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Un refugio para burritos abandonados en Medina del Campo.
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El Norte de Castilla, 10 agosto 2008.
VALLADOLID
La protectora de Medina del Campo sirve de refugio a veinte burros abandonados.
Los animales disfrutan de sus últimos años después de una vida de trabajos en la agricultura y la minería.
PATRICIA GONZÁLEZ| MEDINA DEL CAMPO. Noble e inteligente, a pesar de la mala fama que le otorga su nombre. El burro, ese pequeño equino de grandes orejas, que se reveló como el fiel, tierno y leal compañero en 'Platero y Yo', 'El Camino' o en 'El Quijote', se ha convertido en el inquilino estrella de la Protectora de Animales medinense Scooby, donde desde hace cuatro años disfruta de una jubilación a cuerpo de rey.
Tanto Sandalio, Carlota, Pura y Puro como María y su hijo Luisito, Floro o Eutimo, han dejado atrás décadas y décadas de explotación animal en pequeños municipios de la cornisa cantábrica para trasladarse a un pequeño paraíso donde la tranquilidad del ver pasar las horas sin agobios ni ansiedad son las permisas básicas de cada día.
En poco más de una hectárea, Scooby ha creado un gran centro de esparcimiento de burros. «Nosotros recogemos a todos los asnos de la zona centro y norte de la península» explica el presidente de la Protectora de Animales, Fermín Pérez, mientras acaricia el lomo de Carlota, recogida en la villa hace varias navidades «en un estado lamentable». El detonante de que la protectora se convirtiera en el campamento base de Castilla y León del ya afamado Refugio del Burrito ubicado en Málaga, fue la llegada de Sandalio y Empírica. «Cuando llegaron estos dos asnos procedentes de Cuenca y Salamanca nos pusimos en contacto con el Refugio del Burrito y después de hablar con ellos decidimos establecernos como una de sus sedes por decirlo de alguna manera», comenta Pérez. Desde que estos dos afables animales llegaran a Scooby, ya han pasado más de cuatro años y la cifra de burros en estos momentos asciende a 20. «Nosotros recogemos a burros que han sufrido vejaciones, malos tratos o que han sido abandonados por sus dueños».
35 años.
Además de darles cobijo hasta el fin de sus días -«normalmente son animales muy ancianos con una media de edad de unos 35 años»-, los cuatro veterinarios de Scooby los cuidan en profundidad y los tratan de las enfermedades más comunes, como son el enfosamiento de las pezuñas, neumonías y las plagas de parásitos.
Como si de un restaurante de tres tenedores se tratará, cada uno de los burros «tiene una dieta diferente». Por ejemplo, el santo de Eutimio, quien debido a su problema de enfosamiento en sus cuatro patas «no se puede levantar y se pasa el día entero tumbado». Por su parte, Pura y Puro, dos asnos esplendidos tanto en años como en kilos, se alimentan a base de paja, «ya que sufren sobrepeso y debemos tener cuidado con lo que comen». Los más delgaditos, como María y Luisito -madre e hijo- se pueden permitir un menú propio de los sibaritas, ya que además de paja y heno también comen pienso especial para asnos.
Además de ser las estrellas de la protectora, algunos de ellos, como Carlota, han podido disfrutar en sus carnes el éxito y los aplausos del público, puesto que «Carlota ha participado en el Belén viviente de Medina del Campo». Momentos de gloria que podría llegar a vivir Floro, un asno grisáceo que llego de Asturias tras dedicarse al transporte de carbón en una de las minas, o de Lindo, quien «tan sólo lleva dos meses con nosotros y ya se ha adaptado perfectamente a su nueva vida».
Por el momento, el lema de 'Pon un burro en tu vida' tendrá que esperar, aunque, el presidente de Scooby, Fermín Pérez puntualizó que «los burros depositados en Medina del Campo sólo podrán ser adoptados efectuando los trámites a través de la sede central que está en Málaga».
Por el módico precio de diez euros al año, Lindo, Floro, Sandalio, Pura o cualquier otro burrito se puede convertir en un ahijado más.
VALLADOLID
La protectora de Medina del Campo sirve de refugio a veinte burros abandonados.
Los animales disfrutan de sus últimos años después de una vida de trabajos en la agricultura y la minería.
PATRICIA GONZÁLEZ| MEDINA DEL CAMPO. Noble e inteligente, a pesar de la mala fama que le otorga su nombre. El burro, ese pequeño equino de grandes orejas, que se reveló como el fiel, tierno y leal compañero en 'Platero y Yo', 'El Camino' o en 'El Quijote', se ha convertido en el inquilino estrella de la Protectora de Animales medinense Scooby, donde desde hace cuatro años disfruta de una jubilación a cuerpo de rey.
Tanto Sandalio, Carlota, Pura y Puro como María y su hijo Luisito, Floro o Eutimo, han dejado atrás décadas y décadas de explotación animal en pequeños municipios de la cornisa cantábrica para trasladarse a un pequeño paraíso donde la tranquilidad del ver pasar las horas sin agobios ni ansiedad son las permisas básicas de cada día.
En poco más de una hectárea, Scooby ha creado un gran centro de esparcimiento de burros. «Nosotros recogemos a todos los asnos de la zona centro y norte de la península» explica el presidente de la Protectora de Animales, Fermín Pérez, mientras acaricia el lomo de Carlota, recogida en la villa hace varias navidades «en un estado lamentable». El detonante de que la protectora se convirtiera en el campamento base de Castilla y León del ya afamado Refugio del Burrito ubicado en Málaga, fue la llegada de Sandalio y Empírica. «Cuando llegaron estos dos asnos procedentes de Cuenca y Salamanca nos pusimos en contacto con el Refugio del Burrito y después de hablar con ellos decidimos establecernos como una de sus sedes por decirlo de alguna manera», comenta Pérez. Desde que estos dos afables animales llegaran a Scooby, ya han pasado más de cuatro años y la cifra de burros en estos momentos asciende a 20. «Nosotros recogemos a burros que han sufrido vejaciones, malos tratos o que han sido abandonados por sus dueños».
35 años.
Además de darles cobijo hasta el fin de sus días -«normalmente son animales muy ancianos con una media de edad de unos 35 años»-, los cuatro veterinarios de Scooby los cuidan en profundidad y los tratan de las enfermedades más comunes, como son el enfosamiento de las pezuñas, neumonías y las plagas de parásitos.
Como si de un restaurante de tres tenedores se tratará, cada uno de los burros «tiene una dieta diferente». Por ejemplo, el santo de Eutimio, quien debido a su problema de enfosamiento en sus cuatro patas «no se puede levantar y se pasa el día entero tumbado». Por su parte, Pura y Puro, dos asnos esplendidos tanto en años como en kilos, se alimentan a base de paja, «ya que sufren sobrepeso y debemos tener cuidado con lo que comen». Los más delgaditos, como María y Luisito -madre e hijo- se pueden permitir un menú propio de los sibaritas, ya que además de paja y heno también comen pienso especial para asnos.
Además de ser las estrellas de la protectora, algunos de ellos, como Carlota, han podido disfrutar en sus carnes el éxito y los aplausos del público, puesto que «Carlota ha participado en el Belén viviente de Medina del Campo». Momentos de gloria que podría llegar a vivir Floro, un asno grisáceo que llego de Asturias tras dedicarse al transporte de carbón en una de las minas, o de Lindo, quien «tan sólo lleva dos meses con nosotros y ya se ha adaptado perfectamente a su nueva vida».
Por el momento, el lema de 'Pon un burro en tu vida' tendrá que esperar, aunque, el presidente de Scooby, Fermín Pérez puntualizó que «los burros depositados en Medina del Campo sólo podrán ser adoptados efectuando los trámites a través de la sede central que está en Málaga».
Por el módico precio de diez euros al año, Lindo, Floro, Sandalio, Pura o cualquier otro burrito se puede convertir en un ahijado más.
