de forma oficial de dónde quieren poner los molinos", afirma Tiago Pérez, portavoz de la asociación A Ría Non se Vende.
Jaume Morrón, que tiene una consultoría de información ambiental llamada Dialec, piensa que las cosas se están haciendo bien. Que se sigue el modelo del Reino Unido y Dinamarca, que ha funcionado.
La experiencia de países como Dinamarca, que en 1991 instaló su primer parque eólico marino y que ya tiene seis en el Mar del Norte, ayuda a prever cuál es el riesgo real. "Lo que ha sucedido allí es que se han creado islas de vida artificiales alrededor de los pilones de los molinos", explica Heikki Willstedt, experto en energía y Cambio Climático de WWF/ Adena. "Son lugares donde no se puede pescar y los animales se refugian allí". Aún así, Wellstedt considera necesario hacer un estudio previo en cada zona para comprobar cómo afectará. "Por ejemplo, el atún rojo -una de las especies que se pescan en España- es muy sensible a la dinámica de las corrientes y las nuevas estructuras podrían cambiarlas".
Cuando se publiquen las zonas apropiadas para los molinos, se abrirá un concurso público para adjudicar cada área a un promotor, según las directrices del real decreto de 2007 que regula la construcción de estas plantas eólicas. Tres meses más tarde se conocerán los ganadores, que tendrán que investigar la zona durante dos años. Si los plazos se cumplen, en 2010 podrían comenzar a construirse los primeros aerogeneradores marinos en España.