Un francotirador mata a los animales en las calles de El Fargue (Granada)
archivado en:
Noticias
El caso ha sido denunciado a la Junta de Andalucía y a la Policía Nacional. Uno de los vecinos dice que teme por su vida.
¿Se imagina estar paseando tranquilamente con su perro por la calle y que alguien le dispare y lo mate? Pues esto es precisamente a lo que se enfrentan a diario los residentes de la Barriada del Pilar, en El Fargue.
Perros cojos, gatos tuertos, pájaros reventados tirados en el suelo..., la imagen no puede ser más grotesca en el barrio más alejado de la capital, a unos siete kilómetros del centro. La culpa de tanta muerte y mutilación es, según los vecinos, de una familia del barrio. «El padre, y a veces sus hijos, se dedican a disparar con una escopeta de perdigones a todos los animales que ve pasar por la calle», asegura Adriana Reyes, una de sus víctimas.
El francotirador y sus descendientes se escoden tras la ventana de su casa o entre los coches y se entretienen tiroteando a los perros.
«Lo peor –asegura Reyes– es que un día podemos ser nosotros los que recibamos el tiro». La joven, que vio morir a su gato por culpa de un pedigonazo, ha denunciado los hechos ante la Policía Nacional, la Delegación de Medio Ambiente y la Consejería de Agricultura y Pesca.
Sin embargo, «no han hecho nada porque en mi caso no vi a la persona que disparó a mi mascota y por ello tan sólo han abierto una investigación rutinaria».
Reyes explica en su denuncia que es «frecuente ver a personas disparando en las inmediaciones de su domicilio, incluso con escopetas de fuego real». Los vecinos aseguran que están atemorizados y muchos de ellos han renunciado a tener mascotas por miedo a que mueran asesinadas.
Con una pista de la lectora
Adriana Reyes
318 euros en el veterinario
El gato de Adriana Reyes tenía diez meses cuando murió. El animal se escapó de casa y regresó con una herida en la barriga. «Rápidamente lo llevé al veterinario, pero no hubo nada que hacer y a los cinco días murió», afirma la joven, que se gastó 318 euros en intentar salvar la vida de su mascota. Al final, el gato falleció, según el parte del veterinario, «por herida de balín que afecta a la cavidad abdominal con foco de peritonitis». Adriana ha recorrido varias instituciones solicitando ayuda. «Es muy fuerte la indignación y el daño psicológico que te causa saber que un vecino ha matado a tu mascota y no puedes hacer nada. Para que lo acusen habría que cogerlo con la escopeta en la mano, y eso es muy difícil», apostilla.
Noticia vista en diario 20 Minutos.
¿Se imagina estar paseando tranquilamente con su perro por la calle y que alguien le dispare y lo mate? Pues esto es precisamente a lo que se enfrentan a diario los residentes de la Barriada del Pilar, en El Fargue.
Perros cojos, gatos tuertos, pájaros reventados tirados en el suelo..., la imagen no puede ser más grotesca en el barrio más alejado de la capital, a unos siete kilómetros del centro. La culpa de tanta muerte y mutilación es, según los vecinos, de una familia del barrio. «El padre, y a veces sus hijos, se dedican a disparar con una escopeta de perdigones a todos los animales que ve pasar por la calle», asegura Adriana Reyes, una de sus víctimas.
El francotirador y sus descendientes se escoden tras la ventana de su casa o entre los coches y se entretienen tiroteando a los perros.
«Lo peor –asegura Reyes– es que un día podemos ser nosotros los que recibamos el tiro». La joven, que vio morir a su gato por culpa de un pedigonazo, ha denunciado los hechos ante la Policía Nacional, la Delegación de Medio Ambiente y la Consejería de Agricultura y Pesca.
Sin embargo, «no han hecho nada porque en mi caso no vi a la persona que disparó a mi mascota y por ello tan sólo han abierto una investigación rutinaria».
Reyes explica en su denuncia que es «frecuente ver a personas disparando en las inmediaciones de su domicilio, incluso con escopetas de fuego real». Los vecinos aseguran que están atemorizados y muchos de ellos han renunciado a tener mascotas por miedo a que mueran asesinadas.
Con una pista de la lectora
Adriana Reyes
318 euros en el veterinario
El gato de Adriana Reyes tenía diez meses cuando murió. El animal se escapó de casa y regresó con una herida en la barriga. «Rápidamente lo llevé al veterinario, pero no hubo nada que hacer y a los cinco días murió», afirma la joven, que se gastó 318 euros en intentar salvar la vida de su mascota. Al final, el gato falleció, según el parte del veterinario, «por herida de balín que afecta a la cavidad abdominal con foco de peritonitis». Adriana ha recorrido varias instituciones solicitando ayuda. «Es muy fuerte la indignación y el daño psicológico que te causa saber que un vecino ha matado a tu mascota y no puedes hacer nada. Para que lo acusen habría que cogerlo con la escopeta en la mano, y eso es muy difícil», apostilla.
Noticia vista en diario 20 Minutos.