"Una sociedad progresa cuando concede derechos a los animales". Entrevista a Jesús Mosterín.
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Diario La Opinión. (Rafaela- Argentina), 19 agosto 2008.
El filósofo español Jesús Mosterin, en una entrevista realizada por Claudio Martyniuk de "Clarín" que reproducimos en parte, aborda con aires vanguardistas lo que él denomina "derechos de los animales", llegando a afirmar que "una sociedad progresa cuando les concede derechos" a estos.
El hombre suele creer que es el centro del universo. Cuando decide mirar alrededor, no le queda sino aceptar que es casi idéntico a los animales, y que darles derechos es una forma de crecer cultural y éticamente.
¿Aceptamos o no que somos parecidos a los animales?. Un grupo de destacados filósofos y científicos, entre ellos Peter Singer, Richard Dawkins y Jane Goodall están impulsando el "Proyecto Gran Simio", cuyo objetivo principal es la reconciliación del ser humano con los restantes animales, apoyándose en los desarrollos de las ciencias naturales. El lema del proyecto es "la igualdad más allá de la humanidad".
Como primer paso, el proyecto impulsa tres derechos para los chimpancés, los orangutanes y los gorilas: el derecho a la vida, la protección de la libertad individual y la prohibición de la tortura.
El filósofo español Mosterin, es el representante español de este Proyecto, al que califica como "un canto al sol". Mosterin es catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia en la Universidad de Barcelona y profesor del Instituto de Filosofía de la Ciencia en la Universidad de Barcelona. Además publicó varias obras sobre los animales.
Cuando se le preguntó sobre por qué el ser humano tiende a verse diferente del resto de los componentes de la naturaleza, afirmó "En general, los pueblos, cuanto más ignorantes y atrasados son, más piensan que son únicos y distintos de los demás. La humanidad, cuando no sabía nada acerca del Universo, pensaba que la Tierra era el centro.
Desde que sabemos algo de astronomía, sabemos que la tierra no es ningún centro sino que es un astro entre tantos otros millones de millones. Lo mismo pasa en el orden biológico. Se pensaba que los seres vivos formaban una especie de escala en cuya cumbre estaría el ser humano, pero ahora sabemos que eso no es así, sabemos que la evolución biológica no es un proceso lineal sino que es arbóreo: cada especie evoluciona en una dirección distinta.
"Por ejemplo, si dos personas corren en direcciones distintas no se puede decir que uno vaya por delante ni por detrás del otro. El planeta Tierra es uno de tantos planetas; la especie humana es una de tantas especies biológicas; y claro está que cada especie animal es distinta de las demás. Una mosca y nosotros somos muy distintos. A un perro nos parecemos más y no digamos a un primate. Nos parecemos tanto que nos cuesta mucho encontrar algún gen que sea distinto entre el chimpancé y nosotros; y básicamente, sólo nos diferenciamos en tres cosas: en la pinza de precisión que podemos hacer con la mano, en la marcha bípeda y en el lenguaje verbal que tenemos. Pero en la inmensa mayoría de las cosas, somos prácticamente idénticos. Nosotros, en el universo, no jugamos ningún papel especialmente importante. Somos una especie de animales que vivimos en un planeta que es como una mota de polvo en medio de un universo enorme, pero a pesar de todo, no es ningún tipo de tragedia; estamos muy satisfechos, podemos gozar de la vida y podemos tratar, en el breve espacio de tiempo que nos es dado para vivir, de conocer este universo tan grande del que formamos parte".
Los animales y sus derechos
Sobre si tiene sentido preguntarse si los animales tienen derechos, y si esta cuestión no es propia de los seres humanos, respondió, "Todo el mundo del derecho entra en el ámbito de la convención. El derecho no es una realidad natural. Y si hablamos ahora de los derechos humanos o animales -porque los derechos humanos son una parte de los derechos de los animales- es porque se pudieron crear. Los derechos no existen, se crean. Ahora las mujeres tienen derecho a votar, pero esto es relativamente nuevo. Por ejemplo, en Suecia ahora las vacas tienen derecho a salir del establo a pasear una vez al día. No habían tenido nunca este derecho, pero en un momento dado el Parlamento sueco legisló y lo creó. Lo que quiero decir es que, si un anciano o un niño, si una mujer o un perro, tienen o no tienen un derecho, es una pregunta muy distinta de si tienen hígado o corazón. La cuestión no es qué derecho tiene una criatura, sino qué derechos queremos que tenga. Una sociedad progresa cuando concede derechos a los animales".
Sobre cuáles serían las razones para asignarles derechos a los animales, Mosterin respondió "Los políticos piensan en obtener votos.
Entonces, si ellos ven que hay mucha gente a la que no le importa el sufrimiento de las mujeres, y sólo votan los hombres, no concederán derechos a las mujeres. Pero si se enteran de que a muchos hombres les empieza a importar el sufrimiento de las mujeres, conferirán derechos a las mujeres para obtener los votos de los hombres. Y si se enteran de que a mucha gente le dan pena los sufrimientos de ciertos animales, conferirán derechos a estos animales. Yo soy un ser humano; por lo tanto, los seres humanos me importan mucho más que los cocodrilos. Pero me conviene no mentirme y pretender que soy una especie de criatura distinta".
Los simios
Sobre por qué empezar por los simios en la asignación de derechos, Mosterin dijo "como hay una especie de prejuicio 'nacionalista humanista', la gente se resiste a conceder ningún tipo de derechos a los animales. Entonces, pensaron algunos, que para romper un poco esta barrera convendría empezar por los animales más próximos a nosotros, que son los animales que se nos parecen mucho. Y estos animales son, básicamente, los grandes simios, es decir los homínidos: los gorilas, chimpancés, orangutanes, bonobos y nosotros. Estos animales se nos parecen muchísimo: tienen el 99% de los genes en común con nosotros. De los cuatro mil millones de años de evolución que llevamos, tenemos tres mil novecientos noventa y cinco años de evolución conjunta. Y sólo hace seis millones de años, aproximadamente, que nos hemos separado de ellos. Son animales sumamente próximos a nosotros. Cualquier persona con un mínimo de sentido común y de sensibilidad tiene que estar de acuerdo".
El filósofo español Jesús Mosterin, en una entrevista realizada por Claudio Martyniuk de "Clarín" que reproducimos en parte, aborda con aires vanguardistas lo que él denomina "derechos de los animales", llegando a afirmar que "una sociedad progresa cuando les concede derechos" a estos.
El hombre suele creer que es el centro del universo. Cuando decide mirar alrededor, no le queda sino aceptar que es casi idéntico a los animales, y que darles derechos es una forma de crecer cultural y éticamente.
¿Aceptamos o no que somos parecidos a los animales?. Un grupo de destacados filósofos y científicos, entre ellos Peter Singer, Richard Dawkins y Jane Goodall están impulsando el "Proyecto Gran Simio", cuyo objetivo principal es la reconciliación del ser humano con los restantes animales, apoyándose en los desarrollos de las ciencias naturales. El lema del proyecto es "la igualdad más allá de la humanidad".
Como primer paso, el proyecto impulsa tres derechos para los chimpancés, los orangutanes y los gorilas: el derecho a la vida, la protección de la libertad individual y la prohibición de la tortura.
El filósofo español Mosterin, es el representante español de este Proyecto, al que califica como "un canto al sol". Mosterin es catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia en la Universidad de Barcelona y profesor del Instituto de Filosofía de la Ciencia en la Universidad de Barcelona. Además publicó varias obras sobre los animales.
Cuando se le preguntó sobre por qué el ser humano tiende a verse diferente del resto de los componentes de la naturaleza, afirmó "En general, los pueblos, cuanto más ignorantes y atrasados son, más piensan que son únicos y distintos de los demás. La humanidad, cuando no sabía nada acerca del Universo, pensaba que la Tierra era el centro.
Desde que sabemos algo de astronomía, sabemos que la tierra no es ningún centro sino que es un astro entre tantos otros millones de millones. Lo mismo pasa en el orden biológico. Se pensaba que los seres vivos formaban una especie de escala en cuya cumbre estaría el ser humano, pero ahora sabemos que eso no es así, sabemos que la evolución biológica no es un proceso lineal sino que es arbóreo: cada especie evoluciona en una dirección distinta.
"Por ejemplo, si dos personas corren en direcciones distintas no se puede decir que uno vaya por delante ni por detrás del otro. El planeta Tierra es uno de tantos planetas; la especie humana es una de tantas especies biológicas; y claro está que cada especie animal es distinta de las demás. Una mosca y nosotros somos muy distintos. A un perro nos parecemos más y no digamos a un primate. Nos parecemos tanto que nos cuesta mucho encontrar algún gen que sea distinto entre el chimpancé y nosotros; y básicamente, sólo nos diferenciamos en tres cosas: en la pinza de precisión que podemos hacer con la mano, en la marcha bípeda y en el lenguaje verbal que tenemos. Pero en la inmensa mayoría de las cosas, somos prácticamente idénticos. Nosotros, en el universo, no jugamos ningún papel especialmente importante. Somos una especie de animales que vivimos en un planeta que es como una mota de polvo en medio de un universo enorme, pero a pesar de todo, no es ningún tipo de tragedia; estamos muy satisfechos, podemos gozar de la vida y podemos tratar, en el breve espacio de tiempo que nos es dado para vivir, de conocer este universo tan grande del que formamos parte".
Los animales y sus derechos
Sobre si tiene sentido preguntarse si los animales tienen derechos, y si esta cuestión no es propia de los seres humanos, respondió, "Todo el mundo del derecho entra en el ámbito de la convención. El derecho no es una realidad natural. Y si hablamos ahora de los derechos humanos o animales -porque los derechos humanos son una parte de los derechos de los animales- es porque se pudieron crear. Los derechos no existen, se crean. Ahora las mujeres tienen derecho a votar, pero esto es relativamente nuevo. Por ejemplo, en Suecia ahora las vacas tienen derecho a salir del establo a pasear una vez al día. No habían tenido nunca este derecho, pero en un momento dado el Parlamento sueco legisló y lo creó. Lo que quiero decir es que, si un anciano o un niño, si una mujer o un perro, tienen o no tienen un derecho, es una pregunta muy distinta de si tienen hígado o corazón. La cuestión no es qué derecho tiene una criatura, sino qué derechos queremos que tenga. Una sociedad progresa cuando concede derechos a los animales".
Sobre cuáles serían las razones para asignarles derechos a los animales, Mosterin respondió "Los políticos piensan en obtener votos.
Entonces, si ellos ven que hay mucha gente a la que no le importa el sufrimiento de las mujeres, y sólo votan los hombres, no concederán derechos a las mujeres. Pero si se enteran de que a muchos hombres les empieza a importar el sufrimiento de las mujeres, conferirán derechos a las mujeres para obtener los votos de los hombres. Y si se enteran de que a mucha gente le dan pena los sufrimientos de ciertos animales, conferirán derechos a estos animales. Yo soy un ser humano; por lo tanto, los seres humanos me importan mucho más que los cocodrilos. Pero me conviene no mentirme y pretender que soy una especie de criatura distinta".
Los simios
Sobre por qué empezar por los simios en la asignación de derechos, Mosterin dijo "como hay una especie de prejuicio 'nacionalista humanista', la gente se resiste a conceder ningún tipo de derechos a los animales. Entonces, pensaron algunos, que para romper un poco esta barrera convendría empezar por los animales más próximos a nosotros, que son los animales que se nos parecen mucho. Y estos animales son, básicamente, los grandes simios, es decir los homínidos: los gorilas, chimpancés, orangutanes, bonobos y nosotros. Estos animales se nos parecen muchísimo: tienen el 99% de los genes en común con nosotros. De los cuatro mil millones de años de evolución que llevamos, tenemos tres mil novecientos noventa y cinco años de evolución conjunta. Y sólo hace seis millones de años, aproximadamente, que nos hemos separado de ellos. Son animales sumamente próximos a nosotros. Cualquier persona con un mínimo de sentido común y de sensibilidad tiene que estar de acuerdo".