Vecinos de Cazalilla hacen donativos para pagar la multa por tirar la pava

Martes, 08 de Septiembre de 2009 12:45 PROVINCIA - NOTICIAS PROVINCIALES
En 2004, el lanzamiento de la pava le costó al Ayuntamiento de Cazalilla 2.001 euros. Fue la primera multa y, para hacerle frente, el equipo de Gobierno abrió dos cuentas en Caja Rural y en Unicaja para que la ciudadanía colaborara. Desvinculado desde 2007 de la fiesta, el depósito en Unicaja sigue abierto y, aunque sin movimiento desde 2008, el saldo asciende a 569 euros.

Una especie de pacto de silencio se apodera de los vecinos de Cazalilla cuando alguien menciona la fiesta de la pava. Más aún cuando ese alguien formula preguntas “indiscretas” del tipo “¿sabe quién lanzó al animal desde el campanario?”. Dan la callada por respuesta. Nadie sabe nada. Parecen presas de un mandamiento no escrito: “No delatarás a tu vecino”.
Sin embargo, la mano que, el pasado 3 de febrero, lanzó la pava desde el campanario de la iglesia de Santa María Magdalena ya tiene nombre. Es —según la resolución emitida por la Consejería de Agricultura y Pesca— Francisco José C. L. Un vecino del que poco más se sabe, porque nadie apunta a su puerta, pero que tendrá que “aguantarse” y pagar los 2.001 euros de sanción que le ha impuesto la Junta por cometer una “infracción administrativa en materia de Protección de los Animales”. Las multas alcanzan los 30.000 euros. Pero ni la ley ni las sanciones, y ni siquiera la desvinculación, en 2007, del Ayuntamiento en la organización han conseguido acabar con la fiesta de la pava. ¿Por qué? En el foro de Cazalilla en internet, los argumentos a favor que esgrimen los vecinos son los siguientes: “Porque es una tradición ancestral”, “a la pava no se le hace daño”, “todas están vivas y llevan mejor vida que cualquiera” o, simplemente, porque “un San Blas sin pava no es nada”. Y, así, desde hace tres años, y pese a las críticas de la Asociación Andaluza para la Defensa de los Animales (Asanda), son los propios vecinos los que, por su cuenta y riesgo, tienen que afrontar la sanción económica.
En 2004, el Ayuntamiento corrió con el gasto. Pero, sobrepasado por la deuda, con vistas a las Fiestas de San Blas de 2005 y a otra probable sanción, Juan Balbín (PSOE) pidió en el Saluda del Alcalde: “Necesitamos la colaboración de todas aquellas personas que apostaron por que esta tradición continúe”. A continuación, añadía: “Para todos aquellos que quieran colaborar, se ha abierto una cuenta en Caja Rural y otra en Unicaja [números incluidos] de Cazalilla”. Y concluía: “Esperamos vuestra colaboración”.
Aquel 2005, un particular fue multado por el lanzamiento de la pava y, un año después, la sanción recayó de nuevo en el Ayuntamiento. Un día antes de la celebración de la Fiesta de la Pava, en 2007, el alcalde emitió un comunicado en el que disponía: “Primero, desvincular a este Ayuntamiento de cualquier actuación encaminada a la organización de la fiesta; segundo, hacer constar que el Ayuntamiento no dispone de medios para evitar este tipo de eventos”. De hecho, la celebración sigue tan vigente como la cuenta abierta en Unicaja. Un depósito abierto —según el alcalde— por “el pueblo para pagar la multa” y en el que “toda la gente deposita su donativo”. Aunque, tras estas declaraciones, Balbín intentó retractarse, este periódico, gracias al PP, ha tenido acceso al extracto bancario de la cuenta abierta en Unicaja. Su titular es el Ayuntamiento de Cazalilla y el saldo actual asciende a 569 euros. Aunque hasta junio de 2008 se contempla una larga relación de donaciones por parte de vecinos, habitualmente, emparentados, los movimientos se suspendieron en junio de 2008. Sin ser un capital, 569 euros tampoco son moco de pavo y, quizá, un alivio para el cazalillero que este año tiene que costear de su bolsillo los 2.001 euros.
Nuria López Priego / Jaén