ASNOS ESPAÑOLES
Por
Luis Gilpérez Fraile
Asno, garañón, borrico, jumento, rozno, ruche, rucho, burro, guarán, pollino, onagro...
Generalmente, cuando una palabra disfruta de tantos sinónimos, es que lo definido por ella tiene importancia para los que usamos del idioma. Y sin duda que el asno ha sido, durante siglos, de importancia vital en el desarrollo de nuestro país.
Pero con la llegada de la mecanización en los años cincuenta, e incluso antes, los borricos empezaron a ser sustituidos por vehículos motorizados, y llegó el rapidísimo declive de la especie. Así, si antes de la guerra civil había censados en España más de un millón de asnos, el censo actual apenas sobrepasa los cien mil, y lo que es peor, muy pocos de ellos son ejemplares de las razas puras autóctonas españolas. Si se admite el símil con los animales silvestres, habría que decir que los burros españoles son una especie en inminente peligro de extinción.
Los asnos, que junto con caballos y cebras forman la familia de los équidos, pertenecen a la especie Equus asinues. Sus características morfológicas diferenciadoras, con respecto a los caballos, consisten en una menor talla, orejas proporcionalmente más largas, crin corta y erecta y ausencia de callosidad en la cara interna de las extremidades posteriores. Dicen que, además, son menos dóciles que sus primos carnales. En España contamos con tres razas de asnos autóctonas[i]: la zamorano-leonesa, la catalana y la andaluza. Según otros autores[ii], cabría añadir, además, las razas mallorquina y cordobesa. Finalmente se cuenta con otra amplia agrupación de asnos, a veces denominados de "raza común"[iii], producto de antiguos mestizajes, y dentro de este último grupo, aún podría distinguirse una población caracterizada por su capa oscura y pequeña talla, denominada de "raza moruna".
- La zamorano-leonesa se distingue por una cabeza de perfil recto y orejas grandes, pelo oscuro y largo, degradado en ojos, hocico, axilas, bragadas y bajo vientre; pelosidad abundante. En la actualidad, de las más de 24.000 cabezas censadas a principios de los setenta, apenas quedan unos cientos de ejemplares en Zamora y un lote en Ciudad Real. En León, los datos apuntan a que ha desaparecido totalmente.
– La catalana (también llamada de Vich) tiene cabeza amplia de perfil cóncavo y hocico ancho. El pelo, corto y brillante, es de color negro-castaño. En Baleares existe una variedad más rústica y de menor talla denominada mallorquina. De una enorme población en los siglos XVIII y XIX, se pasó a su práctica desaparición en los años 50, pudiendo recuperarse gracias a unas reservas del ejército en Palencia. Hoy se calculan unas 300 cabezas diseminadas por Cataluña.
- La andaluza, a veces denominada "de Lucena" por la calidad de los ejemplares que allí se criaban, tiene una cabeza proporcionada de perfil convexo, orejas anchas por la base, de pelo sedoso. Predominan los ejemplares de color tordo claro rodado. Su numerosa población ha quedado reducida a menos de 100 ejemplares en los depósitos de sementales del Estado, un par de docenas en el Centro de Reproducción de Badajoz y reserva de Monfragüe, y unos pocos cientos en la parte meridional de Córdoba, aunque otros mantienen que su población total, si se es exigente con las características de "pura raza", no sobrepasa el centenar de ejemplares en toda España.
Como se ve, la situación de la especie es, en principio, preocupante, aungue recientes iniciativas de entidades públicas y privadas parece que asegurarán su supervivencia[iv]. Lo que si parece inevitable -no digo lamentable- es que sus poblaciones quedarán definitivamente reducidas a grupos testimoniales, ya que parece difícil que vuelvan a ocupar un lugar preponderante como "animales de trabajo". Es por ello que su protección debe ser una preocupación constante de los animalistas.
Del cruce de asno y yegua se obtienen mulos, animales ordinariamente estériles, aunque en ciertas ocasiones las mulas pueden ser fecundadas por caballos o burros. Este híbrido, como animal de trabajo, tiene ciertas ventajas frente al caballo: es más fuerte, más resistente a las enfermedades y menos exigente en su alimentación.
Del cruce de caballo y burra se obtiene el burdégano, animal menor y menos poderoso que el mulo, pero más dócil. Mulos y burdéganos son también animales cuyas poblaciones han descendido alarmantemente -como no podía ser menos- y hasta donde yo sé, no se han iniciado acciones para conocer su situación real Como ejemplo cabe decir que en el Censo Pecuario de España de 1918, aparecían censados 1.232.234 mulos. Por ser híbridos, en tanto existan caballos y asnos su existencia está asegurada, pero no estaría de más mantener algunos ejemplares en las reservas asnales, para recreo de la vista y el espíritu de quienes amamos a los animales.
Asnos, mulos y burdéganos se han ganado fama de animales poco inteligentes, pero no olvidemos, que dicha fama se la ha adjudicado el hombre ¿No es precisamente su tozudez a obedecer al hombre una muestra de inteligencia? Sólo espero que estas breves notas ayuden a conocer mejor a unos animales a los que debemos buena parte de nuestro pasado.
NOTAS:
[i] (1) Miguel A. García Dory, Silvio Martínez Vicente y Fernando Orozco Piñán. Guía de campo de las razas autóctonas de España.
[ii] (2) Pedro Moyano y Moyano y José Rueda y Vilanova. Tratado de Ganadería.
[iii] (3) Sánchez Belda. La raza caballar menorquina.
[iv] (4) Asociación para el fomento de la raza asnal catalana (Barcelona). Asociación para la defensa del borrico (mantiene un "santuario" de asnos en Rute). Diputación Provincial de Zamora (mantiene un programa de conservación de la raza zamorano-leonesa). Centro Nacional de Selección y Reproducción Animal de Valdepeñas (conserva un lote de asnos zomorano-leoneses). Reserva de Sementales del Ejército en Cordovilia la Real (mantiene un lote de asnos catalanes). Centro de Reproducción de Badajoz (mantiene un lote de asnos andaluces). Reserva Natural de Monfragüe mantiene algunos ejemplares de asnos andaluces). Universidad de Córdoba (trabaja en un inventario de asnos andaluces).
Asno, garañón, borrico, jumento, rozno, ruche, rucho, burro, guarán, pollino, onagro...
Generalmente, cuando una palabra disfruta de tantos sinónimos, es que lo definido por ella tiene importancia para los que usamos del idioma. Y sin duda que el asno ha sido, durante siglos, de importancia vital en el desarrollo de nuestro país.
Pero con la llegada de la mecanización en los años cincuenta, e incluso antes, los borricos empezaron a ser sustituidos por vehículos motorizados, y llegó el rapidísimo declive de la especie. Así, si antes de la guerra civil había censados en España más de un millón de asnos, el censo actual apenas sobrepasa los cien mil, y lo que es peor, muy pocos de ellos son ejemplares de las razas puras autóctonas españolas. Si se admite el símil con los animales silvestres, habría que decir que los burros españoles son una especie en inminente peligro de extinción.
Los asnos, que junto con caballos y cebras forman la familia de los équidos, pertenecen a la especie Equus asinues. Sus características morfológicas diferenciadoras, con respecto a los caballos, consisten en una menor talla, orejas proporcionalmente más largas, crin corta y erecta y ausencia de callosidad en la cara interna de las extremidades posteriores. Dicen que, además, son menos dóciles que sus primos carnales. En España contamos con tres razas de asnos autóctonas[i]: la zamorano-leonesa, la catalana y la andaluza. Según otros autores[ii], cabría añadir, además, las razas mallorquina y cordobesa. Finalmente se cuenta con otra amplia agrupación de asnos, a veces denominados de "raza común"[iii], producto de antiguos mestizajes, y dentro de este último grupo, aún podría distinguirse una población caracterizada por su capa oscura y pequeña talla, denominada de "raza moruna".
- La zamorano-leonesa se distingue por una cabeza de perfil recto y orejas grandes, pelo oscuro y largo, degradado en ojos, hocico, axilas, bragadas y bajo vientre; pelosidad abundante. En la actualidad, de las más de 24.000 cabezas censadas a principios de los setenta, apenas quedan unos cientos de ejemplares en Zamora y un lote en Ciudad Real. En León, los datos apuntan a que ha desaparecido totalmente.
– La catalana (también llamada de Vich) tiene cabeza amplia de perfil cóncavo y hocico ancho. El pelo, corto y brillante, es de color negro-castaño. En Baleares existe una variedad más rústica y de menor talla denominada mallorquina. De una enorme población en los siglos XVIII y XIX, se pasó a su práctica desaparición en los años 50, pudiendo recuperarse gracias a unas reservas del ejército en Palencia. Hoy se calculan unas 300 cabezas diseminadas por Cataluña.
- La andaluza, a veces denominada "de Lucena" por la calidad de los ejemplares que allí se criaban, tiene una cabeza proporcionada de perfil convexo, orejas anchas por la base, de pelo sedoso. Predominan los ejemplares de color tordo claro rodado. Su numerosa población ha quedado reducida a menos de 100 ejemplares en los depósitos de sementales del Estado, un par de docenas en el Centro de Reproducción de Badajoz y reserva de Monfragüe, y unos pocos cientos en la parte meridional de Córdoba, aunque otros mantienen que su población total, si se es exigente con las características de "pura raza", no sobrepasa el centenar de ejemplares en toda España.
Como se ve, la situación de la especie es, en principio, preocupante, aungue recientes iniciativas de entidades públicas y privadas parece que asegurarán su supervivencia[iv]. Lo que si parece inevitable -no digo lamentable- es que sus poblaciones quedarán definitivamente reducidas a grupos testimoniales, ya que parece difícil que vuelvan a ocupar un lugar preponderante como "animales de trabajo". Es por ello que su protección debe ser una preocupación constante de los animalistas.
Del cruce de asno y yegua se obtienen mulos, animales ordinariamente estériles, aunque en ciertas ocasiones las mulas pueden ser fecundadas por caballos o burros. Este híbrido, como animal de trabajo, tiene ciertas ventajas frente al caballo: es más fuerte, más resistente a las enfermedades y menos exigente en su alimentación.
Del cruce de caballo y burra se obtiene el burdégano, animal menor y menos poderoso que el mulo, pero más dócil. Mulos y burdéganos son también animales cuyas poblaciones han descendido alarmantemente -como no podía ser menos- y hasta donde yo sé, no se han iniciado acciones para conocer su situación real Como ejemplo cabe decir que en el Censo Pecuario de España de 1918, aparecían censados 1.232.234 mulos. Por ser híbridos, en tanto existan caballos y asnos su existencia está asegurada, pero no estaría de más mantener algunos ejemplares en las reservas asnales, para recreo de la vista y el espíritu de quienes amamos a los animales.
Asnos, mulos y burdéganos se han ganado fama de animales poco inteligentes, pero no olvidemos, que dicha fama se la ha adjudicado el hombre ¿No es precisamente su tozudez a obedecer al hombre una muestra de inteligencia? Sólo espero que estas breves notas ayuden a conocer mejor a unos animales a los que debemos buena parte de nuestro pasado.
NOTAS:
[i] (1) Miguel A. García Dory, Silvio Martínez Vicente y Fernando Orozco Piñán. Guía de campo de las razas autóctonas de España.
[ii] (2) Pedro Moyano y Moyano y José Rueda y Vilanova. Tratado de Ganadería.
[iii] (3) Sánchez Belda. La raza caballar menorquina.
[iv] (4) Asociación para el fomento de la raza asnal catalana (Barcelona). Asociación para la defensa del borrico (mantiene un "santuario" de asnos en Rute). Diputación Provincial de Zamora (mantiene un programa de conservación de la raza zamorano-leonesa). Centro Nacional de Selección y Reproducción Animal de Valdepeñas (conserva un lote de asnos zomorano-leoneses). Reserva de Sementales del Ejército en Cordovilia la Real (mantiene un lote de asnos catalanes). Centro de Reproducción de Badajoz (mantiene un lote de asnos andaluces). Reserva Natural de Monfragüe mantiene algunos ejemplares de asnos andaluces). Universidad de Córdoba (trabaja en un inventario de asnos andaluces).