Un juez ordena indemnizar a un torilero herido en la plaza de Monóvar
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Una sentencia obliga a un empresario a pagar 19.616 euros a un mozo de corrales que fue embestido por un toro mientras trabajaba sin contrato
A. VALDÉS Jaime Sellés fue llamado por el responsable de la empresa Toreo y Espectáculos S.L. para trabajar en el toril de la Plaza de Toros de Monóvar el 8 de junio de 2003. Esa tarde se celebraba un espectáculo de rejoneo y el gerente quería contar con gente experimentada en la zona de corrales para entrar y sacar a los animales de la plaza. Pocas horas antes de que se abrieran los tendidos, Sellés, que llamaba a un animal al interior del corral, fue repentinamente embestido por un segundo toro, "al que no había visto venir". "Me estaba esperando, y en cuanto pudo, me embistió", afirma el torilero. No había firmado contrato alguno y tampoco fue dado de alta por la empresa que le empleó.
Una sentencia del titular del Juzgado de lo Social número 6 de Alicante ha puesto por escrito el precio que hay que pagar por trabajar y emplear alegalmente. El juez da la razón parcialmente al torilero demandante y obliga a Toreo y Espectáculos a pagar un total de 19.616 euros a Sellés en concepto de indemnización por los daños y perjuicios sufridos.
El mozo de corrales pasó 10 días hospitalizado y 68 más sin poder trabajar a consecuencia de la embestida, que le dejó como secuelas una rodilla parcialmente rota, neuralgia costal y, según especifica el juez, "perjuicio estético". El responsable del espectáculo taurino ha recurrido el fallo, aunque "no ha depositado el importe de la condena en el Banco Español de Crédito", según Sellés, abono previo indispensable para recurrir el fallo.
El texto indica que, pese a que Sellés tenía experiencia como torilero, el empresario debió haber dado de alta al trabajador y haberle informado sobre los riesgos de la labor que iba a desempeñar. La sentencia argumenta que el "deber de protección del empresario" al trabajador "es ilimitado e incondicionado" y sostiene que debe prestarse aún en los casos de imprudencia del trabajador. La empresa, según el texto que firma el juez, en ningún momento demostró que el trabajo del mozo en el chiquero de Monóvar supusiese "un riesgo inevitable", al igual que tampoco probó que hubiese tomado todas las medidas técnicas para evitarlos.
Entiende además el juez que, aunque no existiese contrato, se dio una "relación laboral" entre las partes. "Estaba contratado para realizar trabajos de enchiqueramiento de los toros por cuenta de la empresa demandada, de acuerdo a una jornada y a una retribución (50 euros)", especifica el fallo. Así, obliga a la mercantil a abonar 19.616 euros a Sellés, empleado en el coso de la capital, "sin que haya recibido el pago todavía".